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sábado, 31 de mayo de 2014
Lecturas del Ascensión del Señor - Ciclo A
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (1,1-11):
En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios.
Una vez que comían juntos, les recomendó: «No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo.»
Ellos lo rodearon preguntándole: «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?»
Jesús contestó: «No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo.» Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista.
Mientras miraban fijos al cielo, viéndole irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: «Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse.»
Palabra de Dios
En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios.
Una vez que comían juntos, les recomendó: «No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo.»
Ellos lo rodearon preguntándole: «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?»
Jesús contestó: «No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo.» Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista.
Mientras miraban fijos al cielo, viéndole irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: «Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse.»
Palabra de Dios
Salmo
Sal 46,2-3.6-7.8-9
R/. Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas
Pueblos todos batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra. R/.
Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas;
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad. R/.
Porque Dios es el rey del mundo;
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado. R/.
R/. Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas
Pueblos todos batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra. R/.
Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas;
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad. R/.
Porque Dios es el rey del mundo;
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (1,17-23):
Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.
Palabra de Dios
Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.
Palabra de Dios
Evangelio
Conclusión del santo evangelio según san Mateo (28,16-20):
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban.
Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.»
Palabra del Señor
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban.
Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.»
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio del domingo, 1 de junio de 2014
Hasta los confines del mundo, hasta el fin de los tiempos
Lucas escribió sus cartas a Teófilo (el amigo de Dios), el Evangelio y los Hechos de los Apóstoles, con una fuerte voluntad pedagógica y, por eso mismo, con mentalidad sistemática. Lucas no abre un ciclo hasta que cierra el precedente. Así, tras el acontecimiento de la Resurrección, se abre un ciclo breve, pero de extraordinaria densidad, que se cierra precisamente con la Ascensión del Señor, que abre el siguiente ciclo, cuyo protagonismo lo tiene el Espíritu Santo y la actividad misionera de la Iglesia. Este ciclo que se cierra hoy es el de las intensísimas experiencias de encuentro con el Señor resucitado. Fue un tiempo en el que, pese a sus muchas dudas y reticencias, los discípulos comenzaron a comprender las Escrituras a la luz novedosa de las palabras de Jesús, que ahora empiezan a entender también de una manera nueva; es además el tiempo en que descubren el valor, el significado y la fuerza de la fracción del pan, que, posiblemente durante la última cena no consiguieron descifrar. Precisamente en la fracción del pan y en el recuerdo de las palabras de Jesús tuvieron las principales experiencias de presencia del Resucitado. Y, a su luz, también las multiplicaciones de los panes, las comidas de Jesús con los pecadores, el mismo lavatorio de los pies adquirieron para ellos un sentido nuevo, que antes les había estado vetado. Por fin, este es el periodo en el que, al hilo de estas experiencias, la comunidad, que se había dispersado tras la muerte de Jesús, presa del pánico por el espantoso final del Maestro, vuelve a reunirse, a recomponerse de una manera que ni los mismos discípulos pueden explicar de otra manera que por la convocatoria que el mismo Señor Resucitado les va haciendo.
La intensidad de este tiempo, la enorme fuerza de esta luz debieron ser tales, que los discípulos sentían la presencia inmediata, palpable del Maestro. Y, aunque el temor inicial debía frenar la capacidad de reconocerlo, la fuerza de la evidencia de la Resurrección acabó por disipar el temor y dio paso a la alegría y al valor para salir y testimoniar.
Realmente, no es posible concebir un periodo tan intenso y fundamental sin una especial acción del Espíritu Santo. Así lo entiende Juan, para el que las apariciones del Resucitado y la transmisión del Espíritu Santo son algo simultáneo (cf. Jn 20, 22). Pero Lucas, en su voluntad de sistematizar la historia de salvación y sus etapas, distingue el primer periodo postpascual del tiempo de la misión, aunque tampoco los concibe como compartimentos estancos. Por un lado, vemos que, pese a todo, algunas dudas e incomprensiones continúan (como lo muestra la pregunta que le dirigen a Jesús: “¿Es ahora cuando, por fin, vas a restaurar…?”). Y es que el fundamento no es el edificio entero. El tiempo que se va a abrir ahora, el tiempo de la misión y del Espíritu Santo, sigue siendo un tiempo de aprendizaje y profundización, en el que la Iglesia irá perfilando el contenido del mensaje recibido de Jesús, y también la organización de la comunidad. En este sentido, hay que tener cuidado con un cierto arcaísmo bastante de moda en ciertos círculos eclesiales, que tiende a descalificar como inauténtico, discutible o prescindible todo desarrollo eclesial que no pueda encontrarse directamente en aquella primerísima comunidad postpascual. Curiosamente los defensores de este arcaísmo, que pone en cuarentena todo progreso eclesial, suelen considerarse a sí mismos “progresistas” (un término del que confieso desconocer su verdadero significado; a veces me parece que no tiene ninguno). Pero tenemos que creer que las promesas de Jesús de enviarnos a otro defensor que nos lo enseñará todo (cf. Jn 14, 16. 26), y de estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo, son verídicas y eficaces; y tenemos que creer también que la Iglesia, asentada en el firme fundamento apostólico de los que acompañaron a Jesús y fueron testigos de su resurrección, se desarrolla, a pesar de los pesares (y los pesares son muchos) bajo la guía del Espíritu Santo y la presencia de Jesús.
En esta clave podemos entender también la Ascensión del Señor. Es un movimiento ascensional, pero, como es fácil entender, no en sentido físico: Jesús no subió “a la nubes”, sino al Padre; tenemos que entender esta ascensión en sentido cualitativo: es una llamada a crecer, a no quedarnos parados, a aspirar a los bienes superiores que Jesús ha descubierto para nosotros. Y es que la Ascensión del Señor es la elevación de la humanidad de Jesús: en Él la humanidad entera tiene la ocasión de crecer, desarrollarse y aspirar a los valores y los bienes definitivos, los que realmente salvan al hombre. Y lo que celebramos los cristianos hoy es que la aspiración a esos bienes superiores no es una quimera, una utopía inalcanzable, un sueño de adolescentes sin sentido de la realidad. Son posibles en Cristo; y esto significa que son posibles si no se reducen a una huera reivindicación de que otros nos otorguen el objeto de nuestro deseo, sino si nosotros mismos estamos dispuestos, como Jesús, a dar la vida por hacerlos realidad.
