Sobre: Con un Padre así, Mis pequeños, no podéis temer nada y siendo Nuestro Dios, no debéis temer nada, vuestra respuesta solamente debe ser agradecimiento, docilidad y aceptación total a Su Voluntad.
(Lenguas…) Hijitos Míos, Soy vuestra Madre, la Siempre Virgen María. Nuestro Dios y Señor Me permite estar aquí con vosotros y con toda la humanidad, para llevaros por caminos seguros, para llevaros a vuestra salvación eterna. Momentos difíciles ya están a la puerta y se vendrán incrementando al tiempo por venir.
Será un año de cambios que deberéis tomarlos en agradecimiento, porque ya os lo ha dicho Nuestro Padre y Nuestro Dios, que deberéis tomarlo como purificación de vuestros pecados y para vuestro bien futuro.
Ciertamente el mal sabe lo que vendrá, satanás no quiere que las almas se salven, vosotros vinisteis a llevar una misión para la salvación de las almas y la restauración del Reino de Mi Hijo sobre la Tierra. Esa es la verdadera misión de los hijos de Dios, amar y dejar amor.
¿Pero qué tanto habéis hecho cada uno de vosotros?, porque ya se os ha dicho que seréis juzgados por el amor que dejasteis en la Tierra. Las almas, distraídas están, buscan otros intereses muy diferentes a los cuales vinisteis para cumplir con vuestra misión, misión Divina, porque es una misión a la cual prometisteis a Nuestro Padre y Nuestro Dios servirLe y cumplirla con amor, con obediencia, con respeto y poco de ello habéis hecho, Mis pequeños.
No estáis trabajando para vuestra misión y con esto, para aliviar la maldad que os rodea y preparar también a muchas almas a su salvación eterna. Ni vosotros mismos estáis preparados para vuestra salvación eterna. Una gran mayoría de vosotros, alejados estáis de vuestros deberes Divinos, que es el cumplimiento de los Mandamientos de la Ley de Nuestro Dios.
Al contrario, mucho mal estáis cometiendo y con ello os habéis vuelto francamente seguidores de satanás. Como hijos Míos, Me da vergüenza y pena aceptar esta situación. No os imagináis lo que vuestro Dios y Señor os ama y Yo también, Mis pequeños. Tanto que se os ha dado con el don de la vida, con los cuidados que se os han prodigado para vuestro crecimiento físico y espiritual. Tanto que habéis tenido a lo largo de vuestra vida y Le pagáis así a Nuestro Dios que tanto Nos da con todo Su Corazón. Le pagáis convirtiéndoos en ser otros demonios, tratando de destruir lo que Él tanto os ha dado con Amor.
Ciertamente hay mucha maldad en vuestro corazón y todo esto tiene que ser purificado, Mis pequeños, no se puede vivir en Dios aceptando lo que satanás os ofrece. Ciertamente el pecado se irá incrementando, satanás conoce vuestras debilidades y os irá atacando sobre éstas debilidades que tenéis para que caigáis en sus garras y no podáis salir y así venceros eternamente.
Cuando vosotros tenéis un malestar, os proveéis de algo para evitar ése malestar y ya no tenerlo más. Usáis los medicamentos adecuados para evitar ésas molestias y dolores. El pecado lo conocéis, vuestras debilidades las conocéis y conocéis también el remedio, que es la vida de la Gracia y los Sacramentos y, con eso, podéis vosotros crecer y vencer a satanás. Pero no queréis tomarlo, queréis seguir manteniéndoos contra los bienes de vuestro Dios, bienes que os han hecho crecer, que os han cuidado, que os han dado todo. Su Divina Providencia os ha provisto de tanto, tanto en lo material como en lo espiritual, habéis sido cuidados toda vuestra vida contra los ataques de satanás, y podríais decir que no lo habéis visto, pero espiritualmente, esto ha sido una realidad.
A todas las almas que bajan a servir a Nuestro Dios a la Tierra, a todas las ataca satanás a lo largo de su vida y esto debéis aceptarlo como artículo de Fe, porque es una realidad, pero Nuestro Dios, de muchas formas, manda protección a vuestra alma y a vuestro cuerpo para que satanás no os destroce como él quisiera hacerlo, especialmente en lo espiritual.
¡Qué ingratitud la vuestra, Mis pequeños!, que teniendo todo lo bueno de Nuestro Dios, lo traicionéis, estáis aceptando en vuestra vida lo que satanás os está dando por muchos medios.
Os habéis vuelto sensuales, solamente lo que vuestro cuerpo goce es lo que aceptáis y, además, le dais más vida y goce a vuestros sentidos y olvidáis el valor tan grande que tienen las Potencias del alma, infinitamente superiores a vuestras capacidades humanas, pero vuestra falta de Fe a todas las Promesas de Nuestro Dios, os hace preferir lo que vuestros sentidos pueden apreciar.
