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Muchos de los católicos actualmente son conversos, incluyendo aquí, sobre todo, al gran grupo de bautizados que abandonó la fe por un largo tiempo, debido al fuerte ataque maligno que estamos sufriendo, y posteriormente se ha reencontrado con ella. Y en ese interregno, seguramente haya hecho algunas cosas relacionadas con el mal, que van a adquirir su real significado y podrán comprenderse, cuando la persona se encuentre con Cristo nuevamente.
Traemos aquí el testimonio de Jennifer Fulwiler, una conversa, que narra su contacto con la ouija y explica que muchos experimentan con esa herramienta de invocación a los espíritus, en la búsqueda de experiencias emocionantes.
Justo antes del Año Nuevo durante mi segundo año en la escuela secundaria, mi mejor amiga y yo trajimos su viejo tablero de Ouija. Cuando le sacó el polvo con la palma de la mano y lo colocó en el suelo, delante de nosotras, ella me contó con gran énfasis una serie de normas que se suponía debía seguir antes de poner las manos en la tablita. Podría haber algo real aquí, insistió, por lo que era importante abordar esta actividad con respeto.
Yo me enorgullecía de ser una pura atea materialista – nunca toqué madera para desactivar males, evité la apertura de paraguas dentro de la casa, tiré sal sobre mi hombro, o participé en actividades otras supersticiosas “por si acaso”, por lo que esta era una oportunidad para mí para demostrar mi adhesión estricta a mi sistema de creencias.
¡Ninguna advertencia sobre espíritus malévolos podía asustarme! Confiada en que esto aseguraría mi lugar como la más racional de 16 años en el universo, demostré mi no superstición haciendo una gran broma sobre todo el asunto. Para gran preocupación de mi amiga, me burlaba de los supuestos espíritus, denunciaba toda la actividad como tonta, y a mi manera de no observaba las pequeñas formalidades como decir “break” antes de que nos detuviéramos.
Cuando colocamos nuestras manos en la tablita, me sorprendió cuando se movió sin ningún esfuerzo de mi parte. Rápidamente me encogí de hombros, asumiendo que su deslizamiento a través del tablero se debió a las acciones de mi amiga, o a nuestros deseos subconscientes colectivos para que algo interesante sucediera.
Tarde en la noche, probablemente alrededor de media hora después de la medianoche, las cosas más extrañas ocurrieron que mi amiga atribuyó al contacto con los espíritus. Empecé a hacer un comentario despectivo hacia este ser que se suponía de otro mundo, pero fue interrumpido cuando el silencio de la casa fue destrozado por el sonido estridente del teléfono en la habitación contigua. Las dos dimos un salto, y mi corazón latió tan rápido que me sentí mareada. ¿Quién demonios llama a esta hora?
Nos lanzamos a la otra habitación, una oficina de la casa rara vez utilizada, y mi amiga cogió el teléfono. Se detuvo en una sílaba de la palabra “hola”, hizo una pausa, y colgó. Era sólo el tono de dial. Cogí el teléfono y lo di vuelta para apagar el timbre y casi lo dejó caer sobre la mesa cuando vi que el timbre ya estaba ya apagado.
Unas semanas más tarde, decidimos jugar con la tablilla de nuevo, así que mi amiga la trajo a mi casa. Nosotras nunca llegamos a jugar con alla, y supuse que se la llevó de vuelta a su casa. Entonces, una noche alrededor de las tres de la mañana, me desperté de un profundo sueño para oír un sonido de pelea violenta a la derecha de mi cama. Me imaginé que era el gato “luchando” con uno de mis animales de peluche, y me molestó ya que sonaba como si lo estuviera los destruyendo completamente. Hice clic en una lámpara y me tiré sobre la cama para espantarlo lejos… pero sólo vio un montón inmóvil de animales de peluche y almohadas decorativas en el suelo. Mi piel se erizó con sudor frío cuando vi algo por el rabillo de mi ojo: mi gato, profundamente dormido a los pies de mi cama.
