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viernes, 16 de marzo de 2012

VIVENCIA DE LA SAGRADA PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO PARTICIPADA POR DIOS A LUZ DE MARÍA

12 DE MARZO 2012

Un alma me solicitó que comparta nuevamente la bendición que me he reservado para mí, al ser mirada bondadosamente por la Misericordia Divina para vivir la Sagrada Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. Y sintiendo en esta criatura el llamado de Mi Señor es que comparto con humildad y sin desear sobresalir, porque sabiendo que existen más criaturas humanas que viven esta entrega de Jesucristo para redención del género humano, les participo esta vivencia mística.
Luz de María de Bonilla

Mi Señor me dijo: “Amada, deseo estrecharte fuertemente a Mí, y en este estrecharte, compartir la gloria de Mi Cruz y en Ella Mi Amor por toda la humanidad”. Sin pensarlo ni siquiera, ante la mirada penetrante de Mi Jesús y el amor que vibra en mí por Él, exclamé: “Sí, Mi Jesús, ¡qué gran bendición me ofreces!, y yo con tanta pobreza y miseria, no siendo digna, sólo puedo postrarme y adorarte para que se cumpla en todo Tu Voluntad y no la mía.”

Y yo desde lo más profundo de mi ser, desde cada partícula de mi ser, ofrezco el padecer por y para Jesucristo, y en Su Divina Voluntad, lo ofrezco también por la humanidad. Desde ese día en adelante hasta la fecha, con la Misericordia que sólo Mi Señor contiene en su infinito Amor, la Sagrada Pasión ha llegado a ser el cumplimiento de ese sí, en el que me abandoné, porque así fue: me abandoné sin saber lo que vendría, pero con fe.
Cada día mi espíritu vibra por adelantado ante el llamado interior que me va guiando hacia el camino angosto y empedrado del Monte Calvario. Encontrándome con Jesucristo, Él me Corona de Espinas. Y en ese acto, los pensamientos mal empleados y la voluntad del hombre que se niega conscientemente a todo lo Divino, me traspasan. Todos juntos, estos como: la rebeldía, la crueldad, la deshonestidad, la inmoralidad, el aborto, los actos en contra de la naturaleza humana, la negación que instante a instante hace la humanidad a ser imagen y semejanza Divina y todo aquello que se desprende del pensamiento, me traspasa… Y en este coronarme de espinas me lleva a ver al hombre masacrado por los vicios, sobre todo por el desprecio con que lleva a padecer a Cristo Nuestro Señor, y le desconoce como Su Rey.
Seguidamente, mi Amado me entrega Su Cruz y se impregna no sólo en mi ser físico sino en el espíritu, esa esencia del Amor de Cristo de la que no desearía desprenderme. Padezco sí, pero el dolor se compenetra con el Amor Divino y este sobrepasa todo lo demás. Mi cuerpo se estremece al sentir cada clavo, no solamente por el dolor físico que causan los clavos, sino por el dolor de mirar a la humanidad que desprecia el sufrimiento amoroso de Cristo Jesús. Ah… en el sufrimiento encuentro el gozo del amado que se entrega por Su amada la Iglesia, y doy gracias.
Aquí ya se han enmudecido los sentidos, se han paralizado y únicamente Él, que es el Varón de Dolores, habiendo desde antes traspasado toda mi humanidad, inicia dándome a contemplar lo siguiente.
Mi Cristo ensangrentado me dice: “Mi Pasión es desestimada por la mayoría de la humanidad, la miran como algo que pasó y ya no es, me presentan como al que padeció y ahora se sienta a la Diestra del Padre y no siente el dolor que Me causa esta degeneración, esta locura humana que desprecia el don de la vida, destroza la Creación, se envenena a sí misma y a la Tierra. ¡Cómo me duelo, aún más porque Mi misma Iglesia, no hace conocer esa presencia actual de Mi padecer! Mi Pasión está presente, Soy Rey y Me duelo por los Míos, por sus desventuras y desobediencias, por su lejanía y por sus desprecios, por el olvido en que Me tienen, por el irrespeto con que soy tratado. Y Me duelo también por Mi Madre, la Llena de Gracia que padeció y fue una conmigo en cada paso que di en la Tierra, y que aunque lejana en ocasiones físicamente en Mi peregrinar, fue la que participó conmigo en el ofrecimiento a Mi Padre de cada instante de Su existir permaneciendo unidos en el espíritu y en la Voluntad Divina. Me duelo por Mi Madre que es despreciada y mirada de lejos por el hombre, burlada y olvidada.

