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viernes, 28 de marzo de 2014

JEREMIAS


Jeremías 5 
1 Recorred las calles de Jerusalén, mirad bien y enteraos; buscad por 
sus plazas, a ver si topáis con alguno que practique la justicia, que busque la 
verdad, y yo la perdonaría. 
2 Pues, si bien dicen: «¡Por vida de Yahveh!», también juran en falso. 
3 - ¡Oh Yahveh! tus ojos, ¿no son para la verdad? Les heriste, mas no 
acusaron el golpe; acabaste con ellos, pero no quisieron aprender. 
Endurecieron sus caras más que peñascos, rehusaron convertirse. 
4 Yo decía: «Naturalmente, el vulgo es necio, pues ignora el camino 
de Yahveh, el derecho de su Dios. 
5 Voy a acudir a los grandes y a hablar con ellos, porque ésos conocen 
el camino de Yahveh, el derecho de su Dios.» Pues bien, todos a una habían 
quebrado el yugo y arrancado las coyundas. 
6 Por eso los herirá el león de la selva, el lobo de los desiertos los 
destrozará, el leopardo acechará sus ciudades: todo el que saliere de ellas 
será despedazado. - Porque son muchas sus rebeldías, y sus apostasías son 
grandes. 
7 ¿Cómo te voy a perdonar por ello? Tus hijos me dejaron y juraron 
por el no - dios. Yo los harté, y ellos se hicieron adúlteros, y el lupanar 
frecuentaron. 
8 Son caballos lustrosos y vagabundos: cada cual relincha por la mujer 
de su prójimo. 
9 ¿Y de esto no pediré cuentas? - oráculo de Yahveh -, ¿de una nación 
así no se vengará mi alma? 
10 Escalad sus murallas, destruid, mas no acabéis con ella. Quitad sus 
sarmientos porque no son de Yahveh. 
11 Porque bien me engañaron, la casa de Judá y la casa de Israel - 
oráculo de Yahveh -. 
12 Renegaron de Yahveh diciendo: «¡El no cuenta!, ¡no nos 
sobrevendrá daño alguno, ni espada ni hambre veremos! 
13 Cuanto a los profetas, el viento se los lleve, pues carecen de 
Palabra.» - Así les será hecho. 
14 Por tanto, así dice Yahveh, el Dios Sebaot: Por haber hablado ellos 
tal palabra, he aquí que yo pongo las mías en tu boca como fuego, y a este 
pueblo como leños, y los consumirá. 
15 He aquí que yo traigo sobre vosotros, una nación de muy lejos, ¡oh 
casa de Israel! - oráculo de Yahveh -; una nación que no mengua, nación 
antiquísima aquélla, nación cuya lengua ignoras y no entiendes los que 
habla; 
16 cuyo carcaj es como tumba abierta: todos son valientes. 
17 Comerá tu mies y tu pan, comerá a tus hijos e hijas, comerá tus 
ovejas y vacas, comerá tus viñas e higueras; con la espada destruirá tus 
plazas fuertes en que confías. 
18 Por lo demás, en los días aquellos - oráculo de Yahveh - todavía no 
acabaré con vosotros. 
19 - Y cuando dijereis: «¿Por qué nos hace Yahveh nuestro Dios todo 
esto?», les dirás: «Lo mismo que me dejasteis a mí y servisteis a dioses 
extraños en vuestra tierra, así serviréis a extraños en una tierra no vuestra.» 
20 Anunciad esto a la casa de Jacob y hacedlo oír en Judá: 
21 - Ea, oíd esto, pueblo necio y sin seso - tienen ojos y no ven, orejas 
y no oyen -: 
22 ¿A mí no me temeréis? - oráculo de Yahveh -, ¿delante de mí no 
temblaréis, que puse la arena por término al mar, límite eterno, que no 
traspasará? Se agitará, mas no lo logrará; mugirán sus olas, pero no pasarán. 
23 Pero este pueblo tiene un corazón traidor y rebelde: traicionaron 
llegando hasta el fin. 
24 Y no se les ocurrió decir: «Ea, temamos a Yahveh nuestro Dios, 
que da la lluvia tempranera y la tardía a su tiempo; que nos garantiza las 
semanas que regulan la siega.» 
25 Todo esto lo trastornaron vuestras culpas y vuestros pecados os 
privaron del bien. 
26 Porque se encuentran en mi pueblo malhechores: preparan la red, 
cual paranceros montan celada: ¡hombres son atrapados! 
27 Como jaula llena de aves, así están sus casas llenas de fraudes. Así 
se engrandecieron y se enriquecieron, 
28 engordaron, se alustraron. Ejecutaban malas acciones. La causa del 
huérfano no juzgaban y el derecho de los pobres no sentenciaban. 
29 ¿Y de esto no pediré cuentas? - oráculo de Yahveh -, ¿de una 
nación así no se vengará mi alma? 
30 Algo pasmoso y horrendo se ha dado en la tierra: 
31 los profetas profetizaron con mentira, y los sacerdotes dispusieron 
a su guisa. Pero mi pueblo lo prefiere así. ¿A dónde vais a parar? 

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