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lunes, 25 de febrero de 2013
TODO ES CUESTION DE CREER
Ana Catalina Emmerick
Si creemos y comprendemos, que el dolor al que se sometió nuestro Salvador
durante su Pasión y su Crucifixión, es la demostración más grande del amor de
Dios que hemos conocido en la historia de la humanidad, podemos captar la
causa del éxito de la obras de Ana Catalina Emmerick. Es este sacrificio del
“Cordero de Dios” el que vuelve a impactar los corazones de miles de creyentes
en cada generación a lo largo de los siglos. El permanente conflicto que esto ha
provocado, sigue sin ser resuelto y se mantiene en continua discusión. Así
también las Revelaciones y Visiones de Ana Catalina Emmerick se mantendrán
en vigencia y se discutirá su validez. No importa; los creyentes estamos felices,
que el Señor se haya revelado en sus visiones para los que creen en EL. Ana,
con la belleza interminable de sus narraciones, convence, fortalece nuestra fe y
deleita profundamente nuestro corazón. Éstas tienen un poder similar al poder
de la palabra consagrada de Dios. ¡Gracias Señor!
Para Ana Catalina, Jesucristo es el centro de todo y el testimonio de
ello es el título de su obra, ya que abarca desde la Creación misma
hasta la Vida, Pasión y Resurrección de Nuestro Señor, incluyendo
todos los detalles de la vida de su Madre Santísima. Lo que llama la
atención, es que desde que describe los Misterios del Antiguo
Testamento, considera a Jesús como protagonista de todo lo creado,
el eje de toda la existencia y centro de la Historia del Hombre, así como
el héroe de nuestra Salvación. El testimonio de lo entregado por la
visionaria, permite ir comprendiendo la respuesta de Jesús a Tomás
Apóstol, cuando éste le pregunta: ¿cómo llegaremos al Padre? Y sin
imaginarse la respuesta, el Señor le dice: “yo soy el camino, la verdad
y la vida”. (Juan 14: 5-6) Nadie puede llegar al Padre si no es por mi”.
Esta afirmación es tremenda, nadie más en toda la Historia de la
Humanidad se ha atrevido a pronunciarla; y debemos pensar que solo
el Hijo de Dios pudo hacerlo. Parece ser, que la verdadera
comprensión del Evangelio es un proceso, que requiere de fe, sin la
cual no podemos ser verdaderos creyentes nacidos en el espíritu,
como le explica Jesús a Nicodemo. (Juan 3: 1-21)
Ana Catalina misma elige a Clemente Brentano, un poeta y escritor
consagrado, amigo de Goethe y Görres, el que abandona su distinguida
carrera y dedica el resto de su vida a anotar y analizar sus visiones y
revelaciones. Se sabe que esto no constituyó una casualidad, sino que
una predestinación. No es menor el mérito de Brentano, el estar 6 años
al lado de la enferma, rescatando diariamente sus revelaciones, a
pesar de todas las incomodidades que esto le significaba. Fueron más
de 16.000 páginas de texto, anotadas en 22 cuadernos que contenían el
borrador de la biografía de Jesús, en la ciudad de Dülmen (Alemania). Éste
constituye el más extenso material nunca antes recopilado de un místico. Se
puede suponer que este famoso escritor fue la mejor opción que pudo
tener Ana Catalina para dar un testimonio creíble de sus Visiones, ante
tanta incredulidad de su época, la cual persiste hasta el día de hoy.
Los humanos son en su esencia incrédulos, ¡y no saben lo que
significa su propia existencia, pero al parecer tampoco les interesa
saber!
Así, estas revelaciones son solo para creyentes que tienen un corazón
limpio, que buscan la verdad sin prejuicios y sin ideas preconcebidas
de “cómo fueron las cosas”. Ya en los comienzos de la era cristiana,
Nuestro Señor resucitado lo demuestra con ésta exclamación a sus
discípulos en el Camino de Emaús: ¡Oh insensatos y tardos de
corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! (Lucas 24:25.
Biblia de Jerusalén)
¿Por qué al Hombre le cuesta tanto creer en Jesucristo? ¿Porque hoy
no creemos? ¿Por qué no podemos creer a una vidente cristiana
campesina, que eligió como a de recopilador a un escritor racionalista
no convertido? ¿Y porqué creemos en cualquier otra teoría no
comprobada, sin tener mayor evidencia? ¿Por qué dudamos de
nuestra fe cuando leemos un artículo sobre la “evolución”, que no
toma en cuenta a Dios? ¿Por qué no tenemos suficiente fe para creer
en todo lo que la Biblia dice?
Debemos meditar sobre esto, pensando cuán alejados podemos estar
de la verdad si nos apartamos de las palabras de Cristo; quién dio su
vida y derramó su sangre preciosa para doblegar nuestra incredulidad.
No podemos crecer en nuestra fe, si no leemos atentamente las
escrituras. Sabiendo de nuestra frágil fe, Él también dijo: “el Cielo y la
Tierra pasarán pero mis palabras no pasarán” (Marcos 13:31)
Invitamos a todos a ser creyentes fieles de las palabras de nuestro
Señor y de las Escrituras que nos dejaron los Patriarcas y Profetas,
tanto del Antiguo cómo del Nuevo Testamento, ya desde la creación
del Mundo, de los Ángeles y el Hombre, sin las modernas exclusiones
que limitan nuestra Fe. Así no correremos el riesgo que el Señor nos
diga lo mismo que a los discípulos de Emaús, o lo que sería peor, si
nos pasara lo que dice Ana Catalina al final de sus Visiones del
Antiguo Testamento:
“Al día del último Juicio, todo esto aparecerá y el Misterio
entonces será descubierto, para el espanto y terror de
aquellos que se han burlado de ello”.
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