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martes, 18 de marzo de 2014

HECHOS DE LOS APOSTOLES


Hechos 23 
1 Pablo miró fijamente al Sanedrín y dijo: «Hermanos, yo me he 
portado con entera buena conciencia ante Dios, hasta este día.» 
2 Pero el Sumo Sacerdote Ananías mandó a los que le asistían que le 
golpeasen en la boca. 
3 Entonces Pablo le dijo: «¡Dios te golpeará a ti, pared blanqueada! 
¿Tú te sientas para juzgarme conforme la Ley y mandas, violando la Ley, 
que me golpeen?» 
4 Pero los que estaban a su lado le dijeron: «¿Insultas al Sumo 
Sacerdote de Dios?» 
5 Pablo contestó: «No sabía, hermanos, que fuera el Sumo Sacerdote; 
pues está escrito: = No injuriarás al jefe de tu pueblo.» = 
6 Pablo, dándose cuenta de que una parte eran saduceos y la otra 
fariseos, gritó en medio del Sanedrín: «Hermanos, yo soy fariseo, hijo de 
fariseos; por esperar la resurrección de los muertos se me juzga.» 
7 Al decir él esto, se produjo un altercado entre fariseos y saduceos y 
la asamblea se dividió. 
8 Porque los saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángel, ni 
espíritu; mientras que los fariseos profesan todo eso. 
9 Se levantó, pues, un gran griterío. Se pusieron en pie algunos 
escribas del partido de los fariseos y se oponían diciendo: «Nosotros no 
hallamos nada malo en este hombre. ¿Y si acaso le habló algún espíritu o un 
ángel?» 
10 Como el altercado iba creciendo, temió el tribuno que Pablo fuese 
despedazado por ellos y mandó a la tropa que bajase, que le arrancase de 
entre ellos y le llevase al cuartel. 
11 A la noche siguiente se le apareció el Señor y le dijo: «¡Animo!, 
pues como has dado testimonio de mí en Jerusalén, así debes darlo también 
en Roma.» 
12 Al amanecer, los judíos se confabularon y se comprometieron bajo 
anatema a no comer ni beber hasta que hubieran matado a Pablo. 
13 Eran más de cuarenta los comprometidos en esta conjuración. 
14 Estos, pues, se presentaron a los sumos sacerdotes y a los ancianos 
y le dijeron: «Bajo anatema nos hemos comprometido a no probar cosa 
alguna hasta que no hayamos dado muerte a Pablo. 
15 Vosotros por vuestra parte, de acuerdo con el Sanedrín, indicad al 
tribuno que os lo baje donde vosotros, como si quisierais examinar más a 
fondo su caso; nosotros estamos dispuestos a matarle antes de que llegue.» 
16 El hijo de la hermana de Pablo se enteró de la celada. Se presentó 
en el cuartel, entró y se lo contó a Pablo. 
17 Pablo llamó a uno de los centuriones y le dijo: «Lleva a este joven 
donde el tribuno, pues tiene algo que contarle.» 18 El tomó y le presentó al tribuno diciéndole: «Pablo, el preso, me 
llamó y me rogó que te trajese este joven que tiene algo que decirte.» 
19 El tribuno le tomó de la mano, le llevó aparte y le preguntó: «¿Qué 
es lo que tienes que contarme?» 
20 - «Los judíos, contestó, se han concertado para pedirte que mañana 
bajes a Pablo al Sanedrín con el pretexto de hacer una indagación más a 
fondo sobre él. 
21 Pero tú no les hagas caso, pues le preparan una celada más de 
cuarenta hombres de entre ellos, que se han comprometido bajo anatema a 
no comer ni beber hasta haberle dado muerte; y ahora están preparados, 
esperando tu asentimiento.» 
22 El tribuno despidió al muchacho dándole esta recomendación: «No 
digas a nadie que me has denunciado estas cosas.» 
23 Después llamó a dos centuriones y les dijo: «Tened preparados 
para la tercera hora de la noche doscientos soldados, para ir a Cesarea, 
setenta de caballería y doscientos lanceros. 
24 Preparad también cabalgaduras para que monte Pablo; y llevadlo a 
salvo al procurador Félix.» 
25 Y escribió una carta en estos términos: 
26 «Claudio Lisias saluda al excelentísimo procurador Félix.» 
27 Este hombre había sido apresado por los judíos y estaban a punto 
de matarlo cuando, al saber que era romano, acudí yo con la tropa y le libré 
de sus manos. 
28 Queriendo averiguar el crimen de que le acusaban, le bajé a su 
Sanedrín. 
29 Y hallé que le acusaban sobre cuestiones de su Ley, pero que no 
tenía ningún cargo digno de muerte o de prisión. 
30 Pero habiéndome llegado el aviso de que se preparaba una celada 
contra este hombre, al punto te lo he mandado y he informado además a sus 
acusadores que formulen sus quejas contra él ante ti.» 
31 Los soldados, conforme a lo que se les había ordenado, tomaron a 
Pablo y lo condujeron de noche a Antipátrida; 
32 a la mañana siguiente dejaron que los de caballería se fueran con él 
y ellos se volvieron al cuartel. 
33 Al llegar aquéllos a Cesarea, entregaron la carta al procurador y le 
presentaron también a Pablo. 
34 Habiéndola leído, preguntó de qué provincia era y, al saber que era 
de Cilicia, le dijo: 
35 «Te oiré cuando estén también presentes tus acusadores.» Y mandó 
custodiarle en el pretorio de Herodes. 


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