El domingo siguiente a la fiesta de la Epifanía, está dedicado a celebrar el bautismo de Cristo, y es la culminación de todo el ciclo natalicio o de la manifestación del Señor. Es también el domingo que da paso al tiempo durante el año, llamado también tiempo ordinario.
Llegó el Mesías delante de él y pidió el bautismo. El Bautista exclamó: “Soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ¿tú vienes a mí?” (Mt 3,14). El Catecismo hace referencia a esta actitud humilde de Cristo en el n.536.
El bautismo que recibió Jesús de manos de Juan el Bautista es completamente diferente al que recibimos nosotros hoy día.
El bautismo de Juan no era un sacramento, sino una señal penitencial.Juan lo administraba a aquella persona que cambiara de vida y procurara seguir su predicación penitencial. Juan exigía la conversión, el cambio de vida, como condición para recibir su bautismo. El bautismo de Juan se llama “bautismo de penitencia para el perdón de los pecados” (Mc 1,4 Lc 3,3). Sin embargo, no es un bautismo suficiente para alcanzar la salvación de Dios como lo es el bautismo instituido por Jesús.
El bautismo de Juan tampoco comunica la participación en la vida del Espíritu Santo. Tal diferencia aparece clara, tanto en los evangelios como en los Hechos de los Apóstoles, con la oposición de los términos “agua” y “Espíritu Santo” que usan cuando se refieren al bautismo de Juan y al instituido por Jesús.
El bautismo de Juan es bautismo de agua solamente. El bautismo instituido por Jesús es un bautismo del Espíritu Santo (Mc 1,8). A veces, el bautismo de Jesús es llamado también bautismo “de fuego”: “Yo les bautizo en agua para la conversión; pero aquel que viene detrás de mí es más fuerte que yo y no soy digno de desatarle las sandalias. El les bautizará en Espíritu Santo y fuego.” (Mt 3,11 Mc 1,8 Lc 3,16 Jn 1,33 Hech 1,5 Hech 11,16
¿Por qué, entonces, Jesús fue bautizado por Juan? ¿Necesitaba convertirse, cambiar de vida? Jesús no necesitaba ser bautizado por Juan, porque no tenía que cambiar de vida. Pero se somete al bautismo de Juan porque de hecho, iba a comenzar “una nueva vida”: su ministerio público, la predicación del reino de Dios. Jesús siguió la costumbre que tenían muchos judíos de la época. Dice la Palabra que Jesús se hizo semejante a todos los hombres en todo (Flp 2,7). Por esto Juan, quien sabía quién era Jesús, rehusaba bautizarlo (Mt 3,14).
Jesús cuando fue a que Juan lo bautizara lo que hizo fue un acto de humildad Mt: 3,15
CARACTERÍSTICAS DEL BAUTISMO DE JUAN
Es un baptisma metanoias: bautismo de conversión.
No es autoadministrado: aparece con claridad que es Juan quien bautiza.
No es reiterable, sino definitivo. Todos deben tomar partido, a favor o en contra.
Destaca el lenguaje apocalíptico de Juan.
Pero también es provisional: “viene otro detrás de mí que no bautiza con agua, sino con Espíritu Santo y fuego”.
La escena se completa con una teofanía que recuerda las del Antiguo Testamento, narrada de distinta manera en función de los distintos evangelios.Hereda la predicación profética.
Para los discípulos de Jesús y las primeras comunidades, el bautismo de Juan tuvo una enorme importancia, toda vez que el mismo Jesús se hizo bautizar en el Jordán (Mc 1, 9-11)
Entre el cristianismo incipiente y el grupo del Bautista había rivalidad. Por eso, los autores de los evangelios tuvieron interés por mostrar que Juan es inferior a Jesús y que el bautismo de Juan no era el cristiano, sino sólo un bautismo de conversión. Como ejemplo tenemos Hechos 19, donde los de Éfeso sólo recibieron el Espíritu Santo cuando los bautizó Pablo, pues sólo habían recibido el bautismo de Juan.
