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sábado, 29 de marzo de 2014

EVANGELIO SAN JUAN



Juan 7 
1 Después de esto, Jesús andaba por Galilea, y no podía andar por 
Judea, porque los judíos buscaban matarle. 
2 Pero se acercaba la fiesta judía de las Tiendas. 
3 Y le dijeron sus hermanos: «Sal de aquí y vete a Judea, para que 
también tus discípulos vean las obras que haces, 
4 pues nadie actúa en secreto cuando quiere ser conocido. Si haces 
estas cosas, muéstrate al mundo.» 
5 Es que ni siquiera sus hermanos creían en él. 
6 Entonces les dice Jesús: «Todavía no ha llegado mi tiempo, en 
cambio vuestro tiempo siempre está a mano. 
7 El mundo no puede odiaros; a mí sí me aborrece, porque doy 
testimonio de que sus obras son perversas. 
8 Subid vosotros a la fiesta; yo no subo a esta fiesta porque aún no se 
ha cumplido mi tiempo.» 
9 Dicho esto, se quedó en Galilea. 
10 Pero después que sus hermanos subieron a la fiesta, entonces él 
también subió no manifiestamente, sino de incógnito. 
11 Los judíos, durante la fiesta, andaban buscándole y decían: 
«¿Dónde está ése?» 
12 Entre la gente había muchos comentarios acerca de él. Unos 
decían: «Es bueno.» Otros decían: «No, sino que engaña al pueblo.» 
13 Pero nadie hablaba de él abiertamente por miedo a los judíos. 
14 Mediada ya la fiesta, subió Jesús al Templo y se puso a enseñar. 
15 Los judíos, asombrados, decían: «¿Cómo entiende de letras sin 
haber estudiado?» 
16 Jesús les respondió: «Mi doctrina no es mía, sino del que me ha 
enviado. 
17 Si alguno quiere cumplir su voluntad, verá si mi doctrina es de 
Dios o hablo yo por mi cuenta. 
18 El que habla por su cuenta, busca su propia gloria; pero el que 
busca la gloria del que le ha enviado, ese es veraz; y no hay impostura en él. 
19 ¿No es Moisés el que os dio la Ley? Y ninguno de vosotros cumple 
la Ley. ¿Por qué queréis matarme?» 
20 Respondió la gente: «Tienes un demonio. ¿Quién quiere matarte?» 
21 Jesús les respondió: «Una sola obra he hecho y todos os 
maravilláis. 
22 Moisés os dio la circuncisión (no que provenga de Moisés, sino de 
los patriarcas) y vosotros circuncidáis a uno en sábado. 
23 Si se circuncida a un hombre en sábado, para no quebrantar la Ley 
de Moisés, ¿os irritáis contra mí porque he curado a un hombre entero en 
sábado? 
24 No juzguéis según la apariencia. Juzgad con juicio justo.» 
25 Decían algunos de los de Jerusalén: «¿No es a ése a quien quieren 
matar? 
26 Mirad cómo habla con toda libertad y no le dicen nada. ¿Habrán 
reconocido de veras las autoridades que este es el Cristo? 
27 Pero éste sabemos de dónde es, mientras que, cuando venga el 
Cristo, nadie sabrá de dónde es.» 
28 Gritó, pues, Jesús, enseñando en el Templo y diciendo: «Me 
conocéis a mí y sabéis de dónde soy. Pero yo no he venido por mi cuenta; 
sino que verdaderamente me envía el que me envía; pero vosotros no le 
conocéis. 
29 Yo le conozco, porque vengo de él y él es el que me ha enviado.» 
30 Querían, pues, detenerle, pero nadie le echó mano, porque todavía 
no había llegado su hora. 
31 Y muchos entre la gente creyeron en él y decían: «Cuando venga el 
Cristo, ¿hará más señales que las que ha hecho éste?» 
32 Se enteraron los fariseos que la gente hacía estos comentarios 
acerca de él y enviaron guardias para detenerle. 
33 Entonces él dijo: «Todavía un poco de tiempo estaré con vosotros, 
y me voy al que me ha enviado. 
34 Me buscaréis y no me encontraréis; y adonde yo esté, vosotros no 
podéis venir.» 
35 Se decían entre sí los judíos: «¿A dónde se irá éste que nosotros no 
le podamos encontrar? ¿Se irá a los que viven dispersos entre los griegos 
para enseñar a los griegos? 
36 ¿Qué es eso que ha dicho: “Me buscaréis y no me encontraréis”, y 
“adonde yo esté, vosotros no podéis venir”?» 
37 El último día de la fiesta, el más solemne, Jesús puesto en pie, 
gritó: «Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba 
38 el que crea en mí», como dice la Escritura: De su seno correrán ríos 
de agua viva. 
39 Esto lo decía refiriéndose al Espíritu que iban a recibir los que 
creyeran en él. Porque aún no había Espíritu, pues todavía Jesús no había 
sido glorificado. 
40 Muchos entre la gente, que le habían oído estas palabras, decían: 
«Este es verdaderamente el profeta.» 
41 Otros decían: «Este es el Cristo.» Pero otros replicaban: «¿Acaso 
va a venir de Galilea el Cristo? 
42 ¿No dice la Escritura que el Cristo vendrá de la descendencia de 
David y de Belén, el pueblo de donde era David?» 
43 Se originó, pues, una disensión entre la gente por causa de él. 
44 Algunos de ellos querían detenerle, pero nadie le echó mano. 
45 Los guardias volvieron donde los sumos sacerdotes y los fariseos. 
Estos les dijeron: «¿Por qué no le habéis traído?» 
46 Respondieron los guardias: «Jamás un hombre ha hablado como 
habla ese hombre.» 
47 Los fariseos les respondieron: «¿Vosotros también os habéis 
dejado embaucar? 
48 ¿Acaso ha creído en él algún magistrado o algún fariseo? 
49 Pero esa gente que no conoce la Ley son unos malditos.» 
50 Les dice Nicodemo, que era uno de ellos, el que había ido 
anteriormente donde Jesús: 
51 «¿Acaso nuestra Ley juzga a un hombre sin haberle antes oído y 
sin saber lo que hace?» 
52 Ellos le respondieron: «¿También tú eres de Galilea? Indaga y 
verás que de Galilea no sale ningún profeta.» 
53 Y se volvieron cada uno a su casa. 

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