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lunes, 1 de julio de 2013

DEL HABLA INTERIOR DE CRISTO AL ALMA FIEL

CAPÍTULO 30: CÓMO SE HA DE PEDIR EL FAVOR DIVINO, Y DE LA CONFIANZA DE RECOBRAR LA GRACIA.
 
Jesucristo:
1. Hijo, yo soy el Señor, que conforta en el día de la tribulación. Ven a Mí, cuando no te hallares bien. Lo que más impide la consolación celestial, es que muy tarde vuelves a la oración. Porque antes de orar con atención, buscas muchas consolaciones, y te recreas en lo exterior. De aquí viene que todo te aprovecha poco, hasta que conozcas que yo soy el que libro a los que esperan en Mí; y fuera de Mí no hay auxilio eficaz, consejo provechoso, ni remedio durable. Mas recobrado el aliento después de la tempestad, esfuérzate a la luz de mis misericordias; porque cerca estoy (dice el Señor) para reparar todo lo perdido, no sólo cumplida, sino abundante y colmadamente.
2. ¿Por ventura hay cosa difícil para Mí? ¿O seré yo como el que dice y no hace? ¿Dónde está tu fe? Ten firmeza y perseverancia. Sé varón fuerte y magnánimo, y a su tiempo te llegará el consuelo. Espérame, espera; Yo vendré y te curaré. Tentación es la que te atormenta, y vano temor el que te espanta. ¿Qué aprovecha el cuidado de lo que está por venir, sino para tener tristeza sobre tristeza? Bástale a cada día su molestia. Vana cosa es y sin provecho entristecerse o alegrarse de lo venidero, que quizás nunca acaecerá.
3. Pero es propio de la humana flaqueza engañarse con tales imaginaciones; y también es señal de poco ánimo dejarse burlar tan ligeramente del enemigo. Pues el que no cuida que sea verdadero o falso aquello con que nos burla o engaña; o si derribará con el amor de lo presente, o con el temor de lo futuro. No se turbe, pues, ni tema tu corazón. Cree en Mí, y ten confianza en mi misericordia. Cuando piensas que estás lejos de Mí, estoy más cerca de ti regularmente. Cuando piensas que está todo casi perdido, entonces muchas veces está cerca la ganancia del merecer. No está todo perdido cuando alguna cosa te sucede contraria. No debes juzgar como sientes ahora, ni embarazarte ni acongojarte con cualquier contrariedad que te venga, como si no hubiese esperanza de remedio.
4. No te tengas por desamparado del todo, aunque te envíe a tiempos alguna tribulación, o te prive del consuelo deseado; porque de este modo se llega al reino de los cielos. Y sin duda te conviene más a ti, y a los demás siervos míos, ser ejercitados en adversidades, que si todo os sucediese a vuestro gusto. Yo penetro los secretos; y sé que te conviene mucho para tu bien, que algunas veces te deje desconsolado; para que no te ensoberbezcas en los sucesos prósperos, ni quieras complacerte en ti mismo por lo que no eres. Lo que yo te di, te lo puedo quitar, y volvértelo cuando me agradare.
5. Cuando te lo diere, mío es: cuando te lo quitare, no tomo cosa tuya, pues mía es cualquier dádiva buena y todo don perfecto. Si te enviare pesadumbre, o alguna contrariedad, no te indignes, ni desfallezca tu corazón. Presto puedo levantarte, y mudar toda pena en gozo. Justo soy, y digno de ser alabado, cuando así me porto contigo.
6. Si bien lo entiendes y lo miras a la luz de la verdad, nunca te debes entristecer, ni descaecer tanto por las adversidades; sino antes holgarte más y darme gracias. Y tener por único gozo el ver que afligiéndote con dolores, no te contemplo. Así como me amó el Padre, Yo os amo, dije a mis amados discípulos, los cuales no envié a gozos temporales, sino a grandes peleas; no a honras, sino a desprecios; no a ocio, sino a trabajos; no al descanso, sino a recoger grandes frutos de paciencia. Acuérdate, hijo mío, de estas palabras.

CAPÍTULO 31: DEL DESPRECIO DE TODAS LAS CRIATURAS PARA HALLAR AL CRIADOR.
 
El Alma:
1. Señor, necesaria me es aún mayor gracia, si tengo de llegar adonde nadie ni criatura alguna me puedan embarazar. Porque mientras que alguna cosa me detiene, no puedo volar a Ti libremente. Deseaba volar libremente el que decía: ¿Quién me dará alas como de paloma, y volaré y descansaré? ¿Qué cosa hay más quieta que la pura intención? Y ¿quién más libre que el que nada desea en la tierra? Por eso conviene levantarse sobre todo lo criado, y olvidarse totalmente de sí mismo, elevándose, y quedando suspenso para ver que Tú, Criador de todo, no tienes semejanza con las criaturas. Y el que no se desocupare de lo criado, no podrá libremente entender en lo divino. Por esto, pues, se hallan pocos contemplativos, porque son raros los que saben desasirse del todo de las criaturas y de lo perecedero.
2. Para eso es menester gran gracia, que levante el alma y la suba sobre sí misma. Peso si no eleva al hombre levantado en espíritu y libre de todo lo criado, y todo unido a Dios, de poca estima es cuanto sabe y cuanto tiene. Mucho tiempo será niño y mundano el que estima alguna cosa por grande, sino solo el único, inmenso y eterno bien. Y lo que Dios no es, nada es, y por nada se debe contar. Hay gran diferencia entre la sabiduría del varón iluminado y devoto, y la ciencia del letrado y del estudioso clérigo. Mucho más noble es la doctrina que emana de la influencia divina, que la que se alcanza con el trabajo por el ingenio humano.
3. Se hallan muchos que desean la contemplación: pero no procuran ejercitar las cosas que para ella se requieren. Es grande impedimento fijarse en las cosas exteriores y sensibles, y descuidar la verdadera mortificación. No sé que es, ni qué espíritu nos lleva, ni qué esperamos los que parece somos llamados espirituales, cuando tanto trabajo y solicitud ponemos en las cosas transitorias y viles, y con dificultad y muy tarde nos recogemos del todo a considerar nuestro interior.
4. ¡Oh dolor! Que al momento que nos hemos recogido un poco, nos distraemos y no escudriñamos nuestras obras con riguroso examen. Nos miramos dónde tenemos nuestras aflicciones, ni lloramos cuán manchadas están todas nuestras cosas. Toda carne había corrompido su camino, y por eso se siguió el gran diluvio. Porque nuestro afecto interior estando corrompido, es necesario que la obra que de él dimana (señal de la privación de la virtud interior) también se corrompa. Del corazón puro procede el fruto de la buena vida.
5. Se examina cuanto hace alguno; pero no indagamos de cuánta virtud proceden sus acciones. Se averigua si alguno es valiente, rico, hermoso, hábil o buen escritor, buen cantor, buen artista; pero poco se habla de cuán pobre sea de espíritu, cuán paciente y manso, cuán devoto y recogido. La naturaleza mira las cosas exteriores del hombre; mas la gracia se ocupa en las interiores. Aquella muchas veces se engaña, y ésta espera en Dios para no engañarse.


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