MENU

lunes, 23 de diciembre de 2013

Lecturas del 24 de Diciembre. Feria de Adviento


En PDF
Imprimir
Martes 24 de Diciembre del 2013

Primera lectura

Lectura del segundo libro de Samuel (7,1-5.8b-12.14a.16):

Cuando el rey David se estableció en su palacio, y el Señor le dio la paz con todos los enemigos que le rodeaban, el rey dijo al profeta Natán: «Mira, yo estoy viviendo en casa de cedro, mientras el arca del Señor vive en una tienda.»
Natán respondió al rey: «Ve y haz cuanto piensas, pues el Señor está contigo.»
Pero aquella noche recibió Natán la siguiente palabra del Señor: «Ve y dile a mi siervo David: "Esto dice el Señor: ¿Eres tú quien me va a construir una casa para que habite en ella? Yo te saqué de los apriscos, de andar tras las ovejas, para que fueras jefe de mi pueblo Israel. Yo estaré contigo en todas tus empresas, acabaré con tus enemigos, te haré famoso como a los más famosos de la tierra. Daré un puesto a Israel, mi pueblo: lo plantaré para que viva en él sin sobresaltos, y en adelante no permitiré que los malvados lo aflijan como antes, cuando nombré jueces para gobernar a mi pueblo Israel. Te pondré en paz con todos tus enemigos, y, además, el Señor te comunica que te dará una dinastía. Y cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré su realeza. Yo seré para él padre, y él será para mí hijo. Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre."»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 88

R/.
 Cantaré eternamente tus misericordias, Señor

Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades. 
Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad.» R/.

Sellé una alianza con mi elegido, 
jurando a David, mi siervo: 
«Te fundaré un linaje perpetuo, 
edificaré tu trono para todas las edades.» R/.

Él me invocará: «Tú eres mi padre, 
mi Dios, mi Roca salvadora.» 
Le mantendré eternamente mi favor, 
y mi alianza con él será estable. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,67-79):

En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo: «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.»

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio del Martes 24 de Diciembre del 2013

Enviar por email En PDF Imprimir
J.C.G
La Visita de la entrañable misericordia
Esta noche celebramos la Natividad del Señor. Una cierta impaciencia se apodera ya de nosotros. Pero, antes, la liturgia nos vuelve la mirada hacia el anciano sacerdote Zacarías. Él tuvo su peculiar navidad. El demonio mudo que lo habitaba fue superado por el Espíritu Santo que se apoderó de él. Escuchemos el relato evangélico.
Cada persona tiene su gran oportunidad en la vida. Es como un tiempo adecuado para nacer de nuevo. Eso le sucedió al viejo e incrédulo sacerdote Zacarías, padre de Juan el Bautista. Él se había acostumbrado a su actividad religiosa y a la soledad de una pareja sin familia. Recibió la visita de Dios y al principio le retiró totalmente su confianza. Hoy nos muestra el Evangelio cómo al fin se abrió a la gracia. Y esa fue su oportunidad para nacer de nuevo. El Espíritu Santo se apoderó de él, como antes se había apoderado de las dos mujeres que había en su casa: María e Isabel. También él comenzó a profetizar, habiendo recuperado antes la palabra.
El himno que proclamó la Iglesia lo ha recitado siglo tras siglo. Hoy lo decimos todos los días en la liturgia de los Laudes.
El himno canta, ante todo, la Visita liberadora de Dios . Reconoce Zacarías que el pueblo, su pueblo, ha estado sometido a miedos, horrores, esclavitudes y odios por parte de sus enemigos. Pinta el pasado del pueblo como un vivir en sombras de muerte. Sin embargo, Dios, movido por su entrañable misericordia, ha visitado a su Pueblo y lo ha liberado. Se ha acordado de su alianza, ha sido fiel a sus promesas, ha cumplido sus predicciones. Abraham no se sentiría defraudado de la lealtad de Dios.
¿Y qué está haciendo Dios con su pueblo? En primer lugar ha enviado un niño que será llamado profeta del Altísimo, que irá delante para preparar los caminos y anunciará la salvación y el perdón. Ese niño es precisamente su hijo Juan. Y, después del profeta vendrá la salvación que libra de los enemigos, que realiza la misericordia y hace posible el servicio en santidad y justicia. Tendrá lugar la visita del Sol que nace de lo alto y que ilumina a quienes están en tinieblas y guía los pasos por el camino de la paz.
A cualquier edad podemos renacer de nuevo. ¿No es ésta la auténtica Navidad interior?
Decía Unamuno que una nueva idea de Dios es como un nuevo nacimiento. Nace quien descubre a Dios en su vida, como lo descubrió el incrédulo Zacarías. Este persona se oculta en cada uno de nosotros, en nuestras desconfianzas y escepticismos. Pero podemos nacer de nuevo, especialmente en esta Noche en que celebraremos el nacimiento más insospechado de Dios en medio de nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario