Que vuestro amor sea sincero. Odiad el mal y abrazad el bien. Amaos de corazón unos a otros, como buenos hermanos; que cada uno ame a los demás más que a sí mismo. No os echéis atrás en el trabajo, tened buen ánimo, servid al Señor; alegres en la esperanza, pacientes en los sufrimientos, constantes en la oración; socorred las necesidades de los creyentes, practicad la hospitalidad.
Bendecid a los que os persiguen, bendecid, y no maldigáis. Alegraos con los que se alegran, llorad con los que lloran. Vivid en armonía unos con otros. No seáis orgullosos, poneos al nivel de los humildes. No os consideréis los sabios. No devolváis a nadie mal por mal. Procurad hacer el bien ante todos los hombres.
Romanos 12, 9-17
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