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miércoles, 28 de enero de 2015

CONFIDENCIAS DE JESÚS A UN SACERDOTE

13 de febrero de 1976 

LA COMUNION DE LOS SANTOS 

(...) “El Paraíso es una cosa tan grande que vosotros peregrinos en la tierra no podéis comprender. En el Paraíso no hay posibilidad ni de crecimiento, ni de disminución de la propia felicidad que no consiste, como vosotros estáis tentados de pensar, en una, aunque feliz, pero inmóvil situación de contemplación de Dios y de todas las bellezas del Universo que en él se reflejan.
En el Paraíso la vida no es inmovilidad estancada, aunque sobrenaturalmente maravillosa. En el Paraíso la felicidad se renueva en aquel instante sin pasado y sin futuro, que se llama eternidad y que es siempre infinitamente nuevo (...)”. 
En humildad de espíritu alabad y glorificad a Dios, Uno y Trino, por haber sido escogidos, aunque en medida diversa, pero todos para el mismo fin, como obreros cualificados para trabajar en la viña del Señor, para contener el irrumpir de las aguas del Infierno por medio de las cuales se trata de derribar la Iglesia de la que Jesús es Cabeza tres veces Santo. 
De Él, Cabeza, se quiere destruir la identidad divina y humana; se quiere destruir a la Virgen Santísima, la Madre que ha engendrado a la Iglesia en el dolor y en el amor sin límites. Sois hijos predilectos llamados para colaborar, con la oración y el sufrimiento, para que la Iglesia no sea destruida como el Infierno y sus aliados quisieran. 

Realmente unidos 

Acordaos de la Comunión de los Santos: estáis realmente unidos a nosotros. 
Es un poco tibia vuestra fe en este gran Misterio. 
Somos hijos del mismo Padre celeste, tenemos en común la misma santa Madre, circula en nosotros la misma linfa vital. 
Tenemos los mismos intereses: la gloria de Dios para propugnar en todas partes, la realización de la voluntad divina. No olvides nunca que la muerte corporal os separa solo físicamente, pero no espiritualmente. Este grande y misterioso dogma, no basta con creerlo vagamente. 
Debe ser vivido en su realidad humana y sobrenatural. El hilo de la vida no se rompe enteramente sino sólo parcialmente. Os repito: ¡vivid este Misterio día y noche!  

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