Así pues, Jesús nos invita a crecer y nos muestra el camino. Él mismo es realmente el camino, pues es siguiéndole a Él como el hombre puede hacer fructificar sus posibilidades mejores.
Entendemos ahora por qué este ascender de Jesús al Padre no es un alejamiento: Jesús no asciende para alejarse, para abandonarnos. Al contrario, al subir al Padre, Jesús está abriendo el camino, uniendo el cielo (Dios) con la tierra. Es el complemento necesario del abajamiento (cf. Flp 2, 7) de la encarnación, cuando trajo la divinidad al mundo. Ahora eleva la humanidad al cielo, esto es, al Padre. Porque Jesús, con su Ascensión, no ha renunciado a su encarnación, no ha abandonado la carne. Jesús, Palabra de Dios hecha hombre, muerto y resucitado, ha adquirido un compromiso permanente con la carne que somos: vuelve al Padre porque es Hijo, pero vuelve al Padre como hombre, abriendo así para todos el acceso a Dios.
Y es que este nuevo periodo tras la Ascensión es, además, un tiempo abierto que no conoce límites, ni geográficos (“Jerusalén, Judea, Samaria y hasta los confines del mundo”), ni temporales (“estoy con vosotros hasta el fin de los tiempos”). El periodo que abre la Ascensión y, sobre todo, Pentecostés llega hasta aquí, hasta el día de hoy y sigue adelante. En él seguimos experimentando la presencia del Señor en el Espíritu y por medio de la Palabra y la fracción del pan, que condensaron las experiencias postpascuales y congregaron a la comunidad, y que nosotros hemos recibido de aquella primera generación apostólica como depósito de la fe. El compromiso de Jesús no lo es sólo con “los suyos” (los discípulos de primera hora), sino que estos últimos son heraldos y testigos que no pueden quedarse para sí los admirables misterios que han conocido y experimentado en el periodo entre la Resurrección y la Ascensión: no pueden quedarse ahí, parados, mirando al cielo, sino que tienen que ponerse en camino. Crecer (ascender) significa también caminar, mirar hacia adelante, encarar el futuro, para testimoniar, compartir y transmitir a todos los hombres, a todos los pueblos, y a lo largo de toda la historia la buena noticia de que Dios está con nosotros, de que no nos ha arrojado a la existencia y luego nos ha abandonado a nuestra suerte, sino que ha venido a visitarnos, se ha compadecido de nosotros, ha padecido por nosotros y ha vencido en su propia carne y por todos nosotros a nuestros grandes y mortales enemigos: el pecado y la misma muerte, y de esta manera nos ha abierto el camino que conduce al Padre.
Ese ir por todas partes, hasta los confines del mundo y hasta el final de la historia, es la tarea de los discípulos de Jesús, es, en realidad la tarea del mismo Cristo, que nos envía allí a donde quiere ir él mismo (cf. Lc 10, 1), y que al enviarnos sigue siendo guía y camino, y que está cada día “todos los días”, es decir, cada día, en su Palabra y su Pan partido, y hasta el final del mundo, es decir, del todo y sin condiciones.
JEREMIAS
1 Así dice Yahveh: Mirad que yo despierto contra Babilonia y los
habitantes de Leb Camay un viento destructor.
2 Enviaré a Babilonia beldadores que la bielden y dejen vacío su
territorio, porque se la acosará por todas partes el día aciago.
3 El arquero que no aseste su arco, ni se jacte de su cota. No tengáis
piedad para sus jóvenes escogidos: dad al anatema todo su ejército.
4 Caerán heridos en tierra de Caldea, y traspasados en sus calles.
5 Pero no ha enviudado Israel ni Judá de su Dios, de Yahveh Sebaot.
Sus tierras estaban llenas de delitos contra el Santo de Israel.
6 Huid del interior de Babilonia, (y salvad cada cual vuestra vida), no
perezcáis por su culpa, pues es hora de venganza para Yahveh: le está
pagando su merecido.
7 Copa de oro era Babilonia en la mano de Yahveh, que embriagaba
toda la tierra. De su vino bebieron las naciones, lo que las hizo enloquecer.
8 De pronto cayó Babilonia y se rompió. Ululad por ella, tomad
bálsamo para su sufrimiento, a ver si sana.
9 Hemos curado a Babilonia, pero no ha sanado, dejadla y vayamos,
cada cual a su tierra, porque ha llegado a los cielos el juicio contra ella, se
ha elevado hasta las nubes.
10 Yahveh hizo patente nuestra justicia; venid y cantemos en Sión las
obras de Yahveh nuestro Dios.
11 Aguzad las saetas, llenad las aljabas. Ha despertado Yahveh el
espíritu de los reyes de Media, porque sobre Babilonia está su designio de
destruirla, porque esta será la venganza de Yahveh, la venganza de su
santuario.
12 Sobre las murallas de Babilonia izad bandera, reforzad la guardia,
apostad centinelas, preparad celadas; que también Yahveh ha tomado un
acuerdo, también él va a cumplir lo que dijo sobre los habitantes de
Babilonia.
13 Tú, la que estás instalada sobre ingentes aguas, la de ingentes
tesoros, llegó tu fin, el término de tus ganancias.
14 Lo ha jurado Yahveh Sebaot por sí mismo: Yo he de colmarte de
hombres como de langostas, y entonarán contra ti el cantar de los lagareros.
15 El es quien hizo la tierra con su poder, el que estableció el orbe con
su saber, y con su inteligencia expandió los cielos.
16 Cuando da voces, hay estruendo de aguas en los cielos, y hace
subir las nubes desde el extremo de la tierra. El hace los relámpagos para la
lluvia y saca el viento de sus depósitos.
17 Todo hombre es torpe para comprender, se avergüenza del ídolo
todo platero, porque sus estatuas son una mentira y no hay espíritu en ellas.
18 Vanidad son, cosa ridícula; al tiempo de su visita perecerán.
19 No es así la «Parte de Jacob», pues él es el plasmador del universo,
y aquel cuy heredero es Israel; Yahveh Sebaot es su nombre.
20 Un martillo eras tú para mí, un arma de guerra: contigo machaqué
naciones, contigo destruí reinos,
21 contigo machaqué caballo y caballero, contigo machaqué el carro y
a quien lo monta.
