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martes, 1 de octubre de 2013

Apocalipsis 15


1 Luego vi en el cielo otra señal grande y maravillosa: siete Ángeles, 
que llevaban siete plagas, las últimas, porque con ellas se consuma el furor 
de Dios.
2 Y vi también como un mar de cristal mezclado de fuego, y a los que 
habían triunfado de la Bestia y de su imagen y de la cifra de su nombre, de 
pie junto al mar de cristal, llevando las cítaras de Dios.
3 Y cantan el cántico de Moisés, siervo de Dios, y el cántico del
Cordero, diciendo: «Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios
Todopoderoso; justos y verdaderos tus caminos, = ¡oh Rey de las naciones! 

4 = ¿Quién no temerá, = Señor, y no glorificará tu nombre? Porque
sólo tú eres santo, = y todas las naciones vendrán y se postrarán ante ti, =
porque han quedado de manifiesto tus justos designios».
5 Después de esto vi que se abría en el cielo el Santuario de la Tienda 
del Testimonio,
6 y salieron del Santuario los siete Ángeles que llevaban las siete
plagas, vestidos de lino puro, resplandeciente, ceñido el talle con cinturones 
de oro.
7 Luego, uno de los cuatro Vivientes entregó a los siete Ángeles siete 
copas de oro llenas del furor de Dios, que vive por los siglos de los siglos.
8 = Y el Santuario se llenó del humo de la gloria de Dios = y de su
poder, = y nadie podía entrar en el Santuario = hasta que se consumaran las 
siete plagas de los siete Ángeles.

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