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Ora todos los días muchas veces: "Jesús, María, os amo, salvad las almas".

El Corazón de Jesús se encuentra hoy Locamente Enamorado de vosotros en el Sagrario. ¡Y quiero correspondencia! (Anda, Vayamos prontamente al Sagrario que nos está llamando el mismo Dios).

ESTEMOS SIEMPRE A FAVOR DE NUESTRO PAPA FRANCISCO, ÉL PERTENECE A LA IGLESIA DE CRISTO, LO GUÍA EL ESPÍRITU SANTO.

Las cinco piedritas (son las cinco que se enseñan en los grupos de oración de Medjugorje y en la devoción a la Virgen de la Paz) son:

1- Orar con el corazón el Santo Rosario
2- La Eucaristía diaria
3- La confesión
4- Ayuno
5- Leer la Biblia.

REZA EL ROSARIO, Y EL MAL NO TE ALCANZARÁ...
"Hija, el rezo del Santo Rosario es el rezo preferido por Mí.
Es el arma que aleja al maligno. Es el arma que la Madre da a los hijos, para que se defiendan del mal."

-PADRE PÍO-

Madre querida acógeme en tu regazo, cúbreme con tu manto protector y con ese dulce cariño que nos tienes a tus hijos aleja de mí las trampas del enemigo, e intercede intensamente para impedir que sus astucias me hagan caer. A Ti me confío y en tu intercesión espero. Amén

Oración por los cristianos perseguidos

Padre nuestro, Padre misericordioso y lleno de amor, mira a tus hijos e hijas que a causa de la fe en tu Santo Nombre sufren persecución y discriminación en Irak, Siria, Kenia, Nigeria y tantos lugares del mundo.

Que tu Santo Espíritu les colme con su fuerza en los momentos más difíciles de perseverar en la fe.Que les haga capaces de perdonar a los que les oprimen.Que les llene de esperanza para que puedan vivir su fe con alegría y libertad. Que María, Auxiliadora y Reina de la Paz interceda por ellos y les guie por el camino de santidad.

Padre Celestial, que el ejemplo de nuestros hermanos perseguidos aumente nuestro compromiso cristiano, que nos haga más fervorosos y agradecidos por el don de la fe. Abre, Señor, nuestros corazones para que con generosidad sepamos llevarles el apoyo y mostrarles nuestra solidaridad. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

jueves, 29 de noviembre de 2012

Philippe Ariño, un homosexual que apoya a la Iglesia contra el matrimonio gay


Es católico y profesor de español

Ha escrito varios libros proponiendo la vida de continencia y castidad e intensifica su campaña tras el proyecto de François Hollande.
Actualizado 28 noviembre 2012 
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C.L. / ReL  
En Francia, relevantes miembros de la comunidad homosexual se están rebelando contra la dictadura que ejerce en los medios del lobby LGTB, imponiendo un pensamiento único que no representa a todos en lo que concierne al "matrimonio" gay. En la reciente manifestación celebrada en París contra el proyecto del presidente François Hollande estuvo el líder gay Xavier Bongibault, y recientemente se ha publicado una nueva obra de Philippe Ariño: La homosexualité en verité [La homosexualidad de verdad], donde, afirma, "rompe por fin el tabú".

Experto en códigos homosexualesDe 32 años y profesor de español, Philippe Ariñoes un escritor homosexual bien conocido en Francia por un libro en particular, un Diccionario de códigos homosexuales en dos volúmenes, y también por otros dos libros en torno a "la pareja homosexual, más allá del bien y del mal", tanto en perspectiva íntima como social.

El objetivo de estos cuatro trabajos, que datan de 2008, es siempre definir la naturaleza y las causas del deseo homosexual, y sus consecuencias personales y sociales. Ha escrito una obra de teatro, colabora con sus artículos en diversos medios y dirige además unprograma de radio destinado a la comunidad gay. Se ha tomado el curso 2002-03 como año sabático para promocionar sus obras y difundir su pensamiento.

El error de confundir las cosasAriño se ha posicionado con claridad contra la consideración de las parejas de gays o lesbianas como matrimonio. En su última entrevista, concedida al semanario Famille Chrétienne [Familia Cristiana], le dice con rotundidad al socialista François Hollande: "¡Por favor, ahórrenos esta ley!".

¿Cuáles son sus razones? Según explica en L´homosexualité en verité, su principio antropológico es que la única división fundadora entre los seres humanos es la diferencia de sexos. Por tanto, no existen en sentido estricto ni la homosexualidad ni la heterosexualidad, que son sólo construcciones semánticas que se transforman en construcciones ideológicas con consecuencias sociales de las cuales la última es la pretensión de equiparación con la familia natural.

Ariño recuerda que la palabra homosexualidad sólo existe desde 1869 para designar una bisexualidad de corte libertino, y la palabra heterosexualidad nace en 1890 para designar un "hemafroditismo psíquico" liberador de una sexualidad normativa en aras del amor libre. Rechaza que la homosexualidad sea una "enfermedad": en su opinión, lo que llamamos cone sa palabra es una sensibilidad especial y un "deseo herido".

A favor de la posición de la IglesiaAriño es católico y explica que él canaliza ese deseo y lo sublima ofreciéndolo a Dios viviendo en castidad. La sexualidad no es la genitalidad, y en ese sentido aplaude que la Iglesia haya distinguido siempre entre las tendencias y los actos.

En un artículo publicado en su página web, Ariño considera "absurda" la "oposición" y la "confusión" que algunos intentan promover para presentar a la Iglesia como contraria a los homosexuales, y lamenta que esa incompresión lleve a muchos artistas gays a producir obras que caen directamente en la blasfemia, y a buena parte de esa comunidad a incurrir continuamente en la provocación agresiva.

"La Iglesia católica nunca ha dicho que las personas homosexuales sean pecadoras por ser homosexuales. Al contrario, está deseosa de acoger a las personas que se dicen homosexuales, y distingue tanto entre los actos y las personas, como entre los individuos y sus deseos superficiales", dice.

"Diferenciar entre el ser y el hacer es reconocer la existencia de nuestra libertad, nos salva de negarnos y diabolizarnos a nosotros mismos", continúa: "Sin duda somos siempre reflejo de nuestros actos y responsables de ellos. Pero a los ojos del amor y de la fe, un hombre siempre es más grande que los pecados que comete, por graves y vergonzosos que sean. Para la Iglesia católica, lo que cuentan sobre todo son las personas. Creo que tiene toda la razón del mundo al diferenciar entre la práctica sexual y la identidad sexual: es su empeño en señalar esa frontera el que define el vínculo entre fe y homosexualidad, el que le dice a las personas homosexuales que tienen un lugar en la Iglesia en cuanto hombres donde late un deseo homosexual real y reconocido como tal. La Iglesia no pretende cambiarlas, sólo les pide que pongan su identidad más profunda como hijos de Diospor delante de su identidad secundaria como personas homosexuales".

Las ideas de Philippe Ariño están suscitando un amplio debate tanto en ámbitos cristianos como, en la medida en que no son silenciadas por el lobby LGTB, en la comunidad homosexual, convirtiéndole en un autor de referencia en un momento álgido de polémica en Francia.

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