Con mi mano temblorosa, poco a poco retiré cada elemento de la pila junto a mi cama. Y en el piso debajo de ella estaba el tablero Ouija.
El resto de ese año fue horrible. Yo estuve involucrada en varios accidentes de coche y algunas cosas malas, pero lo peor de todo era que yo estaba sumida en un extraño tipo de depresión. Yo había experimentado episodios de depresión antes, pero ésta era diferente. Era una incapacidad para ser completamente feliz, sí, pero había algo más oscuro. Era unconstante sentido de fatalidad, un miedo que me infectaba a un nivel molecular – aunque no sabía miedo de qué. También me vino como una racha odio virulento, que sacaba fuera las peores y más extrañas respuestas (en mi mente, aunque no siempre las hablaba) ante las provocaciones más insignificantes. No era como si yo experimentara una versión infeliz de mí, sino que era como si yo misma hubiera sido atada y encerrada en un sótano en algún lugar, y mi cuerpo fuera una casa encantada abandonada.
Durante años había mantenido obstinadamente la idea de que no había nada en el tablero de la Ouija. Aun cuando por primera vez llegué a creer en Dios, yo todavía sentía la idea de que no podía haber algo peligroso en jugar con un juguete de cartón que la mamá de mi amiga compró en Target. Pero en realidad empecé a leer la Biblia, y vi cómo a menudo incluso el Nuevo Testamento hablaba acerca de los malos espíritus y sus poderes. Miré la historia del mundo y comencé a ver el trabajo de una fuerza inteligente maligna, su presencia era tan fuerte que me preguntaba cómo podría haberlo pasado por alto. Aprendí más sobre la realidad de las fuerzas sobrenaturales buenas y malas, y la importancia de saber distinguir una de la otra. Y cuando me acordé de mi experiencia con la ouija, vi que a pesar que la “herramienta” que había utilizado podía haber llegado en forma de un juego de mesa 20 dólares, yo había participado en un evento cuyo objetivo era convocar a los espíritus indiscriminadamente – no importaba si eran buenos o malos, el objetivo era nuestra propia diversión. Y cuando miré hacia atrás sobre mis experiencias en los meses posteriores al juego con el tablero de Ouija, me di cuenta de que tenía todos los signos de un grave ataque espiritual.
Somos tan adictos a nuestras propias experiencias positivas de alegría y felicidad que si vivimos con alegría a Cristo más de lo que lo hacemos, casi inevitablemente llegamos a amar a nuestra experiencia de Cristo más que a Cristo mismo.
Aquí se está hablando de los peligros de la adoración de sensaciones positivas que surgen del contacto con Dios en lugar de a Dios mismo, pero creo que el otro lado también es cierto: se puede terminar cooperando con el mal sin querer, cuando nos acercamos al reino espiritual por nuestras propias experiencias como nuestra primera prioridad.
Creo que la razón por la que las incursiones en el ocultismo han tenido un atractivo cada vez mayor en las últimas décadas es simplemente porque la gente se aburre, y anhela distracciones interesantes. El Espíritu Santo habla con una voz apacible, pequeña, y Dios no hace que cosas tan interesantes sucedan como un mago de salón. Usted probablemente pueda recoger historias más emocionantes mientras incursiona en lo oculto de lo que podría mientras está llevando su cruz detrás de Cristo. Como decimos en nuestras promesas bautismales, el mal tiene un cierto “glamour” hueco, que una vida fiel a Dios no.
Últimamente he estado en otro de mis muchos períodos de sequía espiritual, y a veces me resulta frustrante que no haya tenido experiencias increíbles durante la oración como tuve en el pasado. Pero mi experiencia de la escuela secundaria, sirve como una advertencia para no fijarme tanto en si yo personalmente estoy entretenida en mi vida de oración. No podría ir todo el camino pensando en un tablero de Ouija y la canalización de espíritus si mi lectura de los Evangelios sigue siendo seca, porque me acuerdo que la búsqueda de glamour espiritual siempre lleva por un camino peligroso.
Fuentes: Jennifer Fulwiler para Conversion Diary, Signos de estos Tiempos
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