Tiene un sentido teológico importante: Jesús se suma a la fila de los pecadores; se hace solidario con la humanidad.
El bautismo de Jesús va más allá de un simple ejemplo de humildad, sino que hay un teologúmenon, anticipo de su muerte. Esto lo vemos claramente en el Evangelio de Juan (Jn 1, 29), el cual usa intencionadamente la figura del “Cordero de Dios” para indicar la Pascua y el sacrificio de Jesús.
Con su bautismo Jesús es ungido (como lo eran los reyes, sacerdotes y profetas) de manera teofánica como Mesías para una misión. A partir de aquí, en Lucas, el Espíritu Santo mueve la vida de Jesús (Lucas repetirá este esquema con la Iglesia en Pentecostés).
No es que el Espíritu no actuara antes en Jesús, pero los evangelistas usan esta escena para escenificar, “teatralizar”, la unción de Jesús.
Como dato curioso, en el siglo II los grupos adopcionistas entendieron que Cristo fue adoptado por Dios a partir de este momento.
A finales del siglo I, los grupos del Bautista son mayoritariamente asumidos por los grupos cristianos, de modo que se hace innecesaria la distinción entre el bautismo de Juan y el de los cristianos.
El concilio de Trento distinguirá entre el bautismo de Juan y el de Jesús, y entre los sacramentos de la Antigua Alianza y los de la Nueva.
PUNTOS DE CONTACTO ENTRE SAN JUAN BAUTISTA Y JESÚS
Juan Bautista resulta una figura clave para el cristianismo, toda vez que fue un precursor del mensaje cristiano y de su rito de iniciación: el bautismo. Es la puerta del Viejo al Nuevo Testamento, por eso se lo considera el último de los Profetas judíos.
Dos tipos de fuentes hablan de Juan Bautista, unas cristianas y otras profanas. Las cristianas son los cuatro evangelios canónicos y el evangelio gnóstico de Tomás. La fuente profana más relevante es Flavio Josefo, que dedicó un largo apartado de su libro Antiquitates Judaicae (18,116-119) a glosar el martirio del Bautismo a manos de Herodes en la fortaleza de Maqueronte (Perea).
Juan Bautista coincidió en el tiempo con Jesús, seguramente nació algún tiempo antes y comenzó su vida pública también antes.
Era de origen sacerdotal (Lc 1), aunque nunca ejerció sus funciones y se supone que se mostró opuesto al comportamiento del sacerdocio oficial, por su conducta y su permanencia lejos del Templo. Pasó tiempo en el desierto de Judea (Lc 1,80), pero no parece que tuviera relación con el grupo de Qumrán, puesto que no se muestra tan radical en el cumplimiento de las normas legales (halakhot). Murió condenado por Herodes Antipas (Flavio Josefo, Ant. 18,118).
Jesús, por su parte, pasó su primera infancia en Galilea y fue bautizado por él en el Jordán. Supo de la muerte del Bautista y siempre alabó su figura, su mensaje y su misión profética.
De su vida y conducta Josefo señala que era “buena persona” y que muchos “acudían a él y se enardecían escuchándole”. Los evangelistas son más explícitos y mencionan el lugar donde desarrolló su vida pública, Judea y la orilla del Jordán, su conducta austera en el vestir y en el comer, su liderazgo ante sus discípulos y su función de precursor, al descubrir a Jesús de Nazaret como verdadero Mesías.
Jesús, en cambio, no se distinguió en lo externo de sus conciudadanos: no se limitó a predicar en un lugar determinado, participó en comidas de familia, vistió con naturalidad y, aun condenando la interpretación literalista de la ley que hacían los fariseos, cumplió todas las normas legales y acudió al templo con asiduidad.
Juan Bautista, según Flavio Josefo, “exhortaba a los judíos a practicar la virtud, la justicia unos con otros y la piedad con Dios, y después a recibir el bautismo”. Los evangelios añaden que su mensaje era de penitencia, escatológico y mesiánico: exhortaba a la conversión y enseñaba que el juicio de Dios es inminente: vendrá uno “más fuerte que yo” que bautizará en espíritu santo y fuego.
