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jueves, 26 de diciembre de 2013

Activistas de Femen en acciones de demostración contra la Iglesia católica para Navidad

Recordamos la oración en reparación por las blasfemias.

Por lo menos en Italia, Francia y España activistas de Femen realizaron demostraciones en iglesias católicas con el mismo eslogan “La Navidad está cancelada, Jesús fue abortado”.

activista de femen

Es buen momento para recordar la oración de Pío XII en reparación por las blasfemias, que tiene una indulgencia de 1000 días.

LA OPERACIÓN DE FEMEN CONTRA LA NAVIDAD

Se informó que el viernes 20 de diciembre un activista que afirmó pertenecer al grupo feminista Femen, entró en la iglesia de la Madeleine de Parísfingió un aborto involuntario y orinó en el altar. 
Con sus pechos expuestos la activista entró en la iglesia sin impostarle que unos diez miembros del coro que estaban ensayando.
En el cuerpo de la mujer escribió “344 perras”, una expresión que hace referencia al manifiesto de las 343 mujeres que en abril de 1971 firmaron una petición para la despenalización del aborto en Francia.
En su espalda exhibía la frase “Christimas is aborted” (Navidad está abortada)La protesta fue en silencio y el sacerdote de la iglesia vio todo y le dijo a AFP que la joven colocó un trozo de hígado de res que representaba a un feto y luego orinó en los escalones del altar.
El pastor decidió presentar cargos contra la activista y ahora la Policía Local investigará el caso para encontrar a la mujer.
Un día antes, la ciudad del Vaticano fue el blanco de una protesta similar. El jueves 19 una activista ucraniana de Femen se quitó la camisa en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, para protestar contra la condena del aborto por la Iglesia Católica.
A diferencia de la activista en París, la ucraniana gritó varias veces la frase“Christmas is canceled, Jesus is aborted”  (La Navidad está cancelada, Jesús fue abortado), y llevaba el mismo texto escrito en el cuerpo.
El 23 de diciembre otras activistas de Femen, se desnudaron frente a laiglesia San Manuel y San Benito de Madrid, en la céntrica calle de Alcalá.
Con los pechos descubiertos han querido llamar la atención contra la nueva ley del aborto que prepara el Gobierno.
Las feministas también echaron un líquido rojo en el suelo cuando acabó la misa de la mañana, como símbolo “del aborto del embrión de Cristo”. En su twitter se podía leer: “la Navidad se cancela! Aborto libre!”.
El 25 de diciembre, una activista de Femen ha irrumpido con una pintada en su cuerpo en la que se podía leer “Yo soy dios” durante la misa de Navidad en lacatedral alemana de Colonia.
Según asegura la web del grupo feminista en España, la activista germana, llamada Josephine, subió al altar de la catedral con los pechos al descubierto para protestar contra el hecho de que la Iglesia Católica, concretamente el Vaticano, defienda el derecho a la vida del no nacido.
La prensa alemana recoge la protesta y destaca que el cardenal que en ese momento oficiaba el servicio “no se dejó impresionar” por la mujer y aseguró que todas las personas merecen “misericordia” de Dios, “incluso las jóvenes confundidas como ella”.

QUÉ DICE EL CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA SOBRE EL PECADO DE BLASFEMIA

Nº 1856: El pecado mortal, que ataca en nosotros el principio vital que es la caridad, necesita una nueva iniciativa de la misericordia de Dios y una conversión del corazón que se realiza ordinariamente en el marco del sacramento de la reconciliación:
Cuando la voluntad se dirige a una cosa de suyo contraria a la caridad por la que estamos ordenados al fin último, el pecado, por su objeto mismo, tiene causa para ser mortal… sea contra el amor de Dios, como la blasfemia, el perjurio, etc., o contra el amor del prójimo, como el homicidio, el adulterio, etc… En cambio, cuando la voluntad del pecador se dirige a veces a una cosa que contiene en sí un desorden, pero que sin embargo no es contraria al amor de Dios y del prójimo, como una palabra ociosa, una risa superflua, etc. tales pecados son veniales (S. Tomás de Aquino, s.th. 1-2, 88, 2).
Nº 2148: La blasfemia se opone directamente al segundo mandamiento. Consiste en proferir contra Dios -interior o exteriormente- palabras de odio, de reproche, de desafío; en decir mal de Dios, faltarle al respeto, en las conversaciones, usar mal el nombre de Dios. Santiago reprueba a “los que blasfeman el hermoso Nombre (de Jesús) que ha sido invocado sobre ellos” (St 2,7). La prohibición de la blasfemia se extiende a las palabras contra la Iglesia de Cristo, los santos y las cosas sagradas. Es también blasfemo recurrir al nombre de Dios para justificar prácticas criminales, reducir pueblos a servidumbre, torturar o dar muerte. El abuso del nombre de Dios para cometer un crimen provoca el rechazo de la religión.
La blasfemia es contraria al respeto debido a Dios y a su santo nombre. Es de suyo un pecado grave (cf. Código de Derecho Canónico, can 1369).

ORACIÓN EN REPARACIÓN POR LAS BLASFEMIAS, COMPUESTA POR SU SANTIDAD PÍO XII

Pío XII quiso recordar la gravedad del insulto a Dios instando a los cristianos a reparar esas faltas. Lo tomó como un asunto relevante, tanto que él mismo inspiró y retocó una oración que quiso leer personalmente ante los micrófonos de Radio Vaticana el 11 de septiembre de 1954. Además, usando el “poder de las llaves” propio del Sumo Pontífice, lucró el rezo de esa oración con una indulgencia de mil días.
Un instrumento de reparación. La oración hizo fortuna y se imprimió en millones de estampitas en varios idiomas. Hoy está casi olvidada, pero en la medida en que el problema que buscaba paliar no ha hecho sino agravarse, es buen momento para rescatarla:
¡Oh, Augustísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que aun siendo infinitamente feliz en Ti y por Ti por toda la eternidad, te dignas aceptar benignamente el homenaje que de toda la Creación se alza hasta tu trono excelso!
Entorna tus ojos, te rogamos, y cierra tus oídos divinos ante aquellos desventurados que, o cegados por la pasión o arrastrados por un impulso diabólico, blasfeman inicuamente contra tu nombre y los de la Purísima Virgen María y los santos.
Detén, ¡oh, Señor!, el brazo de tu justicia, que podría reducir a la nada a quienes se atreven a hacerse reos de tanta impiedad.
Acepta el himno de gloria que incesantemente se eleva desde toda la naturaleza: desde al agua de la fuente que corre limpia y silenciosa, hasta los astros que brillan y recorren una órbita inmensa, en lo alto de los cielos, movidos por tu Amor.
Acepta en reparación el coro de alabanzas que, como el incienso ante el altar, surge de tantas almas santas que caminan, sin desviarse jamás, por los senderos de tu ley, y con asiduas obras de caridad y penitencia intentan aplacar tu justicia ofendida.
Escucha el canto de tantos espíritus elegidos que consagran su vida a celebrar tu gloria, y la alabanza perenne que a todas horas y en todo lugar te ofrece la Iglesia.
Y haz que un día, convertidos a Ti los corazones blasfemos, todas las lenguas y todos los labios entonen concordes en esta tierra aquel canto que resuena sin cesar en los coros de los ángeles: Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios de los Ejércitos. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Amén.
 Fuentes: Agencias, Signos de estos Tiempos

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