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viernes, 31 de enero de 2014

PROVERBIOS


Proverbios 8 
1 ¿No está llamando la Sabiduría? y la Prudencia, ¿no alza su voz? 
2 En la cumbre de las colinas que hay sobre el camino, en los cruces 
de sendas se detiene; 
3 junto a las puertas, a la salida de la ciudad, a la entrada de los 
portales, da sus voces: 
4 «A vosotros, hombres, os llamo, para los hijos de hombre es mi voz. 
5 Entended, simples, la prudencia y vosotros, necios, sed razonables. 
6 Escuchad: voy a decir cosas importantes y es recto cuanto sale de 
mis labios. 
7 Porque verdad es el susurro de mi boca y mis labios abominan la 
maldad. 
8 Justos son todos los dichos de mi boca, nada hay en ellos astuto ni 
tortuoso. 
9 Todos están abiertos para el inteligente y rectos para los que la 
ciencia han encontrado. 
10 Recibid mi instrucción y no la plata, la ciencia más bien que el oro 
puro. 
11 Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas, ninguna 
cosa apetecible se le puede igualar. 
12 «Yo, la Sabiduría, habito con la prudencia, yo he inventado la 
ciencia de la reflexión. 
13 (El temor de Yahveh es odiar el mal.) La soberbia y la arrogancia y 
el camino malo y la boca torcida yo aborrezco. 
14 Míos son el consejo y la habilidad, yo soy la inteligencia, mía es la 
fuerza. 
15 Por mí los reyes reinan y los magistrados administran la justicia. 
16 Por mí los príncipes gobiernan y los magnates, todos los jueces 
justos. 

17 Yo amo a los que me aman y los que me buscan me encontrarán. 
18 Conmigo están la riqueza y la gloria, la fortuna sólida y la justicia. 
19 Mejor es mi fruto que el oro, que el oro puro, y mi renta mejor que 
la plata acrisolada. 
20 Yo camino por la senda de la justicia, por los senderos de la 
equidad, 
21 para repartir hacienda a los que me aman y así llenar sus arcas.» 
22 «Yahveh me creó, primicia de su camino, antes que sus obras más 
antiguas. 23 Desde la eternidad fui fundada, desde el principio, antes que la 
tierra. 
24 Cuando no existían los abismos fui engendrada, cuando no había 
fuentes cargadas de agua. 
25 Antes que los montes fuesen asentados, antes que las colinas, fui 
engendrada. 
26 No había hecho aún la tierra ni los campos, ni el polvo primordial 
del orbe. 
27 Cuando asentó los cielos, allí estaba yo, cuando trazó un círculo 
sobre la faz del abismo, 
28 cuando arriba condensó las nubes, cuando afianzó las fuentes del 
abismo, 
29 cuando al mar dio su precepto - y las aguas no rebasarán su orilla - 
cuando asentó los cimientos de la tierra, 
30 yo estaba allí, como arquitecto, y era yo todos los días su delicia, 
jugando en su presencia en todo tiempo, 
31 jugando por el orbe de su tierra; y mis delicias están con los hijos 
de los hombres.» 
32 «Ahora pues, hijos, escuchadme, dichosos los que guardan mis 
caminos. 

33 Escuchad la instrucción y haceos sabios, no la despreciéis. 
34 Dichoso el hombre que me escucha velando ante mi puerta cada 
día, guardando las jambas de mi entrada. 
35 Porque el que me halla, ha hallado la vida, ha logrado el favor de 
Yahveh. 
36 Pero el que me ofende, hace daño a su alma; todos los que me 
odian, aman la muerte.» 


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