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miércoles, 9 de abril de 2014

JEREMIAS


Jeremías 15 
1 Y me dijo Yahveh: Aunque se me pongan Moisés y Samuel por 
delante, no estará mi alma por este pueblo. Échales de mi presencia y que 
salgan. 
2 Y como te digan: «¿A dónde salimos?», les dices: Así dice Yahveh: 
Quien sea para la muerte, a la muerte; quien para la espada, a la espada; 
quien para el hambre, al hambre, y quien para el cautiverio, al cautiverio. 
3 Haré que se encarguen de ellos cuatro géneros (de males) - oráculo 
de Yahveh -: la espada para degollar, los perros para despedazar, las aves 
del cielo y las bestias terrestres para devorar y estragar. 
4 Los convertiré en espantajo para todos los reinos de la tierra, por 
culpa de Manasés, hijo de Ezequías, rey de Judá, por lo que hizo en 
Jerusalén. 5 ¿Quién, pues, te tendrá lástima, Jerusalén? ¿quién meneará la cabeza 
por ti? ¿quién se alargará a saludarte? 
6 Tú me has abandonado - oráculo de Yahveh - de espaldas te has ido. 
Pues yo extiendo mi mano sobre ti y te destruyo. Estoy cansado de 
apiadarme, 
7 y voy a beldarlos con el bieldo en las puertas del país. He dejado sin 
hijos, he malhadado a mi pueblo, porque de sus caminos no se convertían. 
8 Yo les he hecho más viudas que la arena de los mares. He traído 
sobre las madres de los jóvenes guerreros al saqueador en el pleno 
mediodía. He hecho caer sobre ellos de pronto sobresalto y alarma. 
9 Mal lo pasó la madre de siete hijos: exhalaba el alma, se puso su sol 
siendo aún de día, se avergonzó y se abochornó. Y lo que queda de ellos, a 
la espada voy a entregarlo delante de sus enemigos - oráculo de Yahveh -. 
10 ¡Ay de mí, madre mía, porque me diste a luz varón discutido y 
debatido por todo el país! Ni les debo, ni me deben, ¡pero todos me 
maldicen! 
11 Di, Yahveh, si no te he servido bien: intercedí ante ti por mis 
enemigos en el tiempo de su mal y de su apuro. 
12 ¿Se mella el hiero, el hierro del norte, y el bronce? 
13 Tu haber y tus tesoros al pillaje voy a dar gratis, por todos tus 
pecados en todas tus fronteras, 
14 y te haré esclavo de tus enemigos en un país que no conoces, 
porque un fuego ha saltado en mi ira que sobre vosotros estará encendido. 
15 Tú lo sabes. Yahveh, acuérdate de mí, visítame y véngame de mis 
perseguidores. No dejes que por alargarse tu ira sea yo arrebatado. Sábelo: 
he soportado por ti el oprobio. 
16 Se presentaban tus palabras, y yo las devoraba; era tu palabra para 
mí un gozo y alegría de corazón, porque se me llamaba por tu Nombre 
Yahveh, Dios Sebaot. 
17 No me senté en peña de gente alegre y me holgué: por obra tuya, 
solitario me senté, porque de rabia me llenaste. 
18 ¿Por qué ha resultado mi penar perpetuo, y mi herida irremediable, 
rebelde a la medicina? ¡Ay! ¿serás tú para mí como un espejismo, aguas no 
verdaderas? 
19 Entonces Yahveh dijo así: Si te vuelves por que yo te haga volver, 
estarás en mi presencia; y si sacas lo precioso de lo vil, serás como mi boca. 
Que ellos se vuelvan a ti, y no tú a ellos. 
20 Yo te pondré para este pueblo por muralla de bronce inexpugnable. 
Y pelearán contigo, pero no te podrán, pues contigo estoy yo para librarte y 
salvarte - oráculo de Yahveh -. 
21 Te salvaré de mano de los malos y te rescataré del puño de esos 
rabiosos. 

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