LA HIGUERA ESTERIL
Lc. 13, 6-9
6 Les dijo también esta parábola: «Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y nos encontró.
7 Dijo entonces al viñador: "Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y nos encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?".
8 Pero él respondió: "Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré.
9 Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás"».
LOS PRIMEROS PUESTOS EN LA BODA
Lc. 14, 7-14
7 Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola:
8 «Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú,
9 y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: "Déjale el sitio", y así, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar.
10 Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: "Amigo, acércate más", y así quedarás bien delante de todos los invitados.
11 Porque todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado».
12 Después dijo al que lo había invitado: «Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa.
13 Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos.
14 ¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!».
INVITADOS QUE NO ACUDEN AL BANQUETE
Lc. 14, 16-24
16 Jesús le respondió: «Un hombre preparó un gran banquete y convidó a mucha gente.
17 A la hora de cenar, mandó a su sirviente que dijera a los invitados: «Vengan, todo está preparado».
18 Pero todos, sin excepción, empezaron a excusarse. El primero le dijo: "Acabo de comprar un campo y tengo que ir a verlo. Te ruego me disculpes".
19 El segundo dijo: "He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos. Te ruego me disculpes"
20 Y un tercero respondió: "Acabo de casarme y por esa razón no puedo ir".
21 A su regreso, el sirviente contó todo esto al dueño de casa, este, irritado, le dijo: "Recorre en seguida las plazas y las calles de la ciudad, y trae aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los paralíticos".
22 Volvió el sirviente y dijo: "Señor, tus órdenes se han cumplido y aún sobra lugar".
23 El señor le respondió: "Ve a los caminos y a lo largo de los cercos, e insiste a la gente para que entre, de manera que se llene mi casa.
24 Porque les aseguro que ninguno de los que antes fueron invitados ha de probar mi cena"».
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