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domingo, 3 de abril de 2011

«Yo te amo con un amor infinito>.


3 de abril - Italia. Nuestra Señora de la Cruz (1490)

Te amo con un amor infinito


Después de haber descrito los sufrimientos de Cristo, María le dijo a Santa Brígida: « He aquí lo que mi Hijo ha sobrellevado por ti» y la santa escuchó la voz del Crucificado: «Yo te amo con un amor infinito. Antes que privarme de tu alma, soportaría mi muerte y mi pasión por ti sola.»

Santa Brígida de Suecia
Libro de las Revelaciones

Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amen.




4 de abril - Francisco de Fátima (+ 1919)

¡He aquí a tu madre!


María era no sólo la que « avanzó en la peregrinación de la fe » y guardó fielmente su unión con el Hijo « hasta la Cruz », sino también la « esclava del Señor », entregada por su Hijo como madre a la Iglesia naciente: « He aquí a tu madre ». Así empezó a formarse una relación especial entre esta Madre y la Iglesia. En efecto, la Iglesia naciente era fruto de la Cruz y de la resurrección de su Hijo.

María, que desde el principio se había entregado sin reservas a la persona y obra de su Hijo, no podía dejar de volcar sobre la Iglesia esta entrega suya materna. Después de la ascensión del Hijo, su maternidad permanece en la Iglesia como mediación materna; intercediendo por todos sus hijos, la madre coopera en la acción salvífica del Hijo, Redentor del mundo.

Juan-Pablo II
Redemptoris Mater n°40

Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amen.




5 de abril - Alemania. Ingolstadt. Aparición al Padre Jakob Rem (1604 )

La compasión de la santa Virgen (I)


Ella es la Eva de la nueva alianza, y la madre común de todos los fieles, pero tuvo que costarle la muerte de su hijo, tuvo que unirse al Padre eterno, y que de común acuerdo hayan entregado al Hijo al suplicio.

Por eso la Providencia la llama al pie de la Cruz. Y ella ahí está para inmolar a su Hijo verdadero; que El muera para que los hombres vivan. Ella ahí llega para recibir sus nuevos hijos: Mujer, le dice Jesús, he aquí a tu hijo.

¡Qué concepción tan dolorosa! ¡Qué creación la que se le asigna! Y cuáles son sus sentimientos, cuando escucha la voz moribunda del último adiós de su hijo. No, yo no temo asegurar que de todos los dolores que atraviesan su alma, éste es sin duda inmensurable.

Jacques-Bénigne Bossuet (1627 - 1704)

Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amen.
6 abril

La compasión de la santa Virgen (II)


Hermanos, no veis cómo ella se pone cerca de la cruz, y con qué ojos ve a su Hijo todo desangrado, todo cubierto de heridas, que ya no tiene el rostro de un hombre?

Esa mirada le da la muerte: si ella se acerca a ese hotel, es porque ahí quiere ser inmolada, y es ahí donde siente el golpe de la espada cortante, que según la profecía de Simeón debía desgarrar sus entrañas y traspasar su corazón maternal de heridas crueles sin cuenta.

Ella está cerca de su Hijo, no tanto por la cercanía del cuerpo, sino por la asociación del dolor: Stabat juxta crucem: se queda junto a la cruz, porque la Madre lleva la cruz de su Hijo con un dolor tan grande, mayor que el de todos los otros.

Jacques-Bénigne Bossuet (1627 - 1704)

Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amen.

7 de abril -

La compasión de la santa Virgen (III)


El Padre y el Hijo comparten en la eternidad una misma gloria, la Madre y el Hijo comparten a través del tiempo los mismos sufrimientos.

El Padre y el Hijo fuente del mismo placer, la Madre y el Hijo un mismo torrente de amargura, el Padre y el Hijo el mismo trono, la Madre y el Hijo la misma cruz.

Si le traspasan el cráneo con una corona de espinas, María es atravesada por todas las puntas, si le ofrecen hiel y vinagre, María bebe la amargura, si clavan su cuerpo a una cruz, María vive todo el sufrimiento. ¿Qué hace posible todo esto, si no es su amor?

Jacques-Bénigne Bossuet (1627 - 1704)

Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amen.



8 de abril -

La compasión de la santa Virgen (IV)


He aquí a María al pie de la cruz, que se arranca el corazón por liberar de la muerte a su Hijo único: ofreciéndolo otra vez, pues no ha dejado de ofrecerlo desde que Simeón le predijo, por mandato de Dios, las extrañas contradicciones que debería sufrir.

Desde entonces, lo ha ofrecido en todos los momentos de su vida. Y la oblación termina en la cruz. ¿Con qué resignación? Es imposible explicarlo: juzgad vosotros mismos por el Evangelio y por su comportamiento en lo que ha de seguir.

Jacques-Bénigne Bossuet (1627 - 1704)

Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amen.




9 de abril - Rusia. Santa Virgen Emperatriz

La compasión de la santa Virgen (V)


Aquí se nos hace comprender los alumbramientos de María: ella da a luz a Jesucristo y a los fieles; es decir, al inocente y a los pecadores: al inocente lo da a luz sin pena: pero el parto de los pecadores es necesario que sea en medio de lamentos y dolores. Si nos detenemos a reflexionar, entenderíamos el precio que debió pagar. Le ha costado su Hijo único. Para ser la madre de los cristianos, tuvo que entregarle su Hijo Amado a la muerte: ¡Qué dolorosa fecundidad!

Jacques-Bénigne Bossuet (1627 - 1704)

Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amen.

MARIA DE NAZARETH

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