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martes, 3 de junio de 2014

OREMOS


Oración para implorar los Dones del Espíritu Santo





1. Venid, oh Espíritu Santo, y concedednos el don de la SABIDURÍA, que dándonos a conocer 
la verdadera dicha, nos separe de las cosas del mundo y nos haga gustar y amar los bienes 
celestiales.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Amén.

2. Venid, os Espíritu Santo, y concedednos el don del ENTENDIMIENTO, para que más fácilmente

 conozcamos y penetremos las verdades y misterios de nuestra Santa Religión.

Gloria al Padre, etcétera.

3. Venid, oh Espíritu Santo, y concedednos el don del CONSEJO, que nos haga elegir en todo 

momento lo que contribuya más a la gloria de Dios y a nuestra propia santificación.

Gloria al Padre, etcétera.

4. Venid, oh Espíritu Santo, y concedednos el don de la FORTALEZA, que haciéndonos superar todo

s los obstáculos que se oponen a nuestra salvación, nos una tan íntimamente a Dios nuestro Señor 
que nada, ni nadie, pueda separarnos de Él.

Gloria al Padre, etcétera.

5. Venid, oh Espíritu Santo, y concedednos el don de la CIENCIA, que nos dé el perfecto 

conocimiento de Dios y de nosotros mismos y de los medios que debemos poner en práctica y 
los peligros que debemos evitar para llegar al cielo.

Gloria al Padre, etcétera.

6. Venid, oh Espíritu Santo, y concedednos el don de la PIEDAD, que nos conduzca a cumplir con 

facilidad todo lo que sea del servicio de Dios y nos haga encontrar siempre dulce y ligero el yugo 
del Señor.

Gloria al Padre, etcétera.

7. Venid, oh Espíritu Santo, y concedednos el don del TEMOR DE DIOS, que nos haga evitar con 

el mayor cuidado en todos los instantes de nuestra vida, todo lo que pueda desagradar a nuestro 
Padre Celestial.

Gloria al Padre, etcétera.

Venid, oh Santo Espíritu Consolador, Padre de los pobres, dulce Esposo y suave refrigerio de las 

almas; venid y enriquecednos con las misericordias de vuestros siete dones, y danos con ellos 
vuestros preciosos frutos, a fin de que con vuestra divina asistencia guardemos puro nuestro 
corazón en la tierra y merezcamos después ver a Dios eternamente en el cielo. Así os lo pedimos 
por Cristo Señor nuestro que con Vos y el Eterno Padre vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.

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