22 contigo machaqué a hombre y mujer, contigo machaqué al viejo y
al muchacho, contigo machaqué al joven y a la doncella,
23 contigo machaqué al pastor y su hato, contigo machaqué al
labrador y su yunta, contigo machaqué a gobernadores y magistrados.
24 Y haré que Babilonia y todos los habitantes de Caldea paguen por
todo el daño que hicieron en Sión, delante de vuestros ojos - oráculo de
Yahveh -.
25 Heme aquí en contra tuya, montaña destructora - oráculo de
Yahveh -, destructora toda la tierra. Voy a echarte mano y a hacerte rodar
desde las peñas, y a convertirte en montaña quemada.
26 No tomarán de ti piedra angular ni piedra de cimientos, porque
desolación por siempre serás - oráculo de Yahveh -.
27 Alzad bandera en la tierra, tocad cuerno en las naciones. Haced
leva santa contra ella en las naciones, citad contra ella a los reinos. de
Ararat, Minní y Askenaz, estableced contra ella reclutador, haced que
ataque la caballería cual langosta.
28 Haced leva santa contra ella en las naciones, los reyes de Media,
sus gobernadores y todos sus magistrados y todo el país de su dominio.
29 Y retiembla la tierra, y da vueltas, por haberse cumplido contra
Babilonia los planes de Yahveh, de convertir la tierra de Babel en
desolación sin habitantes.
30 Cesaron de guerrear los valientes de Babilonia, se han quedado en
las fortalezas. Agotóse su bravura, se volvieron mujeres; quemaron sus
aposentos, se rompieron sus barras.
31 Correo al alcance de correo corre, e informador al alcance de
informador, para informar al rey de Babilonia que ha sido tomada su ciudad
de cabo a cabo,
32 y sus vados fueron ocupados y los cañaverales incendiados, y los
guerreros se atemorizaron.
33 Porque así dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: La hija de Babel
es como era al tiempo de apisonarla; un poco más, y le habrá llegado el
tiempo de la siega.
34 Me comió, me arrebañó el rey de Babilonia, me dejó como
cacharro vacío, me tragó como un dragón, llenó su vientre con mis buenos
trozos, me expulsó.
35 «Mi atropello y mis sufrimientos sobre Babilonia», dirá la
población de Sión; y «mi sangre sobre los habitantes de Caldea», dirá
Jerusalén.
36 Por tanto, así dice Yahveh: Heme aquí, que defiendo tu causa y
vengo tu venganza, y deseco el mar de el y dejo enjuto su hontanar,
37 y vendrá a ser Babilonia montón de piedras, guarida de chacales,
tema de pasmo y rechifla, sin ningún habitante.
38 A una cual leones rugen, gruñen como cachorros de leonas.
39 En teniendo ellos calor les serviré su bebida y les embriagaré de
modo que se alegren, y dormirán un sueño eterno y no se despertarán -
oráculo de Yahveh -.
40 Les haré bajar como corderos al matadero, como carneros y
machos cabríos.
41 ¡Cómo fue tomada Sesac, y ocupada la prez de toda la tierra!
¡Cómo vino a ser pasmo Babilonia entre las naciones!
42 Subió contra Babilonia el mar, por el tropel de sus olas quedó
cubierta.
43 Vinieron a quedar sus ciudades devastadas, tierra reseca y yerma,
no vive en ellas nadie, ni discurre por ellas ser humano.
44 Visitaré a Bel en Babilonia, y le sacaré su bocado de la boca, y no
afluirán a él ya más las naciones. Hasta la muralla de Babilonia ha caído.
45 Salid de en medio de ella, pueblo mío, que cada cual salve su vida
del ardor de la ira de Yahveh.
46 Y que no se marchite vuestro corazón y tengáis miedo por el rumor
que se oirá en la tierra. Cierto correrá un año tal rumor, y luego al año
siguiente, otro distinto: violencia en la tierra, y domeñador sobre
domeñador.
47 Pues bien, mirad que vienen días en que visitaré a los ídolos de
Babilonia, y todo su territorio se abochornará, y todos sus heridos caerán en
medio de ella.
48 Y harán corro contra Babilonia cielos y tierra y todo cuanto hay en
ellos, cuando del norte lleguen los devastadores - oráculo de Yahveh -.
49 También Babilonia caerá, oh heridos de Israel. También por
Babilonia cayeron los heridos de toda la tierra.
50 Escapados de la espada, andad, no os paréis, recordad desde lejos a
Yahveh, y que Jerusalén os venga en mientes.
51 - «Quedamos abochornados al oír tal afrenta; cubrió la vergüenza
nuestros rostros. ¡Habían penetrado extranjeros hasta los santuarios de la
Casa de Yahveh!»
52 - Pues bien, mirad que vienen días - oráculo de Yahveh - en que
visitaré a sus ídolos, y en todo su territorio se quejarán los heridos.
53 Aunque suba Babilonia a los cielos y encastille en lo alto su poder,
de mi parte llegarán saqueadores hasta ella - oráculo de Yahveh -.
54 Suenan gritos de socorro desde Babilonia, y un fragor desde
Caldea.
55 Es que devasta Yahveh a Babilonia, apaga de ella el gran ruido, y
mugen sus olas como las de alta mar, cuyo son es estruendoso.
56 Es que viene sobre ella, sobre Babilonia el devastador, van a ser
apresados sus valientes, se han aflojado sus arcos. Porque Dios retribuidor
es Yahveh: cierto pagará.
57 Yo embriagaré a sus jefes y a sus sabios, a sus gobernadores y a
sus magistrados y a sus valientes, y dormirán un sueño eterno y no se
despertarán - oráculo del Rey cuyo nombre es Yahveh Sebaot -.
58 Así dice Yahveh Sebaot: Aquella ancha muralla de Babilonia ha de
ser socavada, y aquellas sus altas puertas con fuego han de ser quemadas, y
se habrán fatigado pueblos para nada, y naciones para el fuego se habrán
cansado.
59 Orden que dio el profeta Jeremías a Seraías, hijo de Neriyías, hijo
de Majseías, al partir éste de junto a Sedecías, rey de Judá, para Babilonia el
año cuarto de su reinado, siendo Seraías jefe de etapas.
60 Escribió, pues, Jeremías todo el mal que había de sobrevenir a
Babilonia en un libro - todas estas palabras arriba escritas acerca de
Babilonia -
61 y dijo Jeremías a Seraías: «En llegando tú a Babilonia, mira de leer
en voz alta todas estas palabras,
62 y dirás: “Yahveh, tú has hablado respecto a este lugar, de destruirlo
sin que haya en él habitante, ya sea persona o animal, sino que soledad por
siempre será.”
