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viernes, 31 de enero de 2014

Si "Tierra de María" acerca a Dios a un solo espectador, ya hemos cumplido nuestra misión

© Infinito mas uno
Juan Manuel Cotelo (Madrid, 1966) es el director de “Mary’s Land-Tierra de María”, un largometraje que se ha convertido en un auténtico fenómeno cinematográfico en España tan solo dos meses después de su estreno. Cotelo, el pasado fin de semana, visitó Antequera y ofreció un coloquio en el cine Torcal tras la proyección de su película. Se agotaron las entradas. La cinta incluye los testimonios de hombres y mujeres de América y Europa que confiesan haber tenido alguna experiencia espiritual con la Virgen María. Cotelo asegura que todos estos testimonios le han marcado: «Puedo ver las entrevistas originales, sin corte alguno, una y otra vez, sin cansarme. Son un tesoro enorme, envuelto en la mayor sencillez», afirma.

-¿En qué momento tuvo la idea de hacer esta película, “Mary’s Land-Tierra de María”? ¿Qué le inspiró?
                                                                                                         
-No puedo recordar el momento exacto, pero surgió de la impresión fuerte de que era urgente e importante hablar de la acción de María en el mundo, hoy, ahora. Que era algo necesario, no una opción más. En estos últimos años he tenido la suerte de conocer a muchas personas cuya vida ha sido transformada por un encuentro personal e íntimo con María. No me refiero a que hayan tenido descubrimientos intelectuales, como quien lee sobre alguien y siente fascinación, no es eso. Me refiero a encuentros personales, de tú a tú, idénticos a los encuentros que cualquiera puede tener con una persona viva. Esa presencia activa de María en el mundo, hoy, me sorprendió.

-¿Son reales los testimonios de los hombres y las mujeres que aparecen en el documental? ¿Cómo llegó a conocerles?

-Sería estúpido inventar un testimonio de conversión, teniendo la opción de poner la cámara delante de alguien que hable en primera persona, contando su historia real. ¿Qué guionista o escritor es capaz de mejorar la realidad narrada por un protagonista verdadero? ¿O qué actor puede transmitir mayor verdad y emoción, que alguien que no actúa? Cuando he conocido testimonios reales de conversión, que luego han sido novelados por un escritor, siempre me han defraudado las versiones surgidas. Porque se pierde el peso de la verdad.

Es un defecto en el que los periodistas, guionistas y escritores caemos con demasiada facilidad: tratar de mejorar la realidad, con nuestra aportación artística. Confieso que es un error en el que alguna vez caí y que ahora evito al máximo. No hay que adornar la realidad, hay que contarla de forma atractiva, sin manipulaciones que se desvíen de la verdad ni un milímetro. Todos los que hablan en “Tierra de María” ejercen un gran impacto en los espectadores, porque son sinceros y se nota.

-Entre todos ellos ¿qué testimonio le ha marcado más?

Créame: todos me han ayudado, todos han supuesto para mí una invitación a amar más. Puedo ver las entrevistas originales, sin corte alguno, una y otra vez, sin cansarme. Son un tesoro enorme, envuelto en la mayor sencillez. A eso se suma que lo que dicen no tiene tanto peso como lo que se capta en ellos, sin necesidad de que abran la boca. Conocerles ha sido un gran regalo para mi vida. Un regalo que comparto a través de “Tierra de María”, para que pueda llegar a todo el mundo.

No soy capaz de quedarme con uno solo de ellos aunque, si me obliga, le diría que me costó mucho esfuerzo despedirme de la cantante y bailarina Lola Falana, en Las Vegas, por todo lo que capté en ella, que es imposible expresar en palabras. Fue magnético estar dos días con esa mujer doliente, que derrocha alegría y serenidad a raudales, y que vive en permanente actitud de oración, después de una vida dedicada a la farándula.

-La película relata las vivencias de muchas personas al encontrarse espiritualmente con la Virgen. ¿Ha sentido usted, en algún momento, una experiencia similar?