Por eso os repito, Mis pequeños, que el cambio que se ha de venir en estos meses por venir, serán para iros purificando de vuestra sensualidad y crezcáis en vuestra espiritualidad. Es un bien que os está regalando vuestro Padre y vuestro Dios, porque ciertamente no llegaréis al Reino de los Cielos si seguís creciendo en vuestros sentidos y no en vuestra espiritualidad.
Aceptad, mis pequeños, de corazón y con agradecimiento, lo que sucederá a nivel mundial y en lo particular, en cada uno de vosotros, porque cada uno de vosotros sois muy valiosos para Nuestro Dios y Él os cuida a cada uno de vosotros como perlas preciosas. A los Ojos de Nuestro Dios, valéis muchísimo y tomadlo así, como un regalo espiritual. Defended lo que Nuestro Dios os ha dado a cada uno de vosotros, en dones, en virtudes, en capacidades físicas y espirituales y dejaos mover por Su Gracia, por Su Voluntad, por Su Amor para servirLe como Él se Lo merece. Ya no traicionéis a Nuestro Dios que tanto os da, que tanto os provee, que tanto os ama.
Si cambiáis, Mis pequeños, los acontecimientos de la purificación mundial e individual, serán menores. El cambio que debéis sufrir todos vosotros y aún el mundo entero, no será tan drástico ni doloroso. Ciertamente el Universo entero cambiará y cambiará para bien, Mis pequeños, todo esto os lo digo para que no actuéis con pesimismo, porque muchos de vuestros hermanos, a vuestro alrededor, ven los acontecimientos por venir como una situación pesimista, de destrucción, de pérdida y no, Mis pequeños, ya se os ha explicado que se os quitará todo aquello que os ha llevado a darle la espalda a Nuestro Dios, a todo aquello que os quita la Gracia, que os quita la belleza de vuestra alma.
Estáis acostumbrados a embellecer vuestro cuerpo, ahora aprenderéis a embellecer vuestra alma con todo lo que sucederá, porque lo que sucederá os llevará a que vosotros vayáis apreciando lo que vuestra alma puede tener y con lo que puede crecer. Y cuando gocéis de estos bienes de vuestra alma, es cuando reconoceréis todo lo que Nuestro Padre y Nuestro Dios hizo por vosotros en la Creación de cada uno de vosotros en lo individual. Todos vosotros sois Sus hijos, pero cada uno de vosotros sois diferentes, pero tendiendo hacia el Bien.
Buscad pues ésa relación íntima, amorosa con Nuestro Dios, porque Él se lo merece, porque un Padre se merece todo de sus hijos, porque un padre se da en totalidad por el bien de los hijos y aquí tenéis, como Nuestro Padre se dio en totalidad, a través de Su Hijo, de Mi Hijo Jesucristo.
Tenéis tanto, Mis pequeños, no desperdiciéis lo que tenéis escondido en lo espiritual, éste será el tiempo en el que renacerá. Muchos de vosotros tenéis las bases que vuestros padres os dieron, pero que no quisisteis seguir. Se os dio de pequeños una Evangelización de amor, amor hacia Nuestro Dios y os apartasteis de ella, pero la Luz de Mi Esposo, el Santo Espíritu de Amor, os ayudará a que todo lo que tenéis olvidado dentro de vuestro ser, todas ésas oraciones bellas, todo el amor de vuestros padres enseñándoos oraciones, cuando erais pequeños, brotarán nuevamente en vuestra mente, en vuestro corazón y en vuestros labios.
Ayudaréis a muchos de vuestros hermanos a que el paso, que tendréis que dar todos, sea más sencillo, pero sobre todo, repito, amoroso y agradecido, porque Nuestro Dios es Dios de Amor y todo lo que proviene de Él, es Amor y puntualizo esto, Mis pequeños, nada se da sin Su Voluntad, si algo se da, es porque Nuestro Dios lo permite y si Él lo permite, como os dije, todo viene de Su Amor. Por eso, lo que se vaya a dar, a nivel mundial, a nivel Universal y a nivel particular, todo está permitido y controlado por la Voluntad de Nuestro Dios y, todo, lleno de Su Amor.
Con un Padre así, Mis pequeños, no podéis temer nada y siendo Nuestro Dios, no debéis temer nada, vuestra respuesta solamente debe ser agradecimiento, docilidad y aceptación total a Su Voluntad.
Espero lo entendáis, Mis pequeños y que vuestra vida vaya cambiando hacia la Virtud en la que fuisteis creados, en la que debéis crecer y en la que debéis morir para renacer nuevamente en el Reino de los Cielos.
Os amo, Mis pequeños y siempre estaré con vosotros, Yo, vuestra Madre, os cuidaré en todo momento, porque son Mis tiempos.
Gracias, Mis pequeños.
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