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martes, 24 de septiembre de 2013

Lecturas Miércoles de la 25ª semana del Tiempo Ordinario


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Miércoles 25 de Septiembre del 2013

Primera lectura

Lectura del libro de Esdras (9,5-9):

Yo, Esdras, al llegar la hora de la oblación de la tarde, acabé mi penitencia y, con el vestido y el manto rasgados, me arrodillé y alcé las manos al Señor, mi Dios, diciendo: «Dios mío, de pura vergüenza no me atrevo a levantar el rostro hacia ti, porque nuestros delitos sobrepasan nuestra cabeza, y nuestra culpa llega al cielo. Desde los tiempos de nuestros padres hasta hoy hemos sido reos de grandes culpas y, por nuestros delitos, nosotros con nuestros reyes sacerdotes hemos sido entregados a reyes extranjeros, a la espada, al destierro, al saqueo y a la ignominia, que es la situación actual. Pero ahora el Señor, nuestro Dios, nos ha concedido un momento de gracia, dejándonos un resto y una estaca en su lugar santo, dando luz a nuestros ojos y concediéndonos respiro en nuestra esclavitud. Porque éramos esclavos, pero nuestro Dios no nos abandonó en nuestra esclavitud; nos granjeó el favor de los reyes de Persia, nos dio respiro para levantar el templo de nuestro Dios y restaurar sus ruinas y nos dio una tapia en Judá y Jerusalén.»

Palabra de Dios

Salmo

Tb 13,2.3-4.6

R/.
 Bendito sea Dios, que vive eternamente

Él azota y se compadece, 
hunde hasta el abismo y saca de él, 
y no hay quien escape de su mano. R/. 

Dadle gracias, israelitas, ante los gentiles, 
porque él nos dispersó entre ellos. 
Proclamad allí su grandeza, 
ensalzadlo ante todos los vivientes: 
que él es nuestro Dios y Señor, 
nuestro padre por todos los siglos. R/.

Veréis lo que hará con vosotros, 
le daréis gracias a boca llena, 
bendeciréis al Señor de la justicia 
y ensalzaréis al rey de los siglos. R/.

Yo le doy gracias en mi cautiverio, 
anuncio su grandeza 
y su poder a un pueblo pecador. R/.

Convertíos, pecadores, 
obrad rectamente en su presencia: 
quizás os mostrará benevolencia 
y tendrá compasión. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,1-6):

En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades. 
Luego los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles: «No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco llevéis túnica de repuesto. Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si alguien no os recibe, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.» 
Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando el Evangelio y curando en todas partes.

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio del Miércoles 25 de Septiembre del 2013

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C.R.
Queridos hermanos:
Hace tiempo conocí una pequeña comunidad de laicos que intentaban vivir de la “providencia”. A mi me parecieron poetas incurables… ¿quién en nuestro mundo se atreve a una osadía mayor, desafiando las leyes de la mercadotecnia? Pero hay personas que lo hacen, seducidas por Jesús se lanzan al camino de la vida fiados únicamente de esta palabra que hemos escuchado en el Evangelio de hoy, manifestando así su libertad y su confianza en Dios Padre Providente. Son testimonio de que el Evangelio no es una utopía, sino que se puede vivir, y que para ello sólo hace falta una cosa: “fiarse de Dios”.
Nos cuesta tanto fiarnos de Dios, incluso los que hemos hecho votos de pobreza, castidad y obediencia para manifestar al mundo que sólo Dios basta, nos llenamos de cosas inútiles pensando que ahí está la eficacia del trabajo por el Reino.
Necesitamos poetas que nos recuerden lo absurdo de nuestras inseguridades, necesitamos poetas que nos digan que con Dios a nuestro lado ya lo tenemos todo, necesitamos poetas que nos recuerden esa libertad primigenia de quien se desprende de todo para llenarse de Dios.
 

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