MENU

martes, 19 de julio de 2011

SANTA MARÍA MADRE DE LA IGLESIA. 15/07/2011


Hijo mío, a muchos de mis pequeños os digo con mucha pena y dolor en mi corazón de Madre que estáis en una posición de jueces y pensáis que vosotros podéis juzgar a vuestros hermanos y hermanas, y más aún, juzgáis a mi amada Iglesia quizás por un error o un tropiezo que haya cometido uno de mi
s Hijos Predilectos y salen a castigar y a hablar a todos aquellos que os quieran oír en contra de mi morada, y no podéis comprender que tenéis que saber separar lo que es la Iglesia y lo que es y son aquellos que hicieron los votos, quiénes son mis Hijos Predilectos, quiénes son apóstoles y están a cargo de los grandes rebaños, sobre ellos pesa una inmensa cruz en estos días por todos aquellos que se han separado de mi morada y levantaron nuevas religiones en la tierra en nombre de CRISTO JESÚS y se apartaron para buscar, muchos de ellos, poder y por su inmensa ambición fundaron iglesias o lugares donde se reúnen y hasta hicieron una nueva Biblia, y yo os preguntaría a cada uno de ellos, en qué se han basado, quién os la entregó, de dónde pudieron poner las palabras que allí se encuentran escritas, no lo comprendo porque en nuestro corazón no hay nada que pueda mancharlo, en nuestro corazón hay amor y pureza, hay entrega, y esa entrega es estar y compartir con cada uno de nuestros pequeños.
Por eso yo os pregunto, por qué atacáis despiadadamente a mi morada por un error de, quizás, un Hijo nuestro y no os fijáis en los miles que se encuentran junto a los que sufren, a los enfermos, aquellos que están en los lugares más apartados viviendo en total soledad, aquellos que comparten el único sustento de comida que tienen con todos aquellos que nada poseen, aquellos que cobijan en mi morada a todos los que no tienen un lugar donde estar y caminan evangelizando por montes y llanuras y van kilómetros desde un lugar a otro llevando la palabra, y con la palabra, la paz a muchos pueblos, y no pensáis en aquellos que son perseguidos y en muchos de ellos que están encarcelados y otros fueron ejecutados por los bárbaros, no, en eso no os fijáis, os fijáis en uno de mis Hijos, en vez de acercarse a él, hablarle y ayudarlo a comprender si se equivocó, no saltéis como lobos hambrientos sobre su persona, y no tranquilos con ello también saltan contra algo que no podéis comprender, que mi morada, la Iglesia, es Santa y los errores que puedan cometer mis hijos nada tienen que ver con mi morada ni con el amor y la luz divina de CRISTO JESÚS. Pero os digo a aquellos que siempre hablan y salen a gritar, por qué en vez de juzgar no os miráis hacia adentro cada uno de vosotros, por qué no os detenéis un instante y os daréis cuenta no tan sólo del mal que le estáis haciendo a vuestro Padre sino también a nuestra amada Iglesia, y con ella a todas mis criaturas, aquellas que se marcharon de al lado de vosotros por vuestras palabras y promesas que junto a cada uno de vosotros os guiaríais al gran encuentro con mi amado Hijo. Si os detuvierais un instante y pensarais lo que estáis haciendo, separando mi Iglesia, creo que os pondríais de rodillas llorando a pedirle perdón a CRISTO JESÚS por el mal que habéis cometido.

Hijos míos, quiero que comprendáis que hoy os hablo de esta manera para que recapacitéis y os deis cuenta que estáis cometiendo un sacrilegio, que estáis llevando adelante algo sagrado que no podéis hacerlo porque no estáis ordenados por vuestro Papa, y aparte ni siquiera lo reconocéis muchos de vosotros y no lo escucháis, por qué no os unen y habláis, por qué no buscáis entre todos el sendero verdadero y volvéis a mi morada, por qué no dejáis las ambiciones y os dais cuenta que de esta forma en la cual estáis actuado vosotros estáis desmembrando mi morada y haciendo perder a millones de almas en la inmensa oscuridad, no os dais cuenta que os dejasteis guiar y os gobierna el ángel desterrado para que vosotros llevéis a su encuentro a todos mis pequeños, para que sigan castigando a mis Hijos e Hijas Predilectas. Os ruego reflexionad, volved a la unidad, volved a mi morada, no estáis en el sendero justo, os habéis equivocado, y eso realmente hace sufrir a vuestro Padre, a mi Hijo y al Espíritu Santo y el dolor que atraviesa mi corazón no os lo puedo explicar con palabras porque no comprenderíais el inmenso dolor de ver cómo se pierden día a día más almas por muchos de vosotros, por querer ocupar un lugar que no es el vuestro y por no comprender y desvirtuar lo que en el LIBRO SAGRADO ESTÁ ESCRITO.
Os ruego desde mi corazón de Madre y con la más inmensa humildad y sencillez, os pido volved al encuentro en la Casa de vuestro Padre, que es vuestra Casa, y arrodillaos y pedidle perdón por todo el mal que habéis cometido, sabéis bien que vuestro Padre os perdonará porque Él es la fuente inagotable del amor y la pureza y desea ver a todos sus hijos junto a Él. No sigáis caminando por el sendero en el cual os encontráis, os repito, volved y no sigáis juzgando, no os creáis jueces, pequeños míos, volved al gran rebaño y volved al amor, la unidad, la paz, la armonía y la justicia y sed vosotros, junto a mis Hijos e Hijas, verdaderos misioneros de la palabra, pero de la verdadera palabra, la que encontraréis en el Libro Sagrado. Amén.

AVELLANEDA – PROVINCIA DE BUENOS AIRES – REPÚBLICA ARGENTINA
Para pedidos de oración de los miembros del Cenáculo SANTA MARÍA MADRE DE LA IGLESIA: www.lavozdesantamaria.com.ar
José Luis Belmonte

No hay comentarios:

Publicar un comentario