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lunes, 27 de enero de 2014

Lecturas del Lunes de la 3ª semana del Tiempo Ordinario


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Lunes 27 de Enero del 2014

Primera lectura

Lectura del segundo libro de Samuel (5,1-7.10):

En aquellos días, todas las tribus de Israel fueron a Hebrón a ver a David y le dijeron: «Hueso tuyo y carne tuya somos: ya hace tiempo, cuando todavía Saúl era nuestro rey, eras tú quien dirigías las entradas y salidas de Israel. Además el Señor te ha prometido: "Tú serás el pastor de mi pueblo Israel, tu serás el jefe de Israel."»
Todos los ancianos de Israel fueron a Hebrón a ver al rey, y el rey David hizo con ellos un pacto en Hebrón, en presencia del Señor, y ellos ungieron a David como rey de Israel. Tenía treinta años cuando empezó a reinar, y reinó cuarenta años; en Hebrón reinó sobre Judá siete años y medio, y en Jerusalén reinó treinta y tres años sobre Israel y Judá. El rey y sus hombres marcharon sobre Jerusalén, contra los jebuseos que habitaban el país.
Los jebuseos dijeron a David: «No entrarás aquí. Te rechazarán los ciegos y los cojos.»
Era una manera de decir que David no entraría. Pero David conquistó el alcázar de Sión, o sea, la llamada Ciudad de David. David iba creciendo en poderío, y el Señor de los ejércitos estaba con él.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 88,20.21-22.25-26

R/.
 Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán

Un dia hablaste en visión a tus amigos:
«He ceñido la corona a un héroe,
he levantado a un soldado sobre el pueblo.» R/.

«Encontré a David, mi siervo,
y lo he ungido con óleo sagrado;
para que mi mano esté siempre con él
y mi brazo lo haga valeroso.» R/.

«Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán,
por mi nombre crecerá su poder:
extenderé su izquierda hasta el mar,
y su derecha hasta el Gran Río.» R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Marcos (3,22-30):

En aquel tiempo, los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: «Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios.»
Él los invitó a acercarse y les puso estas parábolas: «¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino en guerra civil no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa. Creedme, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre.»
Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio del Lunes 27 de Enero del 2014

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Severiano Blanco, cmf
Queridos hermanos:
En un libro religioso judío del siglo IV o V, llamado Talmud (palabra que significa poco más o menos “enciclopedia”), se ha conservado una curiosa tradición sobre Jesús que corrobora lo que leemos en el evangelio de hoy; dice literalmente: “la víspera de la pascua fue colgado Jesús por haber practicado la hechicería y haber seducido a Israel”. La acusación contra Jesús de practicar la hechicería es de gran valor: significa que los enemigos no pudieron negar los portentos que realizaba y no les quedó otra salida que interpretarlos como magia o como uso de poderes que le prestaba el mismísimo Satanás.
Tal actitud ante la presencia del poder salvífico de Jesús, por muy extraña que nos pueda parecer, quizá, si la consideramos a fondo, puede resultarnos hasta familiar. Los escribas no hacen otra cosa que “protegerse” frente a la llamada de Jesús. Todo cambio religioso lleva consigo algo de incomodidad: nos “descoloca”, nos desinstala. Y lo mejor es acallar o desautorizar al profeta que lo propone. La palabra de Jesús era ratificada por sus acciones; descalificando tales acciones, quedaba descalificada ella también, y todos muy cómodos, tranquilos, descansados. ¿No tenemos algo de experiencia de esto?
Jesús reduce al absurdo el razonamiento de los enemigos y explica su proceder con una breve parábola. Empalmando con la mentalidad de la época, él considera que toda manifestación del mal es obra directa de Satanás, el “fuerte”; y él, que va eliminando el mal e implantando el bien, eliminando el dolor e implantando la salud, explica que puede hacerlo porque es “más fuerte” y ha encadenado al “fuerte”. 
Es toda una lección de esperanza. La palabra del bien es más fuerte que la del mal; la última palabra la tiene el bien, el poder de Dios, que es poder de vida; Dios es el Dios de salvación, y Jesús, con la fuerza del Espíritu, va ofreciendo anticipos que hay que percibir, agradecer y celebrar.
La conclusión de nuestra pequeña narración es sobrecogedora: existe un pecado imperdonable, la blasfemia contra el Espíritu Santo. Pero, ¿en qué consiste ésta? Probablemente en negar la presencia del Espíritu y su poder salvífico, o en sustraerse obstinadamente a su poder salvífico. No se trata entonces de que el amor de Dios no dé de sí para perdonar toda culpa, sino de que el pecador se niega a situarse en el radio de acción del amor de Dios. El Padre nunca le cerrará la puerta, pero tampoco le aplastará con una acción amorosa que él rechaza.
Vuestro hermanoSeveriano Blanco cmf

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