MENU

jueves, 26 de marzo de 2015

EL JESUS QUE VIO SANTA FAUSTINA



Jesus Misericordioso de Kazimirowski
El padre Sopocko (confesor de sor faustina Kowalska) encargó el cuadro de Jesús Misericordioso a principios de 1934 en Vilna (Vilnius, Lituania), al pintor Eugeniusz Kazimirowski. El piso del padre Sopocko y el piso de Kazimirowski junto con su estudio se encontraban en el mismo edificio.
El cuadro con la imagen del Jesús Misericordioso nacía en el ambiente lleno del misterio de los milagros Divinos: las experiencias místicas vividas por Santa sor Faustina. El padre Miguel Sopocko parcialmente le dio a conocer al pintor la misión de la sor Faustina y le comprometió a guardar el secreto. Este pintor muy apreciado y muy culto renunició a su propia concepción artística para representar detalladamente lo que relataba sor Faustina, quien venía al estudio del pintor por lo menos una vez a la semana, durante medio año, para añadir los detalles e indicar los errores. Quería que la imagen del Jesús Misericordioso fuera igual a la imagen revelada en sus visiones. En el proceso de pintar el cuadro participó activamente el p. Miguel Sopocko – el fundador de la obra, quien, a petición del pintor, posó para el cuadro vistiendo un alba. El tiempo pasado juntos dedicado a pintar fue una oportunidad para una interpretación más profunda del contenido del cuadro. Las cuestiones discutibles resolvía el Mismo Señor Jesús (Diario 299; 326; 327; 344). Muy significativa fue la conversación que mantuvo sor Faustina con Jesucristo sobre el cuadro pintado:
(…) Cuando estaba en el taller de aquel pintor que pintaba el cuadro, vi que no era tan bello como es Jesús. Me entristecí mucho por eso, sin embargo, lo oculté profundamente en mi corazón. (…) la Madre Superiora se quedó en la ciudad para arreglar algunos asuntos, yo volví sola a casa. En seguida fui a la capilla y Iloré muchísimo. Le dije al Señor: ¿Quién Te pintará tan bello como Tú eres? De repente oí estas palabras: No en la belleza del color, ni en la del pincel, está la grandeza de este cuadro, sino en Mi gracia” (Diario, 313).
De esta conversación emana la sinceridad de la persona a la que le había sido concedida una gracia sobrenatural y que en sus vivencias místicas vio la belleza del Salvador Resucitado. El Señor Jesús muchas veces aparecía a sor Faustina en la forma en la que está demostrado en el cuadro (Diario 473; 500; 851; 1046; 1565) y también, en repetidas ocasiones exigió que ese cuadro fuese expuesto para la adoración pública. Eso demuestra que el Señor Jesús aceptó la imagen pintada en el cuadro, santificándolo con su viva presencia.
Durante seis meses Sor Faustina venía al estudio del pintor para dar indicaciones y los detalles del aspecto del cuadro. El Padre Sopocko personalmente se encargó de que el cuadro fuera pintado exactamente según sus indicaciones. El lienzo, sobre el cual se representó la imagen, se ajustó a las medidas de un marco viejo regalado anteriormente por una de las parroquianas.
El cuadro fue pintado durante seis meses, cuando ya estaba listo, el p. Sopocko quería asegurarse de cómo tenía que ser introducido el texto en el cuadro. Pidió a sor Faustina que lo preguntase al Señor Jesús:
“Una vez el confesor (Padre Sopocko) me preguntó cómo debía ser colocada la frase, ya que todo eso no cabía en la imagen. Contesté que rezaría y que daría la respuesta la semana siguiente. Al alejarme del confesionario, y pasando cerca del Santísimo Sacramento, recibí el entendimiento interior de cómo debía ser la frase. Jesús me recordó lo que me había dicho la primera vez, es decir, que estas tres palabras debían ser puestas en evidencia. Las palabras son: Jesús, en Ti confío” (Diario, 327).
“Ofrezco a los hombres un recipiente con el que han de venir a la Fuente de la Misericordia para recoger gracias. Ese recipiente es esta imagen con la frase: Jesús, en Ti confío” (Diario, 327).
El texto dictado, que constituye un elemento importante de la indicada forma del culto a la Misericordia, fue puesto por el padre Sopocko en una placa colocada en la parte inferior del cuadro. A la petición expresa del Señor Jesús transmitida a sor Faustina, el padre Sopocko pidió el permiso para colgar el cuadro en la Iglesia de San Miguel en Vilna, de la que era rector.