63 Luego, en acabando tú de leer en voz alta ese libro, atas a él una
piedra y lo arroja al Eufrates,
64 y dices: “Así se hundirá Babilonia y no se recobrará del mal que yo
mismo voy a traer sobre ella.”» Hasta aquí las palabras de Jeremías.
OREMOS
Oración que salva miles de almas
Rezar todos los días: En el nombre del Padre etc., Señor mío Jesucristo...
¡Oh Jesús!
yo os pido humildemente me concedáis la gracia de salvar un alma por cada latido de mi corazón,
unido a los latidos del vuestro y a los del Corazón Inmaculado de vuestra Santísima Madre.
Os lo suplico por vuestra Preciosa Sangre y vuestra Divina Misericordia,
salva las almas, sálvalas Señor.
Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Extraordinaria promesa de Cristo
“Si me piden salvar un alma por cada latido de su corazón, se lo concederé a quien me lo pida”(Mensaje del Señor a los Siervos del Divino Amor, año 1976).
Nota explicativa: Esta Oración es válida sólo durante 24 horas, y se refiere a la salvación de almas que aún viven. No es aplicable, por tanto a las almas del Purgatorio. (Con licencia eclesiástica)
Oración para las almas
del purgatorio
Padre eterno, yo te ofrezco la preciosísima sangre de tu Divino Hijo Jesús, en unión con las misas celebradas hoy día a través del mundo por todas las benditas animas del purgatorio por todos los pecadores del mundo.
Por los pecadores en la iglesia universal, por aquellos en propia casa y dentro de mi familia. Amen.
El Señor le dijo a Sta. Gertrudis que cada vez que rezara esta oración, pudiese librar 1000 almas del purgatorio.
Rezar todos los días: En el nombre del Padre etc., Señor mío Jesucristo...
¡Oh Jesús!
yo os pido humildemente me concedáis la gracia de salvar un alma por cada latido de mi corazón,
unido a los latidos del vuestro y a los del Corazón Inmaculado de vuestra Santísima Madre.
Os lo suplico por vuestra Preciosa Sangre y vuestra Divina Misericordia,
salva las almas, sálvalas Señor.
Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Extraordinaria promesa de Cristo
“Si me piden salvar un alma por cada latido de su corazón, se lo concederé a quien me lo pida”(Mensaje del Señor a los Siervos del Divino Amor, año 1976).
Nota explicativa: Esta Oración es válida sólo durante 24 horas, y se refiere a la salvación de almas que aún viven. No es aplicable, por tanto a las almas del Purgatorio. (Con licencia eclesiástica)
“Si me piden salvar un alma por cada latido de su corazón, se lo concederé a quien me lo pida”(Mensaje del Señor a los Siervos del Divino Amor, año 1976).
Nota explicativa: Esta Oración es válida sólo durante 24 horas, y se refiere a la salvación de almas que aún viven. No es aplicable, por tanto a las almas del Purgatorio. (Con licencia eclesiástica)
Oración para las almas
del purgatorio
del purgatorio
Padre eterno, yo te ofrezco la preciosísima sangre de tu Divino Hijo Jesús, en unión con las misas celebradas hoy día a través del mundo por todas las benditas animas del purgatorio por todos los pecadores del mundo.
Por los pecadores en la iglesia universal, por aquellos en propia casa y dentro de mi familia. Amen.
Por los pecadores en la iglesia universal, por aquellos en propia casa y dentro de mi familia. Amen.
El Señor le dijo a Sta. Gertrudis que cada vez que rezara esta oración, pudiese librar 1000 almas del purgatorio.
La Oración
¿QUÉ ES LA ORACIÓN?
Para mí, la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como desde dentro de la alegría (Santa Teresa del Niño Jesús, ms autob. C 25r).
La oración como don de Dios
2559 “La oración es la elevación del alma a Dios o la petición a Dios de bienes convenientes”(San Juan Damasceno, f. o. 3, 24). ¿Desde dónde hablamos cuando oramos? ¿Desde la altura de nuestro orgullo y de nuestra propia voluntad, o desde “lo más profundo” (Sal 130, 14) de un corazón humilde y contrito? El que se humilla es ensalzado (cf Lc 18, 9-14). La humildad es la base de la oración. “Nosotros no sabemos pedir como conviene”(Rom 8, 26). La humildad es una disposición necesaria para recibir gratuitamente el don de la oración: el hombre es un mendigo de Dios (cf San Agustín, serm 56, 6, 9).
2560 “Si conocieras el don de Dios”(Jn 4, 10). La maravilla de la oración se revela precisamente allí, junto al pozo donde vamos a buscar nuestra agua: allí Cristo va al encuentro de todo ser humano, es el primero en buscarnos y el que nos pide de beber. Jesús tiene sed, su petición llega desde las profundidades de Dios que nos desea. La oración, sepámoslo o no, es el encuentro de la sed de Dios y de sed del hombre. Dios tiene sed de que el hombre tenga sed de El (cf San Agustín, quaest. 64, 4).
2561 “Tú le habrías rogado a él, y él te habría dado agua viva” (Jn 4, 10). Nuestra oración de petición es paradójicamente una respuesta. Respuesta a la queja del Dios vivo: “A mí me dejaron, Manantial de aguas vivas, para hacerse cisternas, cisternas agrietadas” (Jr 2, 13), respuesta de fe a la promesa gratuita de salvación (cf Jn 7, 37-39; Is 12, 3; 51, 1), respuesta de amor a la sed del Hijo único (cf Jn 19, 28; Za 12, 10; 13, 1)
.
La oración como Alianza
2562 ¿De dónde viene la oración del hombre? Cualquiera que sea el lenguaje de la oración (gestos y palabras), el que ora es todo el hombre. Sin embargo, para designar el lugar de donde brota la oración, las Escrituras hablan a veces del alma o del espíritu, y con más frecuencia del corazón (más de mil veces). Es el corazón el que ora. Si éste está alejado de Dios, la expresión de la oración es vana.
2563 El corazón es la morada donde yo estoy, o donde yo habito (según la expresión semítica o bíblica: donde yo “me adentro”). Es nuestro centro escondido, inaprensible, ni por nuestra razón ni por la de nadie; sólo el Espíritu de Dios puede sondearlo y conocerlo. Es el lugar de la decisión, en lo más profundo de nuestras tendencias psíquicas. Es el lugar de la verdad, allí donde elegimos entre la vida y la muerte. Es el lugar del encuentro, ya que a imagen de Dios, vivimos en relación: es el lugar de la Alianza.
