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Fantástica prédica del Papa Francisco.
En la homilía de la misa del 20 de junio en la Casa Santa Marta, dijo que la oración “no es magia”, pero es confiarse en el abrazo del Padre.
El Papa, hablando de la oración del “Padre Nuestro”, señaló que la primera palabra es “Padre”, y esta “es la llave de la oración.”
“Sin decir, sin escuchar esa palabra - advirtió - no se puede rezar.”
El Papa Francisco ha centrado su homilía en la oración del “Padre Nuestro” que Jesús enseñó a los discípulos. Jesús, dijo, nos da un consejo para la oración: “no malgastéis las palabras, no hagáis ruido”, “el ruido de la mundanidad, el ruido de la vanidad”.
Y advirtió que “la oración no es algo mágico, no se hace magia con la oración”. Alguien, prosiguió, me comentó que cuando uno va a un “curandero”, le dice muchas palabras para curarlo. Pero esto es pagano. ” Nosotros, nos enseña Jesús, no debemos hablar mucho”, porque Él lo sabe todo..
¿REZO AL DIOS CÓSMICO?
“¿A quién rezo? ¿Al Dios omnipotente?
Está demasiado lejos. Esto no lo siento, ni siquiera Jesús lo sentía. ¿A
quién rezo? ¿Al Dios Cósmico? Muy común en estos días ¿no?… rezar al
Dios cósmico, ¿no? Esta modalidad que llega con esta cultura light…”
“¡Reza al Padre! Es una palabra fuerte
‘Padre’. Debes rezar al que te ha creado, el que te ha dado la vida a
ti. No a todos: a todos es demasiado anónimo. A ti. A mí. Y es también
el que te acompaña en tu camino: conoce toda tu vida. Todo, lo que es
bueno y lo que no es tan bueno. Conoce todo. Si no comenzamos la oración
con esta palabra, no dicha con los labios, sino con el corazón, no
podemos rezar en cristiano”.
“Padre”, afirmó, “es una palabra fuerte” pero “abre las puertas”. En el momento del sacrificio, dijo el Papa, Isaac se da cuenta de “que algo no iba bien”, “porque faltaba el cordero”, pero se fía de su padre “y su preocupación la ha puesto en el corazón de su padre”. Y de nuevo “padre” es la palabra que ha pensado decir “el hijo” que se fue de casa con la herencia y “luego quiso volver”. Y ese padre “lo ve llegar y corre hacia él, lo abraza para darle todo su amor”. “Padre, he pecado”; y esta, afirmó el Papa, “es la clave de toda oración, sentirse amado por un padre”.
EL PADRE CERCANO Y EL PERDÓN
“Tenemos un Padre. Cercanísimo.. ¿eh?
Que nos abraza. Todos estos afanes, preocupaciones que podamos tener,
dejémoselas a Él, Él ya sabe lo que necesitamos. Pero Padre qué… ¿Padre
mío? ¡No! ¡Padre Nuestro! Porque yo no soy hijo único, ninguno de
nosotros, y si yo no puedo ser hermano, difícilmente podré ser hijo de
este Padre, porque Él es padre de todos. Mío, seguro, pero también de
los demás, de mis hermanos. Y si yo no puedo estar en paz con mis
hermanos, no le puedo llamar Padre”.
Así, añadió, se explica el hecho de que Jesús, después de habernos
enseñado el Padrenuestro, destaca que si no perdonamos a los demás,
tampoco el Padre perdonará nuestras culpas.
“Es tan difícil perdonar a los demás
–constató- es verdaderamente difícil porque en nuestro corazón siempre
guardamos ese rencor”. Pensamos: “Me la has hecho, espera un poco que te devolveré el favor”.
“No, no se puede rezar con enemigos en el corazón, con hermanos y enemigos en el corazón, no se puede. Esto es difícil; sí es difícil, no es fácil. ‘Padre, no puedo decir Padre, no me puedo’. Es verdad yo lo entiendo. ‘No puedo decir nuestro, porque este me ha hecho esto, aquello..’ ¡No se puede! ‘Estos deben ir al infierno, ¿no?, no son de los míos’. Es verdad, no es fácil. Pero Jesús nos ha prometido el Espíritu Santo: es el que nos enseña, desde dentro, desde el corazón como decir ‘Padre’ y como decir ‘nuestro’. Pidamos hoy el Espíritu Santo: que nos enseñe a decir ‘Padre’ y a poder decir ‘nuestro’, haciendo la paz con todos nuestros enemigos”.
Fuentes: Tempi, Aleteia, Signos de estos Tiempos“No, no se puede rezar con enemigos en el corazón, con hermanos y enemigos en el corazón, no se puede. Esto es difícil; sí es difícil, no es fácil. ‘Padre, no puedo decir Padre, no me puedo’. Es verdad yo lo entiendo. ‘No puedo decir nuestro, porque este me ha hecho esto, aquello..’ ¡No se puede! ‘Estos deben ir al infierno, ¿no?, no son de los míos’. Es verdad, no es fácil. Pero Jesús nos ha prometido el Espíritu Santo: es el que nos enseña, desde dentro, desde el corazón como decir ‘Padre’ y como decir ‘nuestro’. Pidamos hoy el Espíritu Santo: que nos enseñe a decir ‘Padre’ y a poder decir ‘nuestro’, haciendo la paz con todos nuestros enemigos”.
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