Día 09/12/2011
Benedicto XVI reafirmó ayer con toda seguridad que la Iglesia superará siempre todas las persecuciones, por lo que «la única amenaza que debe temer es el pecado de sus miembros», ya que si bien «la Iglesia es santa, al mismo tiempo está marcada por nuestros pecados». El Papa hizo estas consideraciones durante su emotiva plegaria ante la imagen de la Inmaculada Concepción de la Plaza de España, a la que presentó, como todos los años, una ofrenda floral. La simpática ceremonia, a la que asisten muchos romanos con sus niños pequeños, marca el comienzo de la temporada navideña en la Ciudad Eterna.
El Santo Padre, que llegó en un automóvil semidescubierto, dedicó su plegaria a comentar el enigmático pasaje del Apocalipsis que se refiere a «un signo grandioso en el cielo: una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y, sobre su cabeza, una corona de doce estrellas», las mismas que se ven en la aureola de la imagen o en la bandera de la UE, cuyo diseñador se inspiró en esas palabras.
Ante un sencillo reclinatorio instalado sobre los adoquines de la plaza justo delante de la Embajada española, el Papa comentó que la mujer «vestida de sol», es decir, de la gloria de la divinidad, es María, a cuyos pies está la luna, «símbolo de la muerte» que Jesucristo va a vencer, y cuya corona de doce estrellas simboliza «las doce tribus de Israel y todo el Pueblo de Dios, toda la comunión de los santos».
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