29-01-2002
Jesús: Os dicen: “Creéis que con vosotros está la verdad, os creéis los dueños y los perfectos en todo”, y Yo os digo: ¿cómo no lo van a creer si es cierto? ¿Pueden estar tristes si el Esposo está con ellos?417 ¿Puede equipararse un matrimonio según Cristo a otro que no lo es?418 ¿Puede una persona ser feliz en su vida si no ha conocido a Cristo? Miren ustedes que no. Eso no puede darse. Otra cosa será sucedáneos de alegría, convencimiento propio de que se vive en plenitud. Pero todos los días se tienen muestras palpables de que así no es porque no tienes a Cristo, porque el Esposo no está contigo. ¿A qué mentir? No te engañes ni engañéis: si contigo no está Cristo, tú no puedes encontrar la plenitud de vida, por mucho que te afanes en encontrarla y en cultivarte a ti mismo, las virtudes del yo. El yo, por él mismo no es nada, es vacuidad, vanidad de vanidades, todo es vanidad.419 Vosotros decid con seguridad: No. Rotundamente no se puede ser feliz sin haber encontrado a Cristo, y quien diga otra cosa, miente. Lo que Cristo ofrece en su Vida de plenitud no se puede comparar a nada de lo que ofrecen otros dones de la tierra. Tu marido, tu mismo marido o mujer, nunca, nunca te podrá dar lo que te ha dado Cristo. Nunca podrá rescatarte ni morir por ti. No podrá redimirte. No se hace trizas en tu boca para que tú lo comas y vivas de él. No va a morir en una Cruz por ti. Cristo sí, Cristo sí lo ha hecho y lo hará, y lo haría cientos de veces por ti si hiciera falta, si con una no te fuera suficiente; lo que pasa que su Muerte tiene valor infinito, pero El estaría dispuesto a ir todos los días al suplicio, y suplicio renovado por ti, si con eso consigue tu amor.
¿A qué compararás el Amor de Cristo? Hermana,420 amiga, mira que no puedes compararlo a nada, porque nada hay en la tierra que se preste a similitud. Nada. A nada. ¡Qué plenitud de vida y felicidad vivir en Cristo y dejarse cambiar por El! Qué dicha sin término, qué placeres sin fin. ¿A qué lo compararás? Un hombre, hermana, amiga, un hombre solo no te puede dar la dicha y felicidad que te aporta Cristo. No puede, es limitado. Pero, ¿cuántos son los que viven en Cristo? En verdad, en espíritu y en verdad, ¿cuántos? Contados los tengo con los dedos de la Mano. ¿Y no quieres tú pasar a engrosar esas filas para que ya no quepan los que me aman en mi Mano y puedan pasar a mi Corazón? ¿No lo quieres tú? ¿No te parece suficientemente grande y hermoso mi Camino? Perdona que te diga, hijo, si es así, entonces es porque no lo conoces. ¡Ven!, ven a conocerme, ¡ven!, penetra en mi Amor, da paso a mi interior ¡ven! Búscame aquí, en la Biblia, ¡ven!, búscame en mi Casa, búscame en mi Templo, ven a mi Casa, la Iglesia, reconcíliate con Ella, la Esposa sin mancha, y participa a pleno de la vida de la Gracia: ¡Vive en Mí! Entonces, y con razón podrás decir: No conocía yo este Camino, esto es la dicha, la plenitud, a esto quiero llamar a otros, esto es lo que quiero dar a conocer para que ya no sólo yo, sino todos los hombres puedan llegar a ser felices. ¡Esto es!, ¡aquí está la dicha!, ¡aquí el Amor!, el Verdadero Amor. Aquí me quedo. Aquí establezco mi morada. Con El quiero vivir, con Cristo quiero vivir y también morir.
417 Cfr. Mt 9,14s.
418 En el Programa de Radio llamó una señora diciendo que ella, católica, había sido muy feliz con su marido que era agnóstico.
419 Cfr. Qo 1,2.
420 Todo el rato está hablando al alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario