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domingo, 12 de agosto de 2012

El Antiguo Testamento SALMOS 65


SALMO 65

1 Del maestro de coro. De David. Canto.

2 A ti, oh Dios, te corresponde

un canto de alabanza en Sión,

y todos tienen que cumplir sus votos,

3 porque tú escuchas las plegarias.

A ti acuden todos los hombres

4 bajo el peso de sus culpas;

nuestras faltas nos abruman,

pero tú las perdonas.

5 Feliz el que tú eliges y atraes

para que viva en tus atrios:

¡que nos saciemos con los bienes de tu Casa,

con los dones sagrados de tu Templo!

6 Por tu justicia, Dios, salvador nuestro,

nos respondes con obras admirables:

tú eres la esperanza de los confines de la tierra

y de las islas más remotas.

7 Tú afianzas las montañas con tu poder,

revestido de fortaleza;

8 acallas el rugido de los mares,

el estruendo de las olas

y el tumulto de los pueblos.

9 Los que habitan en las tierras más lejanas

temen tus obras prodigiosas;

tú haces que canten de alegría

el oriente y el occidente.

10 Visitas la tierra, la haces fértil

y la colmas de riquezas;

los canales de Dios desbordan de agua,

y así preparas sus trigales:

11 riegas los surcos de la tierra,

emparejas sus terrones;

la ablandas con aguaceros

y bendices sus brotes.

12 Tú coronas el año con tus bienes,

y a tu paso rebosa la abundancia;

13 rebosan los pastos del desierto

y las colinas se ciñen de alegría.

14 Las praderas se cubren de rebaños

y los valles se revisten de trigo:

todos ellos aclaman y cantan.

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