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sábado, 1 de junio de 2013

PARTE PRIMERA CONSEJOS ÚTILES PARA LA VIDA ESPIRITUAL (KEMPIS XX-XXI)

Capítulo: XX
AMOR A LA SOLEDAD Y AL SILENCIO

1. Busca tiempo apropiado para dedicarte a ti mismo
y piensa frecuentemente
en los beneficios que te concede Dios.
Abandona las curiosidades.
De preferencia,
lee sobre asuntos que te estimulen más a la conversión
que al entretenimiento.
Si te sustraes de conversaciones superfluas,
rodeos inútiles y de prestarle atención a novedades y murmuraciones,
encontrarás tiempo suficiente
y apto para entregarte a provechosas meditaciones.
Algunos santos, siempre que podían
evitaban la compañía de otras personas y preferían en secreto dedicarse a Dios.
2. Una persona llegó a decir:
“las veces que estuve acompañado de otros hombres
menos humano regresé” (Séneca Epst. 7). Esto lo experimentamos con frecuencia cuando hablamos demasiado.
Es más fácil permanecer en casa
que cuidarse suficientemente fuera de ella.
Por eso, el que intenta acceder
a los valores interiores y espirituales
debe, con Jesús, apartarse de la turba.
Ninguno se presenta con seguridad en público
si no aprendió a pasar desapercibido voluntariamente.
Ninguno habla con seguridad
si no sabe callar cuando conviene.
Ninguno se aventaja con seguridad
si no se somete de buena gana.
Ninguno da órdenes con seguridad
si antes no aprendió bien a obedecer.
3. Ninguno se alegra con seguridad
si no tiene dentro de sí el testimonio de buena conciencia.
Porque siempre la seguridad de los santos
se mantuvo llena del respeto a Dios
y no por eso fueron menos cuidadosos y humildes aunque resplandecían por sus grandes virtudes y el afecto que Dios les mostraba.
La seguridad de los malvados
brota de su soberbia y presunción
y al final se convierte en decepción hacia ellos mismos.
Jamás te sientas del todo seguro en esta vida
así parezcas un piadoso religioso o ermitaño.
4. Muchos que en opinión general
eran considerados como los mejores
han caído gravemente por su exagerada confianza en sí mismos.
Por eso es tan útil que a las personas
no les falten del todo las tentaciones
y que con frecuencia se sientan acosadas
para que no estén tan seguras de sí
no vaya a ser que se crean superiores a los demás y desvergonzadamente resbalen hacia consuelos exteriores.
Conservará la conciencia tranquila
el que no ande detrás de satisfacciones inconsistentes
y le dé a cada asunto la importancia que se merece.
¡Qué gran paz y tranquilidad poseerá
quien sepa liberarse de preocupaciones poco serias,
solamente piense en lo que es saludable y divino
y establezca en Dios toda su esperanza!
5. Nadie merece experimentar la alegría de la comunicación
con Dios
si no se ejercita amorosamente hasta lograr el arrepentimiento que lo lleve a la conversión.
Si quieres de verdad conmover tu corazón
entra en tu habitación y excluye toda distracción, según está escrito: “Tiemblen, no pequen; reflexionen en su lecho” (Sal 4,5).
En tu propia habitación encontrarás
lo que pierdes muchas veces al salir.
El retiro frecuentado se hace agradable
y el poco usado causa fastidio.
Si al comienzo de tu conversión a Dios
lo cultivas y defiendes
con el tiempo será para ti querido amigo
y gratísima experiencia.
6. En el silencio y la calma
progresa el espíritu
y se aprende los secretos de la Palabra de Dios
ahí uno encuentra suficiente motivos de arrepentimiento
por haberse comportado mal
purificándose así todas las noches
para que su Creador sea más cercano a él
mientras más apartado viva de todo lo que le ofende.
A quien se retira de conocidos y amigos
se le acerca Dios con sus santos Mensajeros.
Es mejor permanecer retirado y tener cuidado de sí mismo
que, descuidándose de sí,
realizar obras impresionantes pero exteriores.
Es una gran cosa que los religiosos
salgan raras veces,
traten de pasar desapercibidos
y eviten fijarse demasiado en los demás.
7. ¿Para qué quieres ver lo que no debes ambicionar?
“El mundo pasa y también sus ambiciones” (1Jn 2,17).
Los deseos deshonestos nos arrastran a pasatiempos
pero pasado el momento
sólo nos queda la conciencia angustiada y el corazón disperso.
La salida entusiasta ocasiona a veces un triste regreso,
y el feliz anochecer
trae como consecuencia una mañana penosa.
Así, todo gozo inmoral penetra suavemente
pero a la larga muerde y mata.
¿Qué puedes ver en otra parte que no veas aquí?
Aquí ves cielo, tierra y los demás elementos de la naturaleza de los que están compuestas todas las cosas.
8. ¿Qué puedes ver en otra parte
que permanezca siempre igual, tal como es,
sin modificarse nunca?
Crees que te saciarás íntegramente
pero jamás lo lograrás.
Si pudieras contemplar de una vez
todas las cosas del mundo ¿no sería acaso una mirada inútil que de nada te serviría?
Dirige más bien tu mirada a Dios
y ruega que te perdone tus pecados y negligencias.
Olvida lo que no tiene importancia
y en cambio preocúpate de lo que manda Dios.
Cierra tu puerta
y llama a ti a Jesús que amas.
Permanece con Él en tu retiro
porque no encontrarás en otra parte tanta paz.
Si no sales ni eres curioso de rumores extraños
mejor te mantendrás en buena paz.
Pero ya que te complace escuchar novelerías
es inevitable que tengas que soportar tu corazón alborotado.

