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domingo, 15 de abril de 2012

EL ROSARIO A LA MISERICORDIA DIVINA

(El DIARIO de Santa sor Faustina) Vilna, Lituania “Viernes 13 de septiembre de 1935.
Por la tarde, estando yo en mi celda, vi al ángel, ejecutor de la ira de Dios. Tenía una túnica clara, el rostro resplandeciente; una nube debajo de sus pies, de la nube salían rayos y relámpagos e iban a las manos y de su mano salían y alcanzaban la tierra. 
Al ver esta señal de la ira Divina que iba a castigar la tierra y especialmente cierto lugar que no puedo nombrar por motivos  justos, empecé a pedir al ángel que se contuviera por algún tiempo y el mundo haría penitencia. Pero mi súplica era nada comparada con la ira de Dios.
(...) En aquel mismo instante sentí en mi alma la fuerza de la gracia de Jesús que mora en mi alma; al darme cuenta de esta gracia, en el mismo momento fui llevada al trono de Dios.
(...) Me puse a rogar a Dios por el mundo con las palabras que oí dentro de mí. Cuando así rezaba, vi la impotencia del ángel que no podía cumplir el justo castigo que correspondía por los pecados. Nunca antes había rogado con tal potencia interior como entonces. Las palabras con las cuales suplicaba a Dios son las siguientes: Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, por nuestros pecados y los del mundo entero. Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros. A la mañana siguiente, cuando entré en nuestra capilla, oí esta voz interior: Cuantas veces entres en la capilla, reza en seguida esta oración que te enseñé ayer.
Cuando recé esta plegaria, oí en el alma estas palabras: Esta oración es para aplacar Mi ira, la rezarás durante nueve días con un rosario común, de modo siguiente: primero rezarás una vez el Padre nuestro y el Ave María y el Credo, después, en las cuentas correspondientes al Padre nuestro, dirás las siguientes palabras: Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero; en las cuentas del Ave María, dirás las siguientes palabras: Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero. Para terminar, dirás tres veces estas palabras: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero” (Diario, 474-476).




La casa de Congregación de la Madre de Dios de Misericordia 
en el que en los años 1933-1936 estuvo Santa Faustina.
En esta casa Jesús le dictó a ella el rosario a la Misericordia Divina.
Vilna, ul. Grybo 29


“Oh, qué gracias más grandes concederé a las almas que recen este rosario (…) Anota estas palabras, hija Mía, habla al mundo de Mi misericordia para que toda la humanidad conozca la infinita misericordia Mía. Es una señal de los últimos tiempos, después de ella vendrá el día de la justicia. Todavía queda tiempo, que recurran a la Fuente de Mi Misericordia, se beneficien de la Sangre y del Agua que brotó para ellos” (Diario, 848).


“Reza incesantemente este rosario que te he enseñado. Quienquiera que lo rece recibirá gran misericordia a la hora de la muerte. Los sacerdotes se lo recomendarán a los pecadores como la última tabla de salvación. Hasta el pecador más empedernido, si reza esta rosario una sola vez, recibirá la gracia de Mi misericordia infinita” (Diario, 687).

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