Las almas del Purgatorio le dicen a la alemana
María Simma que el pecado por el cual tienen que sufrir más, tanto los vivos
como ellas, es por la Comunión en la mano. Simma relata el siguiente caso al
responder a esta pregunta:
¿Han dicho las almas algo acerca de los “ministros de la
Eucaristía”?
Sí. En condiciones normales, solamente las manos consagradas de
los sacerdotes pueden distribuir la Comunión. La Ley de la Iglesia dice que
debe hacerse así salvo que haya “circunstancias
extraordinarias”, como ser que el sacerdote estuviera en reposo.
“Extraordinarias” no se refiere a la diferencia entre
que los fieles deban esperar dos minutos en lugar de diez para recibir la
Comunión. Siempre debemos prepararnos en oración para recibir a Jesús, y las
personas o sacerdotes que insisten en hacer todo lo más rápido posible no saben
el privilegio enorme y la fuente de gracias y de protección que obtenemos al
recibir a Jesús.
Si alguien necesita pruebas de que los
ministros de la Eucaristía, en la forma apresurada en que se los consagra hoy
día, el hecho de que no se encuentran entre los deseos de Dios puedo contar la
siguiente historia sobre algo que ocurrió muy cerca de aquí hace poco tiempo.
Falleció un día una mujer que repartía la Comunión y
que guiaba a muchas otras mujeres a que obraran igual. No la conocía bien, pero
había escuchado mucho acerca de ella. Antes del funeral, el cajón estaba
abierto para que se despidiera la familia y los amigos. Pasada cierta hora
predeterminada se cerró el cajón. Pero antes de que hubiera transcurrido una
hora, un pariente cercano llegó tarde y le pidió al sacerdote a cargo que por
favor lo abriera brevemente para poder despedirse de la difunta al igual que el
resto. El sacerdote cedió y con una o dos personas presentes, levantó la tapa y
miró adentro. El pequeño grupo vio algo que no era lo que habían visto un rato
antes. Las manos de la mujer se habían vuelto de color negro. Este signo, para
mí, como para el resto, fue la confirmación de Dios de que las manos no
consagradas no pueden distribuir a Jesús durante la Comunión.
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