LA MONEDA PERDIDA
Lc. 15, 8-10
8 Y les dijo también: «Si una mujer tiene diez dracmas y pierde una, ¿no enciende acaso la lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla?
9 Y cuando la encuentra, llama a sus amigas y vecinas, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la dracma que se me había perdido".
10 Les aseguro que, de la misma manera, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte».
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