No hay dos experiencias iguales, porque no hay dos personas iguales. Si además tenemos en cuenta que la relación de María con nosotros es la de una madre con su hijo… no hay dos hijos iguales, para ninguna madre. Tengo la suerte de haber vivido siempre, desde niño, la devoción a María. Diría que llegué a acostumbrarme a Ella, hasta convertirlo en una rutina… lo que provoca el enfriamiento en la relación. Pero mi perspectiva no es la que importa, sino la suya. Para Ella, la relación con cada hijo nunca entra en fase de rutina, en fase de frialdad. Hoy estoy seguro de que nadie escapa de la mirada maternal de María, aunque no nos demos cuenta.

-¿Hay un antes y un después en su vida a causa de “Tierra de María”?

Todos los días son un antes y un después. Todos los días son una nueva invitación a amar. Nuestro progreso espiritual es tan silencioso e imperceptible como el de una planta. Deseo que todo lo que viva hoy implique un pasito más en mi crecimiento interior, pero no tengo el aparato para medir mi propio progreso, ni el de los demás. Le dejo a Dios el conocimiento y el juicio.

-“Tierra de María” se ha convertido en una de las películas más taquilleras en España desde el verano. Y es el documental más visto de los últimos tres años, solamente superado por LA ÚLTIMA CIMA, de momento. ¿Pronosticaba usted este éxito?

-En la productora “Infinito más uno” trabajamos sin hacer cálculos de éxito. Son una pérdida de tiempo y, también, el origen de una pérdida de paz y de libertad. Desde luego, si empiezas un proyecto es porque primero te enamoras de una historia, detectas la necesidad de contarla y percibes el bien que puede hacer en ti mismo y a los espectadores. Y ése es el único éxito al que aspiramos: que un espectador reciba, a través de la película, la invitación a dejarse amar por Dios.

Si la película sirve de mediación entre Dios y un solo espectador, ya hemos cumplido nuestra misión, que no ocultamos, disimulamos ni disfrazamos. Hablamos del amor de Dios porque sabemos que no hay otra receta más necesaria en el mundo actual. Y porque hemos comprobado su eficacia, en cualquiera que se la haya tomado. Es una receta universal. Los éxitos de cifras son engañosos, porque pueden hacerte olvidar para qué trabajas.No querría trabajar para el éxito profesional, social, económico… arriesgándome a obtenerlo y así escuchar de labios de Jesús, esta sentencia: “ya has recibido tu recompensa.” Si un apóstol trabaja para el éxito, se equivoca de camino y de destino. El éxito es dar la vida por Cristo, al servicio de los demás, no hay otro.

-Tiene mérito el éxito de su documental, teniendo en cuenta su limitado presupuesto la discreta línea de promoción con la que salió al mercado. ¿Cree que el público español quiere ver cine religioso?

El español, el tailandés, el uruguayo y el de cualquier lugar del mundo. La sed de Dios es universal, no es algo que surja de la educación o de la cultura, sino que viene de serie en todo ser humano. Allá donde menos cultura religiosa hay, la demanda es mayor. Como en los países donde hay mayor sequía hay mayor demanda de agua.

Hace tan sólo unas semanas hemos estrenado “La Última Cima” en Chequia, donde algunos se vanaglorían de ser el segundo país más ateo del mundo. Pues sorpresa: las salas están llenas de espectadores. Así ha crecido siempre el cristianismo, por demanda de un corazón humano sediento de amor y de verdad. Cuando ese corazón encuentra la verdad del cristianismo, que es Cristo, vivo, hoy, se adhiere de modo natural.

-¿Se está viendo “Tierra de María” en otros países?
 

-De momento no, hasta que terminemos la exhibición en España. En 2014 tenemos previsto estrenar en veinte países, tanto americanos como europeos.

-¿Cuál será su próximo proyecto en cine, Juan Manuel?

-Tengo muchos, muy atractivos. Pero hago el esfuerzo de no pensar en ellos, hasta que pueda dejar de trabajar en “Tierra de María”, que está dando sus primeros pasos. Tal vez a partir del verano, meta la cabeza en lo siguiente. Antes, no lo creo.

Artículo publicado originalmente por SIC 

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