Bajo el signo del rosario, sabemos que no estamos solos. María nos acompaña... ¿Por qué? ¿Por qué María quería estar en medio de su pueblo, con sus hijos y su familia? ¿Siguiendo siempre a Jesús, al lado de la multitud?
Ella, como buena madre, no quiso abandonar a los suyos, todo lo contrario, siempre estuvo en donde podría necesitarla uno de sus hijos. Y esto sólo porque Ella es madre.
Una madre que ha aprendido a escuchar y vivir entre muchas dificultades: "No tengas miedo", "el Señor está con vosotros" (cf. Lc 1, 30.28). Una madre que continúa diciendo: “Haced todo lo que él os diga" (Jn 2, 5). Es su invitación constante y continua.
No tiene un programa propio, no viene a decirnos algo nuevo, sólo que su fe acompaña nuestra fe.
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