01 Yavé me dirigió su palabra:
02 «Hijo de hombre, vuelve tu mirada hacia las montañas de Israel y profetiza contra ellas.
03 Dirás: Montañas de Israel, escuchen la palabra de Yavé. Esto dice Yavé a las montañas y a las colinas, a las quebradas y a los valles: Enviaré en su contra la espada, voy a destruir sus santuarios altos.
04 Sus altares serán derribados, sus altares para el perfume serán rotos. Haré que sus habitantes sean masacrados delante de sus ídolos.
05 Dispersaré sus huesos alrededor de sus altares.
06 Doquiera ustedes habiten, serán devastadas las ciudades y derribados los santuarios altos, sus altares serán abandonados, sus ídolos rotos, sus altares para el perfume destruidos.
07 Sus habitantes serán masacrados en medio de ustedes y sabrán que yo soy Yavé.
08 Algunos, sin embargo, escaparán a la espada, dejaré un resto en medio de las naciones cuando los haya dispersado entre ellas.
09 Los sobrevivientes se acordarán de mí en medio de las naciones en las que yo quiero que sean prisioneros; romperé su corazón adúltero que se alejó de mí, y sus ojos adúlteros que miraban a los ídolos, tendrán vergüenza de sí mismos por todo el mal que hicieron y por los horrores que cometieron.
10 Entonces sabrán que yo soy Yavé
11 Esto es lo que dice Yavé: Aplaude, patalea y di: ¡Bien hecho! Cuando veas que la casa de Israel cae por la espada, el hambre y la peste, te acordarás de todas sus inmundas porquerías.
12 El que esté lejos morirá de peste, el que esté cerca caerá por la espada, el sobreviviente morirá de hambre: mi cólera se descargará hasta el final.
13 Sabrán que yo soy Yavé cuando los muertos se amontonen al lado de los ídolos, cerca de sus altares, en todas las colinas elevadas, bajo cualquier árbol verde y bajo cualquier frondosa encina, doquiera hayan ofrecido a sus porquerías el buen olor del incienso.
14 Los abatiré completamente, convertiré su país en una soledad, en una ruina doquiera habiten, desde el desierto hasta Ribla. Entonces sabrán que yo soy Yavé.»
Se acerca la tragedia
01 Yavé me dirigió su palabra:
02 «Hijo de hombre, así habla Yavé a la tierra de Israel: ¡Es el fin! ¡Llegó el final a los cuatro rincones del país!
03 Ahora es el fin para ti. Voy a desatar mi cólera contra ti, te juzgaré de acuerdo a tu comportamiento y haré recaer sobre ti todos tus crímenes.
04 Mi ojo no te perdonará, seré inclemente. Haré recaer sobre ti tu conducta, y te recordaré todos tus crímenes; entonces sabrán que yo soy Yavé.
05 Esto dice Yavé: Ya llega la desgracia, una desgracia única.
06 Es el fin, se acerca el fin, se muestra aquí y acullá.
07 Es tu turno, habitante del país, llegó el momento, se acerca el día; no faltará, no tardará.
08 Voy a hacer que mi cólera se derrame sobre ti; se descargará mi cólera sobre ti y te juzgaré según tu conducta. Haré que pagues todos tus crímenes.
09 Mi ojo no te perdonará, seré inclemente, haré que pagues tu conducta y me recordaré de tus crímenes; entonces sabrán que yo, Yavé, soy quien castiga.
10 ¡Este es el día! ¡La insolencia floreció, el orgullo se expandió,
11 la violencia reina, castiga perversamente.
12 ¡Llegó el momento, llegó el día! Que el comprador no se alegre, que el vendedor no se que je ( ),
13 porque el vendedor, aunque quede con vida, no recuperará su mercadería. Cada uno vive en su injusticia, ¿dónde, pues, hallarán fuerzas?
14 Sonará la trompeta, harán los preparativos, pero nadie partirá al combate ( ).
15 La espada aguarda al que sale afuera. El que está en el campo morirá a espada, el que está en la ciudad será presa del hambre y de la peste.
16 Los que escapen vagarán por la montaña como palomas asustadas; todos morirán, a causa de su pecado.
17 Todos los brazos serán abatidos y las rodillas quebrantadas.
18 Se cubrirán de sacos, pero el terror los envolverá; la vergüenza cubrirá su rostro y todas las cabezas serán rapadas.
19 Tirarán por las calles su plata y arrojarán su oro a la basura. Esto no calmará su hambre ni llenará su estómago, ya que todo eso solamente los conducirá al mal.
20 En su ?Joya?, que constituía su orgullo, pondrán sus miserables ídolos, y por ello yo se la convertiré en algo horroroso.
21 La entregaré en manos de extranjeros, y como botín a la gente malvada del país, que la profanarán.
22 Apartaré mi vista de ellos, mi tesoro será profanado; entrarán los ladrones y lo profanarán.
23 Harán allí una masacre porque el país está cubierto de sangre y la ciudad repleta de violencia.
24 Humillaré la soberbia de los violentos y sus santuarios serán profanados.
25 Reinará la angustia, buscarán la paz, pero ésta no llegará.
26 Desgracia tras desgracia, una mala noticia tras otra; los profetas no tendrán más visiones, los sacerdotes, nada más que decir, los ancianos no sabrán más qué aconsejar.
27 El rey estará de duelo, colmado de espanto, a los nobles les temblarán las manos; los trataré de acuerdo a su comportamiento, tendrán la sentencia que se merecen y sabrán que yo soy Yavé.»
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