2564 La oración cristiana es una relación de Alianza entre Dios y el hombre en Cristo. Es acción de Dios y del hombre; brota del Espíritu Santo y de nosotros, dirigida por completo al Padre, en unión con la voluntad humana del Hijo de Dios hecho hombre.
La oración como Comunión
2565 En la nueva Alianza, la oración es la relación viva de los hijos de Dios con su Padre infinitamente bueno, con su Hijo Jesucristo y con el Espíritu Santo. La gracia del Reino es “la unión de la Santísima Trinidad toda entera con el espíritu todo entero” (San Gregorio Nac., or. 16, 9). Así, la vida de oración es estar habitualmente en presencia de Dios, tres veces Santo, y en comunión con El. Esta comunión de vida es posible siempre porque, mediante el Bautismo, nos hemos convertido en un mismo ser con Cristo (cf Rm 6, 5). La oración es cristiana en tanto en cuanto es comunión con Cristo y se extiende por la Iglesia que es su Cuerpo. Sus dimensiones son las del Amor de Cristo (cf Ef 3, 18-21).
LA REVELACIÓN DE LA ORACIÓN
La llamada universal a la oración
2566 El hombre busca a Dios. Por la creación Dios llama a todo ser desde la nada a la existencia. “Coronado de gloria y esplendor” (Sal 8, 6), el hombre es, después de los ángeles, capaz de reconocer “¡qué glorioso es el Nombre del Señor por toda la tierra!” (Sal 8, 2). Incluso después de haber perdido, por su pecado, su semejanza con Dios, el hombre sigue siendo imagen de su Creador. Conserva el deseo de Aquél que le llama a la existencia. Todas las religiones dan testimonio de esta búsqueda esencial de los hombres (cf Hch. 17, 27).
2567 Dios es quien primero llama al hombre. Olvide el hombre a s u Creador o se esconda lejos de su Faz, corra detrás de sus ídolos o acuse a la divinidad de haberlo abandonado, el Dios vivo y verdadero llama incansablemente a cada persona al encuentro misterioso de la oración. Esta iniciativa de amor del Dios fiel es siempre lo primero en la oración, el caminar del hombre es siempre una respuesta. A medida que Dios se revela, y revela al hombre a sí mismo, la oración aparece como un llamamiento recíproco, un hondo acontecimiento de Alianza. A través de palabras y de actos, tiene lugar un trance que compromete el corazón humano. Este se revela a través de toda la historia de la salvación.
EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
2568 La revelación de la oración en el Antiguo Testamento se inscribe entre la caída y la elevación del hombre, entre la llamada dolorosa de Dios a sus primeros hijos: “¿Dónde estás?… ¿Por qué lo has hecho?” (Gn 3, 9. 13) y la respuesta del Hijo único al entrar en el mundo: “He aquí que vengo… a hacer, oh Dios, tu voluntad” (Hb 10, 5-7). Así, la oración está ligada con la historia de los hombres, es la relación con Dios en los acontecimientos de la historia.
La creación, fuente de la oración
2569 La oración se vive primeramente a partir de las realidades de la creación. Los nueve primeros capítulos del Génesis describen esta relación con Dios como ofrenda por Abel de los primogénitos de su rebaño (cf Gn 4, 4), como invocación del nombre divino por Enós (cf Gn 4, 26), como “marcha con Dios” (Gn 5, 24). La ofrenda de Noé es “agradable” a Dios que le bendice y, a través de él, bendice a toda la creación (cf Gn 8, 20-9, 17), porque su corazón es justo e íntegro; él también “marcha con Dios” (Gn 6, 9). Una muchedumbre de hombres pertenecientes a todas las religiones siempre han vivido esta característica de la oración.
En su alianza indefectible con todos los seres vivientes (cf Gn 9, 8-16), Dios llama siempre a los hombres a orar. Pero, en el Antiguo Testamento, la oración se revela sobre todo a partir de nuestro padre Abraham.
La Promesa y la oración de la fe
2570 Cuando Dios le llama, Abraham parte “como se lo había dicho el Señor” (Gn 12, 4): todo su corazón se somete a la Palabra y obedece. La obediencia del corazón a Dios que llama es esencial a la oración, las palabras tienen un valor relativo. Por eso, la oración de Abraham se expresa primeramente con hechos: hombre de silencio, en cada etapa construye un altar al Señor. Solamente más tarde aparece su primera oración con palabras: una queja velada recordando a Dios sus promesas que no parecen cumplirse (cf Gn 15, 2-3). De este modo surge desde los comienzos uno de los aspectos de la tensión dramática de la oración: la prueba de la fe en la fidelidad a Dios.
2571 Habiendo creído en Dios (cf Gn 15, 6), marchando en su presencia y en alianza con él (cf Gn 17, 2), el patriarca está dispuesto a acoger en su tienda al Huésped misterioso: es la admirable hospitalidad de Mambré, preludio a la anunciación del verdadero Hijo de la promesa (cf Gn 18, 1-15; Lc 1, 26-38). Desde entonces, habiéndole confiado Dios su plan, el corazón de Abraham está en consonancia con la compasión de su Señor hacia los hombres y se atreve a interceder por ellos con una audaz confianza (cf Gn 18, 16-33).
2572 Como última purificación de su fe, se le pide al “que había recibido las promesas” (Hb 11, 17) que sacrifique al hijo que Dios le ha dado. Su fe no vacila: “Dios proveerá el cordero para el holocausto” (Gn 22, 8), “pensaba que poderoso era Dios aun para resucitar de entre los muertos” (Hb 11, 19). Así, el padre de los creyentes se hace semejante al Padre que no perdonará a su propio Hijo sino que lo entregará por todos nosotros (cf Rm 8, 32). La oración restablece al hombre en la semejanza con Dios y le hace participar en la potencia del amor de Dios que salva a la multitud (cf Rm 4, 16-21).
2573 Dios renueva su promesa a Jacob, cabeza de las doce tribus de Israel (cf Gn 28, 10-22). Antes de enfrentarse con su hermano Esaú, lucha una noche entera con “alguien” misterioso que rehúsa revelar su nombre pero que le bendice antes de dejarle, al alba. La tradición espiritual de la Iglesia ha tomado de este relato el símbolo de la oración como un combate de la fe y una victoria de la perseverancia (cf Gn 32, 25-31; Lc 18, 1-8).
