Si recibimos poco de Dios, es porque confiamos poco en Él, porque el recipiente con el que recibimos gracias de Dios es nuestra confianza. Si tenemos una confianza pequeña, recibiremos pocas y pequeñas gracias. En cambio si nuestra confianza es grande, ilimitada, entonces preparémonos a ver las maravillas que Dios realizará en nuestras vidas.
A veces no confiamos lo suficiente en Dios porque lo creemos castigador. Pero de Dios sólo nos puede venir el bien, porque el mal viene de otra fuente bien distinta, de Satanás y sus demonios. En cambio de Dios nos vienen todos los bienes.
Pensando en esto es como debemos aumentar nuestra confianza en Dios día a día, sabiendo que el Señor es Bueno y que nos cuida y protege, y mucho más nos cuidaría y protegería si nosotros rezáramos más, porque Dios tiene muy condicionadas las gracias y dones que nos quiere dar, a que nosotros se los pidamos en la oración. Si no rezamos, es que no confiamos, y entonces no recibiremos. La oración es señal de que confiamos en Dios, porque no pediríamos nada a quien sabemos que no nos lo puede conceder. Si pedimos a Dios, es porque confiamos en Él, en que nos puede socorrer.
Y Jesús ya nos ha dicho en su Evangelio que cuando pidamos algo a Dios, que creamos en el fondo de nuestro corazón que ya lo hemos obtenido, y lo obtendremos realmente. ¡Cuánto nos falta todavía recorrer en el camino de la confianza en Dios! ¡Y es tan necesario confiar en Él! Porque si desconfiamos de Dios, viviremos siempre angustiados, por temor a lo que puede llegar a pasar. Pero si sabemos que Dios gobierna todo y que actúa según nuestra fe, entonces nos vienen ganas de rezar mucho y de tener mucha fe y confianza en Él, para que todo lo disponga para nuestro bien.
Recordemos que Jesús Misericordioso le reveló a Santa Faustina que lo que más le hiere es la desconfianza de las almas, y especialmente de las almas elegidas, de las más dotadas.
Pensemos en esto y meditemos si nuestra confianza es fuerte, débil o nula.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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