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martes, 31 de mayo de 2011

PROMESAS DE DIOS

Cuando estés triste; yo secaré tus lágrimas.
Cuando tengas miedo; yo disiparé tus temores.
Cuando estés preocupado; yo te daré esperanzas.
Cuando estés confundido; yo te ayudaré a discernir.
Y cuando estés perdido, y no puedas ver la luz; Yo seré tu guía
brillando tan fuerte como nunca.
Cuando te parezca que nadie se preocupa por ti y que no puedes
encontrar amor; es el momento de echarte en mis brazos y encontrar
paz.
Cuando te desalientes y consideres que eres una calamidad; pon los
ojos en mi espléndida faz y contempla mi sonrisa. Recuerda que te
amo tal cual eres.
Cuando te desasosiegues o te contraríes, acude a Mí; Yo seré tu
compañero ideal.

No creas que nadie entiende las dificultades que
atraviesas. No es cierto: Yo siempre te comprendo. Tengo gran
interés por saber de ellas.

Anhelo remediarlas. Es entonces cuando
debes acudir a Mí y desahogarme tus conflictos, tus inquietudes,
pesares y desazones.

Yo te daré soluciones que disiparán toda esa ansiedad.
“¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o
persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
somos contados como ovejas de matadero.

Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de
aquel que nos amó.

Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni
la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente,
ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa
creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús
Señor nuestro”.


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