Católica sobreviviente de genocidio cuenta cómo perdonó a los que mataron a su familia en Ruanda
Immaculée Ilibagiza. Foto: Graphic itinerary (CC-BY-2.0)
BUENOS AIRES, 30 May. 14 / 04:28 am (ACI/EWTN Noticias).- Immaculée Ilibagiza, sobreviviente del genocidio de Ruanda y autora del libro “Sobrevivir para contarlo”, conmovió a un amplio auditorio cuando contó cómo salvó suvida y propuso su testimonio de oración y perdón a quienes mataron su familia.
En Rosario (Argentina), la mujer que nació en 1972 en una familia de cuatro hijos, recordó que estudiaba Ingeniería Electrónica y Mecánica en la Universidad Nacional de Ruanda, cuando se produjo el genocidio en el cual más de un millón de personas fueron asesinadas en tres meses en 1994.
Cuando los líderes de la tribu Huto se propusieron exterminar a la raza Tutsi, sobrevivió durante 91 días con otras siete mujeres, escondida en un baño minúsculo. Era creyente, pero en esas circunstancias descubrió con fuerza la presencia y protección de Dios, y aprendió a perdonar.
Su experiencia la volcó en un primer libro, Sobrevivir para contarlo, que ya lleva vendidos un millón y medio de ejemplares, y que en la Argentina ha publicado la editorial Logos, de Rosario.
En su conferencia, tuvo siempre en su mano un rosario y recomendó el rezo de esa oración. Estando encerrada, una vez llegó a rezar 27 rosarios en un día. Y manifestó que consideraba “lo afortunados que son “los habitantes de Rosario, por el nombre de su ciudad, en honor a la Virgen María”.
También se refirió a que el Papa Francisco es argentino y dijo que cuando fue a su país, Ruanda, vio que allí dicen “nuestro Papa”, por lo cual también consideró que los argentinos debían estar especialmente contentos porque un connacional suyo “es ahora el Papa de toda la humanidad”.
“El genocidio fue algo terrible –dijo-, pero me enseñó mucho sobre la vida”. En una larga charla, de unas dos horas, mantuvo en vilo al auditorio, anoche, al contar cómo en su encierro le pedía al Señor que le enseñara a perdonar y cómo le costaba rezar “así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”, hasta que encontró la paz abandonándose en Dios.
La conferencia se realizó a beneficio de la Asociación Rosarina de Ayuda Solidaria (ARAS), que mantiene un emprendimiento de apoyo escolar, formación humana y deportiva, en el barrio careciente Cabín 9, de esta ciudad. Presentó a la oradora India Tuero, reconocida conductora de programas culturales de televisión en Rosario.
viernes, 30 de mayo de 2014
Lecturas del Visitación de la Virgen María
Primera lectura
Lectura de la profecía de Sofonías (3,14-18):
Regocíjate, hija de Sión; grita de júbilo, Israel; alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén. El Señor ha cancelado tu condena, ha expulsado a tus enemigos. El Señor será el rey de Israel, en medio de ti, y ya no temerás. Aquel día dirán a Jerusalén: «No temas, Sión, no desfallezcan tus manos. El Señor, tu Dios, en medio de ti, es un guerrero que salva. Él se goza y se complace en ti, te ama y se alegra con júbilo como en día de fiesta.» Apartaré de ti la amenaza, el oprobio que pesa sobre ti.
Palabra de Dios
Regocíjate, hija de Sión; grita de júbilo, Israel; alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén. El Señor ha cancelado tu condena, ha expulsado a tus enemigos. El Señor será el rey de Israel, en medio de ti, y ya no temerás. Aquel día dirán a Jerusalén: «No temas, Sión, no desfallezcan tus manos. El Señor, tu Dios, en medio de ti, es un guerrero que salva. Él se goza y se complace en ti, te ama y se alegra con júbilo como en día de fiesta.» Apartaré de ti la amenaza, el oprobio que pesa sobre ti.
Palabra de Dios
Salmo
Is 12,2-3.4bcd.5-6
R/. Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel
El Señor es mi Dios y salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación. R/.
Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso. R/.
Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.» R/.
R/. Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel
El Señor es mi Dios y salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación. R/.
Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso. R/.
Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.» R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,39-56):
En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre.
Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.»
María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia, como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.»
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.
Palabra del Señor
En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre.
Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.»
María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia, como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.»
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio del sábado, 31 de mayo de 2014
Queridos amigos y amigas:
Cerramos el mes de mayo y también la semana litúrgica con la fiesta de la Visitación de la Virgen María.
Ella, María, tenía razones poderosas para cuidarse, para permanecer tranquila en Nazaret. Necesitaba tiempo para asimilar su inesperada maternidad. Nadie podía exigirle que, después del susto, no pensara durante un tiempo en sí misma.
Tú tienes también tus problemas. Quizá no son enormes, pero en más de una ocasión te han servido de excusa para no complicarte la vida. Tienes derecho a disfrutar del fin de semana después de cinco días de trabajo intenso. Andas ajustado económicamente como para dar una cuota fija a Cáritas. El médico te ha dicho que tienes que descansar más, que ya no tienes años para andar visitando ancianos solitarios en sus casas. Tus padres insisten en que lo primero es el estudio y luego, si sobra tiempo, puedes empezar a pensar en otras cosas. Lo oyes a menudo por la calle: “Nadie va a resolver mis problemas”.
Ella, no obstante, dejó la aldea de Nazaret y, sin pensarlo dos veces (“con prontitud” dice Lucas), se puso en camino hacia Ain Karim, el pueblo de su pariente Isabel. No se había recuperado del asombro producido por el anuncio del ángel y ya estaba pensando en la manera concreta de echar una mano. Los 160 kilómetros que separan Nazaret de Ain Karim fueron testigos del paso decidido de una muchacha solidaria.
