Dichoso quien socorre al indefenso
01 Del maestro de coro. Salmo de David.
02 Feliz el que se ocupa del débil y del pobre: el Señor lo librará en el momento del peligro.
03 El Señor lo protegerá y le dará larga vida, lo hará dichoso en la tierra y no lo entregará a la avidez de sus enemigos.
04 El Señor lo sostendrá en su lecho de dolor y le devolverá la salud.
05 Yo dije: «Ten piedad de mí, Señor, sáname, porque pequé contra ti».
06 Mis enemigos sólo me auguran desgracias: «¿Cuándo se morirá y desaparecerá su nombre?».
07 Si alguien me visita, habla con falsedad, recoge malas noticias y las divulga al salir.
08 Mis adversarios se juntan para murmurar contra mí, y me culpan de los males que padezco, diciendo:
09 «Una enfermedad incurable ha caído sobre él; ese que está postrado no volverá a levantarse».
10 Hasta mi amigo más íntimo, en quien yo confiaba, el que comió mi pan, se puso contra mí.
11 Pero tú, Señor, ten piedad de mí; levántame y les daré su merecido.
12 En esto reconozco que tú me amas, en que mi enemigo no canta victoria sobre mí.
13 Tú me sostuviste a causa de mi integridad, y me mantienes para siempre en tu presencia.
14 ¡Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, desde siempre y para siempre! ¡Amén! ¡Amén!
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