Por la misericordia de Dios estamos viviendo un día más en este mundo, y tenemos que pensar y meditar que, estemos como estemos, todo es amor de Dios por nosotros. Porque si sufrimos, es el Señor que lo permite para ahorrarnos sufrimientos en el más allá, e ir descontando en este mundo lo que debemos a la Justicia divina. Así trató Dios a su Hijo, y luego le dio el Trono en lo más alto del Cielo.
Es difícil sufrir, pero si miramos un crucifijo, entenderemos un poco el misterio del dolor, y ya no nos quejaremos de nuestra pequeña cruz, que aunque sea grande, siempre será pequeña con respecto a la cruz de Jesús.
Y si estamos sanos y gozando de buena salud y de la amistad y la familia, es también amor del Señor para con nosotros, que nos quiere decir con ello que nos ama, y que nos da como un adelanto de lo que será la felicidad en el Paraíso.
De cualquier modo que estemos hoy, debemos saber que todo es un designio de amor de Dios por nosotros, porque Dios todo lo que quiere o permite en nuestra vida, siempre es por amor.
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