Tú, en más de una ocasión, has sentido algo semejante. No eres tan insensible como para no darte cuenta de que tus hijos necesitan que les dediques más tiempo. Quieren comentarte cómo les va en el colegio y lo bien que lo han pasado con los amigos el fin de semana. Tú sabes que tus padres son algo más que trabajadores a tu servicio y que sería bueno decírselo alguna vez. Alguien te ha dicho que en el tercero hay una pareja de ancianos que apenas reciben visitas. Has descubierto que en el colegio hay una chica a la que nadie invita nunca a dar una vuelta. De acuerdo, tú también tienes tus problemas, andas con el tiempo tasado, se te ha echado encima una semana a tope. Dice Lucas que ella lo hizo “con prontitud”. ¿Cuánto tardas tú en recorrer los tres metros que te separan de tus padres, los dos pisos que hay entre el tuyo y el de los ancianos solitarios?
Ella no entró en casa de Isabel haciéndose la importante, quejándose de la cantidad de cosas que había tenido que dejar en Nazaret para venir a servirle, poniendo cara de sufridora, exigiendo sutilmente reconocimiento. Ella entró saludando; es decir, regalando a manos llenas la gracia y la paz. Desbordó tanta alegría que hasta el pequeño Juan se vio afectado por esas ondas misteriosas de entusiasmo.
Tú, cuando te pones en camino, siempre estás tentado de que tu mano izquierda se entere bien de lo que hace la derecha. A veces -es verdad- no te importa hacer un favor, pero tampoco está de más que te lo agradezcan. Te has sorprendido en más de una ocasión haciendo una lista de los esfuerzos que has tenido que hacer “para estar un ratito contigo, chica”. Cuando piensas en ella sientes que tu entrega tiene que ser gratuita. Si no, ¿qué gracia tiene? ¡Ya hay mucha gente que hace muchas cosas, y a veces duras, para recibir algo a cambio! Comprendes que la tarjeta de visita de una entrega gratuita es siempre la alegría y la sencillez.
Ella se vio inmediatamente correspondida por Isabel. No rechazó la alabanza. Simplemente, con el espíritu alegre, la dirigió al que es la fuente de todo amor, prorrumpió en un canto de agradecimiento a Dios, su salvador.
Tú sabes muy bien que si brota de ti un pequeño gesto de entrega es porque Alguien se te entrega todos los días sin reservas. ¿Has pensado ya en cantar tu Magnificat? ¿Has pensado en orar con María?
JEREMIAS
1 La palabra que habló Yahveh contra Babilonia, contra el país de los
caldeos, por medio del profeta Jeremías.
2 Anunciadlo y hacedlo oír entre las gentes; levantad bandera; hacedlo
oír; no lo calléis; decid: Ha sido tomada Babilonia, está confuso Bel,
desmayó Marduk, están confusos sus ídolos, (desmayaron sus inmundicias).
3 Porque subió contra ella una gente del norte, que va a convertir su
territorio en desolación, y no habrá en él habitante. Tanto personas como
bestias emigraron, se fueron.
4 En aquellos días y en aquella sazón - oráculo de Yahveh - vendrán
los hijos de Israel, (y los hijos de Judá junto con ellos), andando y llorando,
en busca de Yahveh su Dios.
5 De Sión preguntaron por el camino, allá se dirigen: «Venid y
aliémonos a Yahveh con pacto eterno, inolvidable.»
6 Ovejas perdidas era mi pueblo. Sus pastores las descarriaron,
extraviándolas por los montes. De monte en collado andaban, olvidaron su
aprisco.
7 Cualquiera que les topaba los devoraba, y sus contrarios decían: «No
cometemos ningún delito, puesto que ellos pecaron contra Yahveh, ¡el
pastizal de justicia y la esperanza de sus padres - Yahveh!»
8 Emigrad de Babilonia, y del país de los caldeos salid. Sed como los
machos cabríos al frente del rebaño.
9 Porque mirad que yo hago que despierte y suba contra Babilonia
una confederación de grandes naciones del norte, que se organizarán contra
ella. Y por allí será tomada. Sus saetas, cual de valiente experto, no
volverán de vacío.
10 Entonces será entregada Caldea al saqueo: todos los que la saqueen
se hartarán, - oráculo de Yahveh.
11 Porque os alegrasteis, porque gozasteis, depredadores de mi
heredad, porque dabais corcovos como novilla en dehesa, y relinchos como
animales fuertes.
12 Vergonzosa está vuestra madre sobremanera, abochornada la que
os dio a luz. Es ahora la última de las naciones: desierto, sequedad y
paramera.
13 Por la cólera de Yahveh no será poblada, mas estará desolada toda
ella. Todo el que pase a la vera de Babilonia quedará atónito, y silbará al
ver todas sus heridas.
14 Ordenaos contra Babilonia en derredor, todos los que asestáis arco;
tirad contra ella, no escatiméis las flechas pues ha pecado contra Yahveh.
15 Dad gritos contra ella en derredor. Ella tiende su mano. Fallaron
sus cimientos, se derrumbaron sus muros. Era la venganza de Yahveh.
Tomad venganza de ella: Tal cual hizo, haced con ella.
16 Suprimid de Babilonia al sembrador y al que maneja la hoz al
tiempo de la siega. Ante la espada irresistible, cada uno enfilará hacia su
pueblo, cada uno huirá a su tierra.
17 Rebaño disperso es Israel: leones lo ahuyentaron. El rey de Asiria
lo devoró el primero, y Nabucodonosor, rey de Babilonia, lo quebrantó
después.
18 Por tanto, así dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: He aquí que
yo visito al rey de Babilonia y su territorio, lo mismo que visité al rey de
Asiria.
19 Y devolveré a Israel a sus pastizal, y pacerá el Carmelo y el Basán,
y en la montaña de Efraím y Galaad se saciará.
20 En aquellos días y en aquella sazón - oráculo de Yahveh -, se
buscará la culpa de Israel y no la habrá, y el pecado de Judá y no se hallará,
porque seré piadoso con el resto que yo deje.
21 «Sube a la tierra de Meratáyim, sube contra ella; y a los habitantes
de Pecod pásalos a espada y dalos al anatema hasta el último - oráculo de
Yahveh -: haz en todo según te lo he mandado.»
22 Ruido de guerra en el país y quebranto grande.
23 ¡Cómo se partió y fue quebrado el martillo de toda la tierra! ¡Cómo
vino a ser pasmo Babilonia entre las naciones!
24 Te puse lazo y quedaste atrapada, Babilonia, sin darte cuenta; se
dio contigo y fuiste capturada, porque contra Yahveh te sublevaste.
25 Abrió Yahveh su arsenal y sacó las armas de su ira. Era la tarea del
Señor Yahveh Sebaot en tierra de caldeos.
