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sábado, 27 de abril de 2013

EL DON DE PROFECÍA, SUPERIOR AL DON DE LENGUAS



1 CORINTIOS 14, 1-12

1 Procuren alcanzar ese amor, y aspiren también a los dones espirituales, sobre todo al de la profecía.
2 Porque aquel que habla un lenguaje incomprensible no se dirige a los hombres sino a Dios, y nadie le entiende: dice en éxtasis cosas misteriosas.
3 En cambio, el que profetiza habla a los hombres para edificarlos, exhortarlos y reconfortarlos.
4 El que habla un lenguaje incomprensible se edifica a sí mismo, pero el que profetiza edifica a la comunidad.
5 Mi deseo es que todos ustedes tengan el don de lenguas, pero prefiero que profeticen, porque el que profetiza aventaja al que habla un lenguaje incomprensible. A no ser que este último también interprete ese lenguaje, para edificación de la comunidad.
6 Supongamos, hermanos, que yo fuera a verlos y les hablara en esa forma, ¿de qué les serviría, si mi palabra no les aportara ni revelación, ni ciencia, ni profecía, ni enseñanza?
7 Sucedería lo mismo que con los instrumentos de música, por ejemplo, la flauta o la cítara. Si las notas no suenan distintamente, nadie reconoce lo que se está ejecutando.
8 Y si la trompeta emite un sonido confuso, ¿quién se lanzará al combate?
9 Así les pasa a ustedes: si no hablan de manera inteligible, ¿cómo se comprenderá lo que dicen? Estarían hablando en vano.
10 No sé cuántos idiomas diversos hay en el mundo, y cada uno tienen sus propias palabras.
11 Pero si ignoro el sentido de las palabras, seré como un extranjero para el que me habla y él lo será para mí.
12 Así, ya que ustedes ambicionan tanto los dones espirituales, procuren abundar en aquellos que sirven para edificación de la comunidad.

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