O LLENAMOS NUESTRAS IGLESIAS O PRONTO SE VACIARAN NUESTROS SAGRARIOS |
Estamos en una sociedad violentamente apóstata... Preparémonos a defender a Cristo-Eucaristía¿Qué pasaría si una buena mañana los obispos de toda Europa llegasen a la misma conclusión que el de Belley-Ars (monseñor Pascal Roland), y de repente todos los sagrarios de Europa quedasen vacíos y con sus puertas abiertas, para dejarnos claro que la marcha de Cristo de nuestras ciudades y de nuestras iglesias es la inevitable consecuencia de nuestra falta de amor y dedicación a Él?Como un refugiado más, odiado o despreciado por sus vecinos... falto de nadie que le defienda y le ampaare... Cristo avandonará nuestras iglesias dejando un ostentoso vacío... tan ostentoso como el que dejan nuestros hermanos perseguidos... robados... violados... torturados y asesinados en oriente.¡Qué horrible paralelismo! ¡Qué horrible desprecio el que en todo Occidente hacemos a Cristo y a los que con su sangre y con sus vidas sí testimonian a Cristo cada segundo de sus existencias! ¡Hemos de acompañar a Cristo-Eucaristía! ¡Hemos de visitar a Cristo en el sagrario y hemos de defender con nuestra presencia nuestras iglesias para evitar su profanación! Les dejo con un magnífico artículo de Juan Carlos Polavieja, publicado hace justo 3 meses y que debería de hacer recapacitar a todos los cristianos... Efrén de Pablos La eucaristía retirada de Ars (Por Juan Carlos Polavieja)
Este no es un artículo para discutir la medida adoptada por el obispo de Belley-Ars, monseñor Pascal Roland, que probablemente tenía difícil hacer otra cosa, sino para reflexionar sobre las dimensiones de la tragedia que representa la retirada de la Eucaristía en esa comarca tan representativa del catolicismo francés. Quizá era inevitable que los robos frecuentes en templos vacíos de fieles, la profanación continuada de las Sagradas Formas y la impotencia de los pocos asiduos de cada localidad, no dejasen otra solución al obispo que “solicitar que el Santísimo Sacramento sea retirado de los tabernáculos de todas las iglesias y capillas, y depositado en lugar seguro…”
Es decir, sacado el Señor de unos templos que, sin su presencia, se convierten en espacios desolados, por mucha oración que se haga en ellos. La ordenanza diocesana prosigue señalando que “la puerta de los tabernáculos permanecerá ostensiblemente abierta”, es decir, que los sagrarios deberán mostrar que están vacíos. Medida pensada, sin duda, para mover a los fieles de cada localidad a la reflexión. Entrar a rezar en una capilla y encontrar el sagrario abierto y vacío es una triste experiencia, aunque es dudoso que haga recapacitar a los fieles sobre la tragedia que entraña. Porque los cristianos de hoy, por desgracia, no siempre tenemos una idea cabal de las consecuencias que acarrea la ausencia de Jesucristo. La buena voluntad de Mons. Roland parece indudable: Se ve reflejada en su ordenanza, con esa condición de la “suficiente presencia de fieles” que se juzga necesaria para permitir la vuelta de Santísimo |
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