Según el Papa, la sociedad moderna padece el fenómeno de la “secularización”, un proceso caracterizado por el destierro del sentido espiritual de la vida diaria de las personas y que ha dejado “pesadas huellas” en los países de histórica tradición cristiana.
Lun, 30/05/2011 - 09:03 Milenio.com
Ciudad del Vaticano, .- El Papa expresó hoy su preocupación por el aumento en el número de fieles que desean pertenecer a la Iglesia pero tienen una mentalidad contraria a los valores católicos y viven en una sociedad que margina a Dios.
Benedicto XVI recibió, durante una audiencia en el Palacio Apostólico de Roma, a los asistentes a la asamblea plenaria del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, el organismo del Vaticano encargado de revivir el catolicismo en el mundo occidental.
Según el Papa, la sociedad moderna padece el fenómeno de la “secularización”, un proceso caracterizado por el destierro del sentido espiritual de la vida diaria de las personas y que ha dejado “pesadas huellas” en los países de histórica tradición cristiana.
“En los decenios pasados era posible reencontrar un general sentido cristiano que unificaba el sentir común de generaciones enteras. Hoy, por desgracia, se asiste al drama de la fragmentariedad que no permite tener una referencia unificadora”, dijo.
“La crisis que se experimenta –agregó- lleva consigo rasgos de exclusión de Dios de la vida de las personas, de una generalizada indiferencia hacia la misma fe cristiana, hasta el intento de marginarla de la vida pública”.
Constató que en la actualidad se verifica el fenómeno de personas que desean pertenecer a la Iglesia pero están “fuertemente plasmadas” por una visión de la vida en contraste con la fe.
Consideró que la “nueva evangelización” deberá hacerse cargo de encontrar los caminos para hacer mayormente eficaz el anuncio cristiano.
“A quien está ligado a las raíces cristianas, pero vive la difícil relación con la modernidad, es importante hacer comprender que el ser cristiano no es una especie de traje para vestir en privado o en particulares ocasiones, es una cosa viva y totalizadora”, estableció.
“En los decenios pasados era posible reencontrar un general sentido cristiano que unificaba el sentir común de generaciones enteras. Hoy, por desgracia, se asiste al drama de la fragmentariedad que no permite tener una referencia unificadora”, dijo.
“La crisis que se experimenta –agregó- lleva consigo rasgos de exclusión de Dios de la vida de las personas, de una generalizada indiferencia hacia la misma fe cristiana, hasta el intento de marginarla de la vida pública”.
Constató que en la actualidad se verifica el fenómeno de personas que desean pertenecer a la Iglesia pero están “fuertemente plasmadas” por una visión de la vida en contraste con la fe.
Consideró que la “nueva evangelización” deberá hacerse cargo de encontrar los caminos para hacer mayormente eficaz el anuncio cristiano.
“A quien está ligado a las raíces cristianas, pero vive la difícil relación con la modernidad, es importante hacer comprender que el ser cristiano no es una especie de traje para vestir en privado o en particulares ocasiones, es una cosa viva y totalizadora”, estableció.
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