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domingo, 28 de septiembre de 2014

Quienes nos rodean.



A veces quisiéramos ir a evangelizar a tierra de misión como por ejemplo la China o el África, y no caemos en la cuenta de que alrededor nuestro hay personas que no conocen el Evangelio, o lo conocen mal.
También nos puede pasar que tenemos muchos amigos y conocidos en las redes sociales y en los contactos del celular, pero nos olvidamos de las personas cercanas, de carne y hueso, que están a nuestro lado o que son vecinos, y a los cuales no prestamos atención ni los socorremos si están en necesidad.
Hagamos un momento de reflexión y pensemos si no estamos excesivamente “metidos” en el mundo virtual, descuidando la caridad y misericordia para quienes sufren a nuestro alrededor.
Porque en definitiva Dios nos ha colocado en un lugar determinado en el planeta, y quiere que allí nos santifiquemos, con las personas que nos rodean, y la realidad que debemos vivir.
¿Qué diríamos de uno que se preocupe de hacer apostolado con los lejanos, pero que no lo hiciera con los más cercanos, los más prójimos? Diríamos que ese tal está muy equivocado, porque como bien dice el dicho popular: “La caridad bien entendida empieza por casa”. Es decir que hay que comenzar a evangelizar por el propio hogar, el barrio, la ciudad, el país y el mundo, en ese orden.
También es hora de que dejemos de mirar a cada momento nuestro celular o tablet, y veamos quiénes están a nuestro lado, qué necesitan de nosotros, para socorrerlos y practicar la caridad y la misericordia con ellos, con el consiguiente bien para nosotros y para nuestro entorno real.

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