Y en el video inferior una joven periodista acompaña a los asistentes a una manifestación a favor de la sharia.

Y numerosos templos cristianos (en este caso anglicanos) acaban convertidos en almacenes, espacios de ocio municipales o incluso discotecas, mientras crece el número de mezquitas.


El Centro Jurídico Cristiano, una organización inglesa para la defensa de los cristianos en la vida pública, ha denunciado los problemas que están teniendo varias iglesias británicas por las denuncias de vecinos musulmanes para que no emitan ningún tipo de sonido en los cultos de los domingos. Se silencian campanas por no ser ‘de todos’.
España, camino de igualar al resto de países

En España hay más de 1.400 templos islámicos y detrás de la mayoría de ellos -tal y como sucede en otros países europeos- está la mano de Arabia Saudí. La policía cree que hasta 800 mezquitas pueden ser focos yihadistas.

Junto a Arabia Saudí y su Liga del Mundo Islámico, la más generosa de las monarquías árabes es Kuwait. La monarquía del Golfo Pérsico ha financiado a través de la Sociedad para el Renacer de la Herencia Islámica la construcción de las mezquitas de Reus y Torredembarra (Tarragona).

Los islamistas y Podemos tienen la Mezquita de Córdoba en el punto de mira

Qatar, por su parte, financia a la Liga Islámica para el Diálogo y la Convivencia, la rama en España de los Hermanos Musulmanes de Siria, es decir, los rebeldes que se alzaron en armas contra el presidente Al Assad en Siria.

Uno de los conflictos más recientes a nivel religioso está en la Catedral de Córdoba, donde ciertos grupos izquierdistas y musulmanes quieren que se le expropie a la Iglesia a favor del culto islámico. Detrás, los islamistas y la izquierda radical, Podemos.

Pero fuera del ámbito de los templos o lugares de culto, la antigua Europa está dejando de ser socialmente cristiana. Manifestaciones públicas tales como llevar cadenas con crucifijos o la aparición de símbolos cristianos en la publicidad empieza a estar tan perseguido como exhibir estrellas de David en la Alemania hitleriana.

Se multiplican los ejemplos. Desde la prohibición a una azafata de British Airways de llevar el crucifijo o, más recientes, las cadenas de supermercado Lidl y Carrefour que han eliminado las cruces de Santorini, la conocida isla helena, en sus productos relacionados con Grecia, como el yogurt.

Yogur griego Carrefour donde se eliminan las cruces.

En el mundo del fútbol, la noticia de que el Real Madrid eliminaría su cruz del escudo para ampliar su mercado en Asia y Oriente Medio creó un gran revuelo.
Vientres de las mujeres, arma contra Occidente

Esta reconquista al revés, del islamismo sobre el cristianismo, va ligada directamente a la guerra demográfica que, directa o indirectamente, ha declarado el islam a Europa. Esa es la clave, el factor número uno, que explica muchos de los conflictos religiosos que se están dando en el Viejo Continente.

Años de descenso en la natalidad europea pero de aumento en la extranjera han servido para que se empiece a hablar de ‘sustitución demográfica’.

Según estimaciones, la población musulmana aumentará en España un 82 por ciento hasta 2030 y para 2040 se espera que los nacimientos de musulmanes superen a los de los cristianos.



Ya avisaron Erdogan y Gaddafi sobre la conquista de Europa a través de la inmigración y la natalidad.

Ya avisaron Gaddafi y Erdogan. El líder libio con su famosa alusión a los “vientres de nuestras mujeres” como arma que iba a decidir el futuro de Europa.

Y el presidente turco, a raíz de la crisis de refugiados y las tensiones con la Unión Europea, cuando dijo que “Las mezquitas son nuestros cuarteles; los alminares, nuestras bayonetas, y los fieles, nuestros soldados. Gracias a vuestras leyes democráticas, os invadiremos. Gracias a nuestras leyes religiosas, os dominaremos”.


El 12,4% de los habitantes de Londres es musulmán y la población islámica creció de 1,5 millones en 2001 a 2,7 en 2011

Ante este tipo de declaraciones es difícil entender que haya alguien que siga justificando estas políticas migratorias. ‘El que avisa no es traidor’ y ‘No hay mayor ciego que el que no quiere ver’ son dos dichos de la sabiduría popular que encajan perfectamente.

Entre unos y otros están consiguiendo esa inversión demográfica. El 12,4% de los habitantes de Londres es musulmán y la población islámica creció de 1,5 millones en 2001 a 2,7 en 2011. Actualmente el porcentaje de musulmanes en Inglaterra y Gales es del 5%.

Como dice Antonio Hualde en Actuall, “musulmanes de Francia, España, Bélgica o Reino Unido -países todos ellos golpeados por el terrorismo islamista- piensan que tienen derecho a todo lo anterior [favoritismos estatales] y también a una buena casa, un buen coche y un buen puesto de trabajo.

Si no es así, entonces Occidente es culpable. Y xenófobo. Resulta complicado acceder a foros islámicos -que no islamistas- sin saber árabe, aunque alguno hay. En todos ellos se aprecia una pauta común: cero autocrítica, y un enorme resquemor de quienes viven entre nosotros, odiándonos”.

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