Capítulo: XXI
CAMINO A LA CONVERSIÓN

1. Si quieres adelantar algo
consérvate en el respeto a Dios y no pretendas ser demasiado libre sino mantén bajo control todos tus sentidos y no te entregues a alegrías ineptas.
Dedícate a transformar tu corazón
y sentirás la presencia de Dios.
La compunción nos obtiene muchos bienes
que la distracción acostumbra perder rápidamente.
Es increíble que en esta vida alguien pueda alegrarse
alguna vez perfectamente
si piensa y reflexiona que está como desterrado y rodeado de tantos peligros.
2. Por causa de nuestra superficialidad
y la dejadez en corregir nuestros defectos
no sentimos el llamado angustioso de nuestra conciencia
sino que tomamos todo a risa
cuando más bien deberíamos llorar.
No existe verdadera libertad ni justo regocijo
sino en el respeto a Dios con buena conciencia.
Feliz quien puede arrojar lejos todo impedimento
de distracción y recogerse a la unidad
gracias al saludable arrepentimiento
que nos lleva a la conversión.
Feliz quien se abstiene
de todo lo que puede manchar u ofender su conciencia.
Lucha valerosamente:
una costumbre se vence con otra.
Si aprendes a no dejarte llevar por los demás
entonces te dejarán hacer lo que te toca.
3. No pretendas manejar asuntos ajenos
ni te impliques en las causas de los mayores
y amonéstate más especialmente a ti mismo
que a todos los que estimas.
Si no te favorecen los demás
no vayas a sentirte triste por eso
pero que sí te sea causa de preocupación
el no comportarte bien y consideradamente
como corresponde a un servidor de Dios y
persona de fe.
Con frecuencia es muy conveniente y seguro
que la persona no tenga muchas satisfacciones en esta vida
principalmente si se trata de consuelos materiales.
Pero si no percibimos o
rara vez experimentamos la presencia de Dios
es por nuestra culpa
porque no buscamos convertirnos a Él
abandonando vanidades y exterioridades.
4. Reconoce que no eres merecedor
de experimentar el afecto de Dios sinomás bien digno de muchas aflicciones.
Cuando alguien está más perfectamente urgido a la santidad entonces más pesado y amargo le parece todo el mundo.
La persona buena descubre dentro de sí
suficiente motivo de dolor y pena.
Porque ya se considere a sí o se preocupe del prójimo
sabe que nadie vive en éste mundo sin tribulación
y cuando más estrictamente se examina
más grande es su dolor.
Constituyen materia de justo dolor e intenso arrepentimiento
nuestros pecados y vicios
que nos tienen envueltos
por lo que rara vez somos capaces
de contemplar las realidades trascendentes.
5. Si reflexionaras con más frecuencia sobre tu propia
muerte en vez de como prolongar la vida no dudo
que con más entusiasmo te enmendarías.
Si examinas de corazón las penas futuras del infierno
o del proceso de purificación después de muerto
creo que con gusto soportarías los esfuerzos
y dolores
y no tendrías temor de ninguna exigencia.
Pero porque estas cosas no penetran en nuestro corazón
y todavía amamos la comodidad
por eso permanecemos desanimados y muy holgazanes.
Frecuentemente hay carencia espiritual
donde tanto se lamenta la miserable naturaleza.
Ruega pues humildemente al Señor porque como dijo
un profeta: “Les alimentaste con aflicciones
y les hiciste beber lágrimas” (Sal 80,6).

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