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viernes, 3 de agosto de 2012

El Antiguo Testamento SALMOS 56


SALMO 56


1 Del maestro de coro. Según la melodía de «La paloma de los dioses lejanos». De David. Mictán. Cuando los filisteos se apoderaron de él en Gat.


2 Ten piedad de mí, Señor, porque me asedian,


todo el día me combaten y me oprimen:


3 mis enemigos me asedian sin cesar,


son muchos los que combaten contra mí.


4 Cuando me asalta el temor,


yo pongo mi confianza en ti, Dios Altísimo;


5 confío en Dios y alabo su Palabra,


confío en él y ya no temo:


¿qué puede hacerme un simple mortal?


6 Me afligen constantemente con sus palabras,


sólo piensan en hacerme daño;


7 conspiran, se esconden y siguen mis rastros,


esperando la ocasión de quitarme la vida.


8 ¿Podrán librarse a pesar de su maldad?


¡Derriba a esa gente, Dios mío, con tu enojo!


9 Tú has anotado los pasos de mi destierro;


recoge mis lágrimas en tu odre:


¿acaso no está todo registrado en tu Libro?


10 Mis enemigos retrocederán cuando te invoque.


Yo sé muy bien que Dios está de mi parte;


11 confío en Dios y alabo su palabra;


12 confío en él y ya no temo:


¿qué pueden hacerme los hombres?


13 Debo cumplir, Dios mío, los votos que te hice:


te ofreceré sacrificios de alabanza,


14 porque tú libraste mi vida de la muerte


y mis pies de la caída,


para que camine delante de Dios


en la luz de la vida.

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