26 «Venid a ella desde el confín, abrid sus almacenes. Haced con ellos
montones y dadlos al anatema: no quede de ella reliquia.
27 Acuchillad todos sus bueyes, bajen a la degollina. ¡Ay de ellos, que
llegó su día, la hora de su castigo!»
28 ¡Voces de huidos y escapados del país de Babilonia anunciando en
Sión la venganza de Yahveh nuestro Dios, la venganza de su santuario!
29 Haced leva de flecheros contra Babilonia, todos los que asestáis
arco acampad en torno suyo. Que no se escape nadie. Pagadle lo que vale su
trabajo, Tal cual hizo, haced con ella, porque contra Yahveh se insolentó,
contra el Santo de Israel.
30 En verdad, caerán sus mancebos escogidos en sus plazas, y todos
sus guerreros perecerán aquel día - oráculo de Yahveh -.
31 Heme aquí contra ti, «Insolencia», - oráculo del Señor Yahveh
Sebaot - porque ha llegado tu día, la hora en que yo te castigue.
32 Tropezará «Insolencia» y caerá, sin tener quien la levante. Prenderé
fuego a sus ciudades, y devorará todos sus contornos.
33 Así dice Yahveh Sebaot: Oprimidos estaban los hijos de Israel y
los hijos de Judá a una. Todos sus cautivadores los retenían, se negaban a
soltarlos.
34 Su Redentor esforzado, Yahveh Sebaot se llama. El tomará la
defensa de su causa hasta hacer temblar la tierra y estremecerse a los
habitantes de Babilonia.
35 ¡Espada a los caldeos - oráculo de Yahveh - y a los habitantes de
Babilonia, a sus jefes y a sus sabios!
36 Espada a sus adivinos, y quedarán por necios. Espada a sus
valientes, y desmayarán.
37 Espada a sus caballos y a sus carros, a toda la mezcolanza de
gentes que hay dentro de ella, y serán como mujeres. Espada a sus tesoros
y serán saqueados.
38 ¡Sequía a sus aguas y se secarán; porque tierra de ídolos es aquélla,
y por sus Espantos pierden la cabeza!
39 Por eso vivirán las hienas con los chacales y vivirán en ella las
avestruces, y no será habitada nunca jamás ni será poblada por siglos y
siglos.
40 Como en la catástrofe causada por Dios a Sodoma, Gomorra y sus
vecinas - oráculo de Yahveh - donde no vive nadie, ni reside en ellas ser
humano.
41 Mirad que un pueblo viene del norte, una gran nación, y muchos
reyes se despiertan de los confines de la tierra.
42 Arco y lanza blanden, crueles son y sin entrañas. Su voz como la
mar muge, y a caballo van montados, ordenados como un solo hombre para
la guerra contra ti, hija de Babel.
43 Oyó el rey de Babilonia nuevas de ellos y flaquean sus manos.
Angustia le asaltó, dolor como de parturienta.
44 Vedlo como león que sube del boscaje del Jordán hacia el pastizal
perenne, cuando en un instante le haré salir huyendo de allí, para colocar
allí a quien me plazca. Porque ¿quién como yo, y quién me emplazará, y
quién es el pastor que aguante en mi presencia?
45 Así pues, oíd la decisión que Yahveh ha tomado sobre Babilonia y
sus planes sobre el país de los caldeos. Juro que les han de llevar a rastras
las crías de los rebaños, que asolarán sobre ellos sus pastizales.
46 Al son de la conquista de Babilonia retumbó la tierra, y el griterío
de las naciones se dejó oír.
MIS PENSAMIENTOS
PRIMERO EL FIN DEL MUNDO LLEGA PARA CADA UNO DE NOSOTROS CUANDO MORIMOS. DE AHI PASAMOS EN ESPIRITU A SER JUZGADOS POR NUESTRO SEÑOR JESUS (LA RESURRECCION DEL CUERPO SÍ ES EN EL FINAL DE TODOS LOS TIEMPOS) Y PASAMOS AL CIELO, AL PURGATORIO O AL INF.....: QUE NO LO QUIERO NOMBRAR Y QUE DIOS QUIERA NO VAYAMOS NINGUNO. LA MAYORIA PASAREMOS POR EL PURGATORIO PARA LA PURIFICACION DE NUESTRAS ALMAS, A NO SER QUE YA QUEDEN PURIFICADAS AQUI EN LA TIERRA CON EL SUFRIMIENTO.
AQUELLOS QUE PASAN LOS MENSAJES A UNOS Y A OTROS, LA MAYORIA NO DICEN NADA MALO PERO TAMPOCO SON DE CONFIANZA.
DONDE ESTA NUESTRA FE, HERMANOS/AS? DIOS NOS DEJO EN EL NUEVO TESTAMENTO CON SU PALABRA COMO TENIA QUE SER NUESTRA SOCIEDAD, LA MANERA DE VIVIR SI LO HACIAMOS EN FAMILIA Ó SOLOS. NOS DEJO TODO ESCRITO Y LO MAS IMPORTANTE SUS DOS MANDAMIENTOS.
TAMBIEN NOS DEJO ESCRITO LOS SIGNOS QUE SE DARIAN ANTES DE SU SEGUNDA VENIDA.
ENTONCES QUE ESTAMOS HACIENDO? DESCONFIAMOS DE DIOS? DEJEMONOS DE TANTO MENSAJE.
NUESTRO PADRE LO QUE QUIERE ES QUE PERDONEMOS, AMEMOS A LOS DEMAS Y NOS UNAMOS TODOS EN COMUNION CON SU DIVINO HIJO JESUS.
HERMANOS/AS EN CRISTO, RECEMOS TODOS LOS DIAS EL ROSARIO, ESTEMOS SIEMPRE JUNTO A NUESTRA SANTISIMA MADRE MARIA Y PIDAMOSLE A ELLA, PERO POR NOSOTROS LOS PECADORES Y LA CONVERSION DE NUESTRAS ALMAS Y QUE NOS GUÍE, PORQUE "ELLA" ES EL CAMINO DIRECTO HACIA NUESTRO SEÑOR JESUS; Y A SU VEZ JESUS NOS GUIARA HACIA DIOS, NUESTRO PADRE (ABBA).
CONFESEMOS, PERDONEMOS, COMULGUEMOS, OREMOS, AMEMOS Y CONFIEMOS PLENAMENTE EN DIOS..