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martes, 26 de junio de 2012

El Antiguo Testamento SALMOS 19


SALMO 19


1 Del maestro de coro. Salmo de David.


2 El cielo proclama la gloria de Dios


y el firmamento anuncia la obra de sus manos;


3 un día transmite al otro este mensaje


y las noches se van dando la noticia.


4 Sin hablar, sin pronunciar palabras,


sin que se escuche su voz,


5 resuena su eco por toda la tierra


y su lenguaje, hasta los confines del mundo.


Allí puso una carpa para el sol,


6 y este, igual que un esposo que sale de su alcoba,


se alegra como un atleta al recorrer su camino.


7 El sale de un extremo del cielo,


su órbita llega hasta el otro extremo,


y no hay nada que escape a su calor.


8 La ley del Señor es perfecta,


reconforta el alma;


el testimonio del Señor es verdadero,


da sabiduría al simple.


9 Los preceptos del Señor son rectos,


alegran el corazón;


los mandamientos del Señor son claros,


iluminan los ojos.


10 la palabra del Señor es pura,


permanece para siempre;


los juicios del Señor son la verdad,


enteramente justos.


11 Son más atrayentes que el oro,


que el oro más fino;


más dulces que la miel,


más que el jugo del panal.


12 También a mi me instruyen:


observarlos es muy provechoso.


13 Pero ¿Quién advierte sus propios errores?


Purifícame de las faltas ocultas.


14 Presérvame, además, del orgullo,


para que no me domine;


entonces seré irreprochable


y me veré libre de ese gran pecado.


15 ¡Ojalá sean de tu agrado


las palabras de mi boca,


y lleguen hasta ti mis pensamientos,


Señor, mi Roca y mi redentor!

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