Permaneciendo en la Cruz de Amor, mientras padezco... He mirado escenas desgarradoras, que no por ser escenas que parecen formar parte de una serie de fantasía, son al contrario, una cruda realidad que viene, y que se niega, pero que continúa siendo realidad.
“Los elementos purificarán al hombre”, me dice Cristo Nuestro Señor; el agua ha sido contaminada y lo será más. Por esta causa cuando el hombre la use sentirá que le quema el cuerpo y se le llagará la piel. Tendrá sed y no podrá tomar ese líquido precioso que derramó sin medida y hasta despreció, aparte de que el astro Sol habrá evaporado en gran medida los mares y fuentes de agua. Los mares serán agitados por algunos terremotos y las ciudades, invadidas por las aguas, padecerán en gran medida. He mirado a Estados Unidos: San Francisco, entre otras ciudades, es invadida por el mar y sus habitantes se estremecen de temor. Y me dice Cristo Nuestro Señor: “no comprenden que el actuar desenfrenado de la carne hará él mismo de purificador.
Mientras tanto, un fuego ha descendido del Cielo, fuego que sin serlo sofoca hasta los huesos, la vegetación arderá y el alimento escaseará, también por las plagas que vendrán. Y me dice Cristo Nuestro Señor: “aquí es necesario que el hombre, saque de su interior esa espiritualidad con la que ha convivido durante su existencia, porque clamará y Yo le escucharé, seré fuente de aguas cristalinas y daré alimento a Mi Pueblo. Como el maná fue alimento de los Míos así nuevamente Mi Pueblo sabrá que ayer fue el Maná y hoy Mi Cuerpo y Mi Sangre serán dentro de cada criatura su alimento, ese que recibió debidamente, conscientemente. Ese amor con el que cada criatura Me acompañó en las largas horas que Me mantuve en la soledad de un Sagrario, esas oraciones y esa vida en la que luchó por ser espejo de Mi Amor donándose por sus semejantes y venciendo su humanidad para no contristar Mi Espíritu, todo eso se convertirá en alimento del alma y del cuerpo.

El aire es contaminado por el hombre, sobre todo por medio de la radioactividad causada por la manipulación de la energía nuclear y usada con fines nefastos. Miro cómo no se puede respirar, en su lugar el acto de la respiración viene a ser un martirio para el hombre, ya que en cada respiración destruye sus órganos.
Miro cómo el deseo desmedido del hombre ha venido a cavar su propia fosa. Mi Cristo ensangrentado me ha mostrado Japón destruido, Italia invadida y destruida y los templos en ruinas, el Vaticano sombrío sin la Luz Divina, España flagelada e Inglaterra herida mortalmente.

He mirado miles de personas correr consumidas por la desesperación ante un bombardeo en Nueva York. Me ha presentado a un grupo de líderes reunidos planeando un ataque sorpresa contra un país aliado de ellos. Estos actos son entre otros los clavos de mi Cristo Jesús, los que le atraviesan Sus Manos Sagradas y le hacen estremecer.
Mirando a Su Madre repasa su vida en la tierra y se hace uno con Ella. Su Hijo la mira y le entrega este tiempo y luego este instante, y miro a la Madre recorrer la Tierra como fiel discípula de Su Hijo, recolectando criaturas y guiándoles hacia el de Amor Su Hijo. Durante esta Sagrada Pasión, en cada dolor, en cada ofrecer, en cada gemir y en la entrega por amor…, está la Madre.
Clavos que hieren y que a la vez Jesús ama, sí los ama. Ama las manos que le Consagran y no le aman verdaderamente, ama a aquellos que lo elevan y no lo hacen en verdad. Miro a los hambrientos espirituales pedir una palabra que les conduzca al buen camino, pero el tiempo no permite que sean conducidos por sus pastores. El tiempo, ¿quién podrá definir el tiempo?, y en medio de este ir y venir, miro a algunos sacerdotes sumidos en la sociedad… y las ovejas de mi Cristo son llevadas a otro rebaño.
Miro la bendición cuando baja del Cielo, enviando la Palabra Divina para que el hombre cambie y no sea más esclavo de sus sentidos. Miro la Mano Divina que sale al encuentro de la humanidad permitiéndole verse a sí misma. En este acto Dios le presenta una vida renovada y comprometida hacia sus hermanos para salvación de más y más almas. Y Cristo me dice: “sólo un hombre transformado, con conciencia elevada que le mueva a llevar a la práctica Mi Palabra, superará las pruebas y se afianzará en Mí.
El que actúe en favor de sus hermanos siendo testimonio de Mi presencia en el mundo, sólo ese, superará lo venidero. Los Divinos Pies ensangrentados por Amor, esos que caminaron hacia la Madre, ahora permanecen traspasados. Y Cristo me dice: “el camino es corto y más corto cuando la criatura no sabe de Mí”.
Cada uno debe ser evangelizador de Mi Pueblo, divulgador de Mi Amor, testimonio de Mi Presencia en cada criatura humana y entre gemidos, dolores y amor mi Cristo dice: “la Purificación no es porque no amo al hombre, sino porque tengo exceso de Amor por él… y lo quiero junto a Mí”.
Cristo agoniza y no exhala Su Álito Divino hasta clamar y rogar por última vez por Su Iglesia para que sea purificada.
TE ADORAMOS OH CRISTO Y TE BENDECIMOS,
PORQUE POR TU SANTA CRUZ Y MUERTE REDIMISTE AL MUNDO.
MADRE LLENA DE AFLICCIÓN, DE JESUCRISTO LAS LLAGAS GRABAD EN MI CORAZÓN.

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