Hijo mío, a muchos de mis pequeños os digo con mucha pena y dolor en mi corazón de Madre que estáis en una posición de jueces y pensáis que vosotros podéis juzgar a vuestros hermanos y hermanas, y más aún, juzgáis a mi amada Iglesia quizás por un error o un tropiezo que haya cometido uno de mi
s Hijos Predilectos y salen a castigar y a hablar a todos aquellos que os quieran oír en contra de mi morada, y no podéis comprender que tenéis que saber separar lo que es la Iglesia y lo que es y son aquellos que hicieron los votos, quiénes son mis Hijos Predilectos, quiénes son apóstoles y están a cargo de los grandes rebaños, sobre ellos pesa una inmensa cruz en estos días por todos aquellos que se han separado de mi morada y levantaron nuevas religiones en la tierra en nombre de CRISTO JESÚS y se apartaron para buscar, muchos de ellos, poder y por su inmensa ambición fundaron iglesias o lugares donde se reúnen y hasta hicieron una nueva Biblia, y yo os preguntaría a cada uno de ellos, en qué se han basado, quién os la entregó, de dónde pudieron poner las palabras que allí se encuentran escritas, no lo comprendo porque en nuestro corazón no hay nada que pueda mancharlo, en nuestro corazón hay amor y pureza, hay entrega, y esa entrega es estar y compartir con cada uno de nuestros pequeños.
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