Su bautismo era para Flavio Josefo “un baño del cuerpo” y señal de la limpieza del alma por la justicia. Para los evangelistas era “un bautismo de conversión para el perdón de los pecados” (Mc 1,5). Jesús no rechaza el mensaje del Bautista, más bien parte de él (Mc 1,15) para anunciar el reino y la salvación universal, y se identifica con el Mesías que Juan anunciaba, abriendo el horizonte escatológico.
Y, sobre todo, hace de su bautismo fuente de salvación (Mc 16,16) y puerta para participar de los dones otorgados a los discípulos.
Entre Juan y Jesús hubo muchos puntos de contacto, pero todos los datos conocidos hasta ahora ponen de manifiesto que Jesús de Nazaret superó el esquema veterotestamentario del Bautista (conversión, actitud ética, esperanza mesiánica) y presentó el horizonte infinito de salvación (reino de Dios, redención universal, revelación definitiva).
JESÚS NO FUE DISCÍPULO DE SAN JUAN BAUTISTA
Puesto que la relación entre Juan Bautista y Jesús fue tan directa e intensa, cabría preguntarse si entre ellos hubo una relación de maestro-discípulo. Para una respuesta adecuada a esta cuestión se requieren explicar los tres datos que se han debatido sobre este tema entre los estudiosos, a saber, el discipulado de Juan, el alcance de su bautismo en el Jordán y las alabanzas de Jesús al Bautista.
Los evangelios señalan con frecuencia que Juan tenía discípulos, entre los cuales algunos se fueron con Jesús (Jn 1,35-37). No eran, por tanto simples seguidores eventuales; le acompañaban, le seguían y seguramente compartían su misma vida (Mc 2,18) y sus mismas ideas (Jn 3,22).
Flavio Josefo distinguía dos clases de partidarios, unos que le escuchaban con atención hablar de virtud, de justicia y de piedad, y se bautizaban; otros que “se reunían en torno a él porque se exaltaban mucho al oírle hablar” (Antiquitates iudaicae 18,116-117). Entre los seguidores de Juan hubo quien llegó a plantear a su maestro si Jesús con su conducta estaba mostrándose como un rival (Jn 3,25-27), por tanto no lo consideraban como uno de los suyos.
Los sinópticos dejan claro en sus relatos que Juan se reconoce inferior: rehúsa bautizar a Jesús (Mt 3,13-17), la voz del cielo revela la dignidad divina de Jesús (Mc 1,9-11), y el cuarto evangelio que no relata el bautismo señala que el Bautista da testimonio de haber visto posarse la paloma sobre Jesús (Jn 1,29-34) y de su propia inferioridad (Jn 3,28).
Si embargo, no se deduce de ahí inmediatamente que Jesús fuera discípulo de Juan el Bautista. Si los evangelistas si no detallan que Jesús fue discípulo de Juan es porque no lo fue.
Hay dos frases de Jesús que demuestran su estima por el Bautista. Una la recogen Mateo (Mt 11,11) y Lucas (7,28): “no ha surgido entre los nacidos de mujer nadie mayor que Juan el Bautista”. Otra está en Marcos (9,13) y aplica al Bautista la profecía de Ml 3,23-24: “Elías vendrá primero y restablecerá todas las cosas (…).
Sin embargo, yo os digo —afirma Jesús— que Elías ya ha venido y han hecho con él lo que querían, según está escrito de él”. No cabe duda de que la persona de Juan, su bautismo (cfr. Mt 21,13-27) y su mensaje estuvieron muy presentes en la vida de Jesús.
En el supuesto poco probable y nada comprobado de que Jesús hubiera pasado algún tiempo junto a los seguidores del Bautista, no se puede decir que recibiera un influjo decisivo. Jesús más que discípulo fue el Mesías y Salvador anunciado por el último y mayor de los profetas, Juan el Bautista.
Fuentes: Santiago Ausín y otras
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