TESALONICENSES 5, 1-11
1 Hermanos, en cuanto al tiempo y al
momento, no es necesario que les escriba.
2 Ustedes saben perfectamente que el Día del
Señor vendrá como un ladrón en plena noche.
3 Cuando la gente afirme que hay paz y
seguridad, la destrucción caerá sobre ellos repentinamente, como los dolores de
parto sobre una mujer embarazada, y nadie podrá escapar.
4 Pero ustedes, hermanos, no viven en las
tinieblas para que ese Día los sorprenda como un ladrón:
5 todos ustedes son hijos de la
luz, hijos del día. Nosotros no pertenecemos a la noche ni a las
tinieblas.
6 No nos durmamos, entonces,
como hacen los otros: permanezcamos despiertos y seamos sobrios.
7 Los que duermen lo hacen de
noche, y también los que se emborrachan.
8 Nosotros, por el contrario, seamos sobrios,
ya que pertenecemos al día: revistámonos con la coraza de la fe y del amor, y
cubrámonos con el caso de la esperanza de la salvación.
9 Porque Dios no nos destinó para la ira,
sino para adquirir la salvación por nuestro Señor Jesucristo,
10 que murió por nosotros, a fin de que,
velando o durmiendo, vivamos unidos a él.
11 Anímense, entonces, y estimúlense
mutuamente, como ya lo están haciendo.
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