Gracias a los esfuerzos del p. Sopocko, desde el 26 hasta el 28 de abril de 1935, durante las celebraciones finales del Jubileo de 1900 años de la Redención del Mundo en la Puerta del Amanecer en Vilna, la Imagen del Misericordioso Salvador por primera vez fue adorada por una multitud de fieles que participaban en las oraciones. Esa celebración coincidió con el primer domingo después de la Pascua, Sor Faustina participó en ella, y la homilía sobre la Misericordia Divina fue predicada por padre Sopocko, tal como lo había exigido Jesús.
“Durante tres días la imagen estuvo expuesta en público, y recibió la veneración pública porque había sido colocada en la Puerta del Amanecer en lo alto de un ventanal, por eso se la veía desde muy lejos. Durante esos tres días en la Puerta del Amanecer fue celebrada con solemnidad la clausura del Jubileo de la Redención del Mundo, el décimo noveno centenario de la Pasión del Salvador. Ahora veo que la obra de la Redención está ligada a la obra de la misericordia que reclama el Señor” (Diario, 89).
“Cuando esta imagen fue expuesta, vi un movimiento vivo de la mano de Jesús que trazó una gran señal de la cruz. Por la noche del mismo día (…) vi que la imagen estaba pasando sobre una ciudad y aquella ciudad estaba cubierta de redes y de trampas. Jesús, al pasar cortó todas las redes (…)” (Diario, 416).
“Cuando estaba en la Puerta del Amanecer durante las celebraciones en las cuales fue expuesta esta imagen, estuve presente durante el sermón que predijo mi confesor (M. Sopocko); el sermón fue sobre la Divina Misericordia, fue el primero de los que exigía el Señor Jesús desde hacía mucho tiempo. Cuando empezó a hablar de esta gran misericordia del Señor, la imagen tomó un aspecto vivo y los rayos penetraron en los corazones de las personas reunidas, pero no en grado igual, unos recibieron más y otros menos. Una gran alegría inundó mi alma viendo la gracia de Dios” (Diario, 417).
“Cuando terminaba el oficio y el sacerdote tomó el Santísimo Sacramento para impartir la bendición, súbitamente vi al Señor Jesús con el mismo aspecto que tiene en esta imagen. El Señor impartió la bendición y los rayos se extendieron sobre el mundo entero. Vi una claridad inaccesible en forma de una habitación de cristal, tejida de ondas de luz impenetrable a cualquier criatura o espíritu. En la claridad había tres puertas y en ese instante Jesús, con el mismo aspecto que tiene en la imagen, entró en aquellla luz a través de la segunda puerta, al interior de la claridad” (Diario, 420).
La celebraciones de la Puerta del Amanecer en Vilna fueron para la sor Faustina una señal y cumplimiento de las gracias anunciadas anteriormente – una manifestación pública de la fuerza enorme de la Misericordia Divina.
El 4 de abril de 1937, con el permiso del Metropolitano de Vilna, arzobispo Romuald Jalbrzykowski, el cuadro con la imagen del Salvador Misericordioso, tras haber recibido la opinión positiva de los expertos, fue llevado a la iglesia de San Miguel en Vilna, dónde empezaron a rodearlo de veneración cada vez mayor. Según la comisión de expertos convocada en 1941 por la orden del Metropolitano, afirmó que “El cuadro constituye una obra de arte y un ejemplo de arte contemporáneo religioso de valor.” (Protocolo de la Comisión de la evaluación y la conservación del cuadro de Jesús Misericordioso en la Iglesia de San Miguel de Vilna de 27 de mayo de 1941 firmado por expertos: Profesor de la historia de arte dr. M. Morelowski, Profesor de dogmática padre dr. L. Puchaty y el Conservador padre Dr P. Sledziewski).
En la posterior correspondencia con el p. Sopocko sor Faustina escribe: “Dios me hizo conocer que estaba satisfecho con lo que ya se había hecho. Sumergiéndome en la oración y en la cercanía de Dios sentí en el alma una paz profunda por la totalidad de esta obra. (…) Y en lo que se refiere a esas imágenes (copias pequeñas), (…) La gente las compra, poco a poco, y unas almas ya han recibido la gracia de Dios que ha fluido de esa fuente. Como todo, también esto va a ir lentamente. Las imágenes no son tan bonitas como el cuadro grande. Las compran esos a los que atrae la gracia de Dios” (fragmento de la carta de Cracovia, 21 de febrero 1938).

No hay comentarios:

Publicar un comentario