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jueves, 21 de marzo de 2013

Lecturas Jueves de la 5ª semana de Cuaresma



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Jueves 21 de Marzo del 2013
Primera lectura
Lectura del libro del Génesis (17,3-9):

En aquellos días, Abrán cayó rostro en tierra, y Dios le dijo: «Mira, éste es mi pacto contigo: Serás padre de muchedumbre de pueblos. Ya no te llamarás Abrán, sino que te llamarás Abrahán, porque te hago padre de muchedumbre de pueblos. Te haré crecer sin medida, sacando pueblos de ti, y reyes nacerán de ti. Mantendré mi pacto contigo y con tu descendencia en futuras generaciones, como pacto perpetuo. Seré tu Dios y el de tus descendientes futuros. Os daré a ti y a tu descendencia futura la tierra en que peregrinas, la tierra de Canaán, como posesión perpetua, y seré su Dios.» 
Dios añadió a Abrahán: «Tú guarda mi pacto, que hago contigo y tus descendientes por generaciones.»

Palabra de Dios
Salmo
Sal 104,4-5.6-7.8-9

R/.
 El Señor se acuerda de su alianza eternamente

Recurrid al Señor y a su poder, 
buscad continuamente su rostro. 
Recordad las maravillas que hizo, 
sus prodigios, las sentencias de su boca. R/.

¡Estirpe de Abrahán, su siervo; 
hijos de Jacob, su elegido! 
El Señor es nuestro Dios, 
él gobierna toda la tierra. R/.

Se acuerda de su alianza eternamente, 
de la palabra dada, por mil generaciones; 
de la alianza sellada con Abrahán, 
del juramento hecho a lsaac. R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (8,51-59):

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Os aseguro: quien guarda mi palabra no sabrá lo que es morir para siempre.» 
Los judíos le dijeron: «Ahora vemos claro que estás endemoniado; Abrahán murió, los profetas también, ¿y tú dices: "Quien guarde mi palabra no conocerá lo que es morir para siempre"? ¿Eres tú más que nuestro padre Abrahán, que murió? También los profetas murieron, ¿por quién te tienes?» 
Jesús contestó: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros decís: "Es nuestro Dios", aunque no lo conocéis. Yo sí lo conozco, y si dijera: "No lo conozco" sería, como vosotros, un embustero; pero yo lo conozco y guardo su palabra. Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría.» 
Los judíos le dijeron: «No tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?» 
Jesús les dijo: «Os aseguro que antes que naciera Abrahán, existo yo.» 
Entonces cogieron piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo.

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio del Jueves 21 de Marzo del 2013

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Luis Manuel Suárez
Queridos amigos y amigas:

Hoy, la Palabra de Dios nos habla de un antepasado común a la fe de muchos seres humanos: Abraham. El padre de los creyentes. “Te hago padre de muchedumbre de pueblos (...), mantendré mi pacto contigo y con tu descendencia en futuras generaciones, como pacto perpetuo”.

Los judíos se consideran hijos de Abraham. Los cristianos, a través de ellos, también lo somos. Y los musulmanes también tienen a Abraham como uno de sus antepasados principales. Así pues, somos tres familias nacidas de Abraham, pero, en el pasado y en el presente, mal avenidas. ¿Qué pasará en el futuro?

Superando incomprensiones y conflictos pasados, urge tender puentes entre las religiones abrahámicas. Lo cual no se sinónimo de confusión o indiferencia. La comunicación sólo es posible cuando uno sabe quién es, a la vez que cuando es capaz de valorar al otro como lo que es.

El primer puente es el del conocimiento. Conocer con cierta profundidad cada credo, con sus núcleos fundamentales y con sus valores cardinales. Y conocer creyentes concretos de las otras religiones, para despejar estereotipos injustos. Distinguiendo las verdaderas religiones de los “fundamentalismos” que las desfiguran.

El segundo puente es el del aprecio. Valorar la búsqueda de paz, de comunidad y de Dios que ofrece cada religión, frente a la distancia que rechaza lo ajeno incluso antes de conocerlo de verdad.

El tercer puente es el de la colaboración. Unirnos en proyectos comunes a favor de la común humanidad.
En el diálogo interreligioso surgido tras el Concilio Vaticano II se han dado pasos significativos. Pero aún queda mucho por andar. No pongamos la responsabilidad del acercamiento en los otros y empecemos haciendo lo que esté de nuestra mano. Para seguir siendo en el mundo –junto al resto de creyentes y hombres y mujeres de buena voluntad- mediadores de la bondad de Dios para las futuras generaciones. Como Abraham.

Vuestro hermano en la fe:
Luis Manuel Suárez, claretiano.

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