Con la oración lo podemos todo. Pero ¿tenemos suficiente fe cuando rezamos? Porque el Señor nos ha dicho en el Evangelio que lo que pidamos en la oración, que creamos en el fondo del corazón que ya lo hemos obtenido, y lo obtendremos.
La verdad es que tenemos que reconocer que nuestra oración no es todo lo confiada que espera el Señor, porque cuando pedimos, nos decimos a nosotros mismos, tal vez inconscientemente: "Dios no me puede conceder esto".
¿Qué es lo que Dios no puede conceder? ¿Acaso Él no lo puede absolutamente todo?
Entonces debemos poner especial cuidado en rezar con confianza y fe, puesto que de la oración depende nuestra vida espiritual, lo que obtengamos y hasta nuestra propia salvación y la salvación de otras muchísimas almas, entre las cuales las de nuestros seres más queridos.
¿No ha dicho el Señor en el Evangelio que si pedimos con fe, que una montaña se mueva de lugar y se plante en el mar, y no dudamos en nuestro corazón, todo se conseguirá? ¿Y por qué entonces somos tan volubles cuando rezamos, y tan desconfiados? De esa forma no esperemos obtener nada de Dios, pues lo dice el Apóstol Santiago en su carta.
San Alfonso María de Ligorio ha dicho que el que reza se salva y el que no reza se condena. Pero habría que añadir que el que reza con fe y confianza obtiene todo lo que pide, y cosas que ni se imaginaba que también obtendría. Pero quien reza con poca fe y confianza, a duras penas se salvará y obtendrá sólo lo imprescindible para no sucumbir.
Recordemos que Jesús en el Evangelio pedía fe para realizar sus milagros, y alababa a quien le demostraba su fe sencilla pero fuerte.
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